Ayer tarde tuvo lugar en la plaza de toros de Alicante, como aperitivo a lo que será su feria para la próxima semana, un acto entrañable puesto que, el doctor don José María Reyes, cirujano titular de la enfermería de dicha plaza abandonaba su cargo, algo que supimos en el transcurso del Pregón Taurino que llevó a cabo dicho doctor, una persona insigne donde los hubiere.

Como no podía de ser de otro modo, el doctor Reyes contó anécdotas de todo tipo relacionadas con el mundo de los toros, una alocución que extasió el numeroso público que se congregó en el ruedo de la plaza de España. No era para menos puesto que, don José María Reyes, eminencia de la cirugía taurina ha salvado a muchos toreros, entre ellos y como último logro, al diestro Manuel Escribano en aquella cogida gravísima que sufrió en nuestro ruedo, una cornada que, de no ser por la pericia del prestigioso cirujano, nadie sabe qué hubiera sido de la vida del admirado diestro de Gerena.

La torería al completo estuvo en Alicante arropando al afamado doctor puesto que, allí estaban todos los que debían, entre ellos el señor Luis Barcala como alcalde de Alicante, la señora María del Carmen de España como concejala de cultura, diversos miembros del consistorio, el empresario señor Nacho Lloret y todos los toreros de Alicante, periodistas, aficionados y todo un elenco de personas que, dotados de la más bella sensibilidad quisieron gozar de la palabra del doctor Reyes que, como se demostró, le sobra carisma para cautivar.

La pena, como digo, especialmente para los toreros, es la retirada de su actividad del doctor José María Reyes pero, como él confesara, la enfermería se queda en buenas manos puesto que, los que eran sus ayudantes toman el relevo y, a no dudar, habiendo estado a su lado seguro que han aprendido para poder desarrollar una labor que, por momentos y en ocasiones, se torna de un dramatismo sin parangón.

Alicante, especialmente su plaza de toros al igual que todos los toreros a los que ha curado, todos estaremos en deuda para con tan insigne doctor. No solo lamentan los toreros la marcha del prestigioso cirujano, lo lamentamos todos puesto que, además de los hombres que se juegan la vida, los aficionados, sabedores todos de quién vigilaba la enfermería, todos estábamos dichosos al saber que, cualquier eventualidad que ocurriere, todo estaba en las mejores manos.

Al final, el numeroso público congregado en el ruedo de la plaza de toros, todos ovacionaron al doctor Chema Reyes puesto que, Alicante, sus aficionados, los toreros y cualquiera que tenga un mínimo de sensibilidad, todo el mundo sabe de la grandeza de este hombre singular y carismático al que desde estas páginas, como admiradores suyos, le deseamos un feliz retiro y que tenga una larga vida, cuando menos, para que pueda seguir dándonos consejos, especialmente a los doctores que le han relevado.

Mostramos diversas imágenes del acto gracias a las fotos que nos ha mandado Pepe Tébar.