En el día de ayer el Consejo de Ministros decretó una ayuda para el mundo de la cultura puesto que, según Rodríguez Uribe, ésta no puede quedar atrás al respecto de cualquier actividad que se precie. Claro que, ese dinero que se ha decretado tiene como finalidad ayudar a los titiriteros, es decir, el mundo del celuloide y sus correligionarios, algo que me parece muy bien. Lo que no entiendo yo y ceo que nadie lo comprenda son los motivos por los cuales, la tauromaquia, una vez más se queda desnuda frente al mundo.

Lo antes dicho no pasa de ser una metáfora definitoria puesto que, quien suscribe sí tiene claro los motivos por los cuales este absurdo gobierno que tenemos y, como ministro de cultura, al gordito de turno, el que no apoyará jamás la fiesta de los toros que, el hombre, desde su mundo interior imagino que tampoco le desagradaría ayudar al mundo de los toros porque, como una vez confesó, no es amante de los toros-ni de nadie- pero que observaba la fiesta con respeto.

Convengamos que, ser ministro de cultura en los momentos actuales no es otra cosa que cobrar un sueldo astronómico pero que nadie hará caso del ministro, sencillamente porque las huestes que residen en La Moncloa no están por la labor. Es más, ser ministro de cultura eso no “vende” en la actualidad ¿Se imagina alguien a Pedro Sánchez y al coleta ayudando al mundo de los toros mediante el ministerio de cultura? Vamos que, esa imagen no la veríamos ni en una película de Luis García Berlanga. Aunque nos duela, reconozcámoslo, para nuestro gobierno somos unos apestados a los que nadie nos prestará ayuda. Parece cruel lo que digo, pero es la auténtica realidad de lo que está ocurriendo.

Llevamos toda una vida aportando millones a las arcas del Estado mediante el mundo de los toros y, somos unos reptiles a batir. Sepamos que, lo que pasa en España no ocurre en ninguna parte del mundo. Hemos aportado cantidades insospechadas para que con estos impuestos de hicieran carreteras, hospitales, que se atendieran miles de vicisitudes de cualquier orden. Y esto no es una invención mía, es una lógica que aplasta; como lo pueda hacer Amancio Ortega o Florentino Pérez pero, al igual que el gobierno desprecia a los genios mencionados, en nuestro caso la situación es más dantesca todavía.

Rodríguez Uribe no es más que un muñeco de trapo manejado por sus jefes que, poseedores del odio más exacerbado hacia la fiesta de los toros, como se le ocurra al bueno de José Manuel abrir la boca para pedir clemencia para el mundo de los toros, se la tapan de inmediato. Es decir, en el gobierno actual, hasta el mismísimo Pedro Sánchez es un titiritero a las órdenes del bolivariano. Si no puedes con tu enemigo, alíate con él, la máxima de Iglesias que le ha venido como anillo al dedo.

Si ya éramos –los toros- la escoria de la sociedad al respecto de nuestro gobierno, faltaba la desdicha que nos ha sumido en el más absoluto caos de que, como es natural y lógico, dudo que podamos salir; el mundo de los toros, seguro que no. Quizás a final de año atisbemos la luz para que en la próxima temporada puedan organizarse corridas de toros pero, cuidado, el enemigo lo tenemos en casa porque, como es sabido por todos, todo será que ese pájaro de mal agüero coletudo por más señas, aproveche la coyuntura, se saque un referéndum de la mano y, como hiciera el mal nacido de Ecuador, Rafael Correa, nos deje sin toros para siempre, cosa que no descarto en lo más mínimo; castillos más grandes han caído.

Lo que me duele de esta situación es que, a estas alturas de la película, que todavía queden tribus urbanas capaces de votar a estos desaprensivos que, como finalidad, lo único que saben es mentir, por tanto, engañar al pueblo que les votó pero, claro, si ese pueblo es boludo hasta decir basta, ello demuestra que todavía nos pasa poco.

Estamos en la antesala de la quiebra en todos los órdenes y, mientras la izquierda lo destruye todo, cuando ya apenas quede nada y millones de esos que votaron la maldad se queden en la puta calle, serán entonces cuando unos hombres de bien restaurarán el orden en todos los sentidos y, sin duda, reactivarán la economía para que pueblo no se muera de hambre; como digo, la historia de siempre desde que se instauró la democracia que, a todos los vivos de turno les ha venido como anillo al dedo. Ya sé que la democracia es el menor de los males para el funcionamiento de un país pero, a su vez, esa democracia alberga dictadores al más alto nivel. ¿Lo duda alguien?

A estos tipos indecentes que dicen gobernar el país, el confinamiento les ha venido como agua de mayo porque, fijémonos, el pueblo secuestrado mientras que ellos, entre mentiras y falsedades han hecho lo que les ha venido en gana pero, todo, a salto de mata, sin la menor coherencia y, sabedores del gran problema que teníamos encima, el 8 de marzo maldito sacaron a sus huestes a la calle para reivindicar la basura que al día siguiente nos caería encima. Eso sí, no pasa nada, ya tenemos casi ocho millones de personas en el paro, toreros incluidos, pero éstos sin cobrar. La hecatombe está servida pero, los boludos, ellos y los que les votaron ni siquiera se han dado cuenta. Como dijera la señora Isabel Díaz Ayuso, al paso que vamos, dentro de menos de “cinco minutos” los disturbios en todos los órdenes serán mayúsculos, exactamente el día que Cáritas no pueda atender a los que pasan hambre.

Observen la foto: ¿Le fiaría alguien un céntimo al personaje que retratamos? Sobran las palabras.