Pensar que un maldito político, en su cargo y en las funciones que otorga su mandato, que dichos atributos los utilicen para la maldad es algo que me corroe las entrañas. Es el caso de Rocío Ruíz que, en su cargo como consejera de Igualdad del gobierno de la Junta de Andalucía, ha tenido el “valor” de prohibir los espectáculos cómico taurinos de las enanitos toreros, como sucedió en Baza días pasados puesto que, como el mundo sabe, siempre se ganaron la vida con este tipo de eventos que, para mayor dicha, han sido siempre la admiración de todos los públicos, jóvenes, niños, adultos…..porque en dichos espectáculos la risa y la diversión están servidas.

Los enanitos no son personas discapacitadas porque, por el hecho de ser bajito ¿ya debemos de considerar a un ser humano discapacitado? Así lo ha sentenciado y ratificado esa señora que ejerce en política que, su mayor mérito no es otra que ser discapacitada para el cargo que ocupa. Para colmo, Rocío Ruíz, no pertenece a la izquierda radical que, para mayor desdicha todavía suena peor. En realidad, en política, descerebrados los hay en todas las formaciones y, en Ciudadanos, como se demuestra, no es una excepción. Luego, en el colmo de la desfachatez y del horror más absurdo, la susodicha dice no estar en contra de los espectáculos taurinos pero sí, como ha sucedido, contra los que más falta les hace, los enanitos toreros que, por su condición, ha sido en estos espectáculos donde se han ganado ese trozo de pan imprescindible para poder sobrevivir.

Es horrible el hecho de que tengamos que convivir con políticos nefastos como el de esta señora que, por sus acciones, nos demuestra su total incapacidad para entender a unos seres humanos que están mucho más necesitados que el resto de los mortales. Vox, lógicamente, se posicionó en contra de la arbitrariedad de esta mujer estúpida pero no consiguió el resultado apetecido que no era otro que, abolir un decreto absurdo que, al estilo de Nicolás Maduro, se sacó de la manga la indeseable señora. Mientras todo eso ocurre, ante el hecho comentado, ¿qué posición toma en el asunto Juan Manuel Moreno en calidad de Presidente de la Junta de Andalucía? ¿Será que le tiene miedo a la pájara y por eso ha dado la callada como respuesta?

Y dice la nefasta Rocío Ruíz defender a los enanitos al quitarles el trabajo que tienen; ver para creer que, en realidad, en el mundo de la política lo podemos esperar todo. Imagino que esas personitas admirables, ante el hecho citado, para sus adentros, se estarán acordando de toda la generación de Rocío Ruíz porque, en mi caso, así estaría yo. ¿Qué consejo podríamos darle al colectivo de los enanitos? Hombre, recursos tienen pocos pero, como reivindicación deberíamos decirles que acudieran todos frente al palacio San Telmo con una pancarta que dijera: “Gracias, Rocío, por quitarnos el pan, a partir de mañana comeremos todos en tu casa, estúpida”

Y, mucho cuidado con la derecha que, al parecer, dormimos con el enemigo. Lo de Rocío Ruíz es un acto criminal donde los haya pero, el silencio de Juan Manuel Moreno nos tiene más que preocupados. Si este hombre es el máximo dirigente de la comunidad andaluza, en su cargo de presidente de la Junta de Andalucía, a estas alturas ya debería de haber destituido a Rocío Ruiz por ineptitud, negligencia, maldad y malas formas al quitarles el trabajo a unas personas honradas que, por las limitaciones de altura no pueden, por ejemplo, conducir una Harley Davisson, amén de otros oficios que, por sus carencias se les hace imposible llevar a cabo pero, como artistas de los espectáculos taurinos, en ello son auténticos reyes. Es una profesión que proyectó hace muchísimos años don Pablo Celis que, al frente del Bombero Torero, a su albur, durante muchos años nacieron distintos grupos que, todos, sin condición, hacían las delicias de las gentes. Lo que ha sido una institución durante muchísimos años, ahora, por obra y gracia de una discapacitada mental, todas estas personas se quedan sin trabajo.

Los políticos, por regla general, lo que le suceda al pueblo les trae sin cuidado porque ellos perciben emolumentos astronómicos y, por no saber, dado su cargo, no saben lo que vale un café y mucho menos un barra de pan porque, no acuden a esos lugares donde vamos los mortales a diario. Si saben, como se demuestra cada día, dictar leyes para la destrucción del propio ser humano, el caso de los enanitos toreros es una prueba sangrante de lo que digo y, para colmo, se creen que le están haciendo un bien a la humanidad. ¿Cabe despotismo mayor? Entiendo que, para ejercer la política, antes de entrar en la misma, cualquier individuo/a del partido que fuere, debería ser examinado por un psiquiatra para determinar su grado esquizofrénico y, si superara la prueba, que accediera al cargo. Si esto se hiciera habría muchas sorpresas y, la innombrable citada no hubiera llegado al cargo que ocupa.

En las instantáneas, varios pasajes del grupo Popeye Torero.