Cuentan que Emilio de Justo ha pedido a la empresa de Madrid matar cuatro corridas de toros en la próxima feria de San isidro, eso sí, exigiendo, entre otras divisas, la de Victorino Martín, un gesto de torero auténtico y, en las manos y sentidos de Emilio de Justo, su obra toma un cariz importantísimo porque, si de figuras hablamos, solo él ha sido capaz de pedir matar los Albaserradas.

Después de tantos años se le está haciendo justicia a Emilio de Justo, un valor que se lo ha ganado él con su actitud fantástica como torero, un hombre que puede presumir de triunfos inenarrables, la mayoría de ellos enfrentándose al toro encastado y fiero, la prueba más reciente es todo lo que consiguió el pasado año como por ejemplo, cortarle las dos orejas a un Victorino en Sevilla, salir dos veces por la puerta grande de Madrid y firmar una de sus actuaciones más rotundas en la pasada feria de Cali, desorejando a tres toros de Victorino.

Lo de este año respecto al diestro de Torrejoncillo nos lo sabemos de memoria; apostó como nadie para matar seis toros encastados en Madrid en la primera corrida de la temporada en Las Ventas y, tras una faena brillantísima a un toro de Pallarés que tenía raza y casta para parar mil trenes, le cortó una rotunda oreja Emilio para, tras la estocada, caer herido con un percance que, a priori, nos hizo sospechar lo peor; pasó casi la temporada en blanco tratando de recuperarse pero, ante todo, Dios hizo el milagro de que la cogida no tuviera la gravedad que todos sospechaban en un principio. Reapareció en Almería y todas sus actuaciones hasta final de temporada la saldó con éxitos de clamor.

¿Quién es el valiente que puede presumir de una hoja de servicios como la suya? Pocos, muy pocos pueden llegar a su altura y, como digo, el diestro no se ha envilecido en lo más mínimo y, con la dignidad de siempre, quiere entregarle a Madrid todo aquello que quedó en el tintero por culpa de aquella horrible cogida. Es más, como ha confesado, hasta barrunta matar seis toros en Las Ventas a lo largo de la temporada venidera, sencillamente para rubricar aquella tarea inacabada cuando, como dije, no pudo culminar la proeza que tenía prevista por la cogida antes citada.

Desde luego, si Emilio de Justo firma cuatro tardes en Madrid, les aseguro que no se parecerá en nada a Alejandro Talavante que, las firmó esta temporada y todo quedó en una declaración de intenciones puesto que, a una figura de su talla se le esperaba muchísimo y, defraudó por completo. No es el caso –no lo será- de Emilio de Justo que, curtido en mil batallas, muchos de los toros que ahora lidia le parecen entrenamientos en el campo.

Estamos, como es notorio, ante un torero de época, un diestro que ha sido capaz de emocionarnos hasta la locura y, desde que empezó su singladura como torero, matando lo que nadie quería, justamente lo que debería de haberle abocado al fracaso pero, su grandeza es infinita, de ahí que, casi siempre, con el material inadecuado supo encaramarse a lo más alto para tocar ahora la gloria con sus manos. Los aficionados, sin duda que nos atenace, le esperamos con inusitado fervor porque, ya tiene que tocarle un toro malo y cabrón como para que Emilio de Justo no sea capaz de triunfar y, lo que es mejor, convencer a todo el mundo.

En la imagen, Emilio de Justo en Madrid, enfrentándose al toro de Pallarés, al que le cortó una rotunda oreja y que tan gravemente le lesionó entrando a matar.