Así han definido los medios oficialistas la feria de Castellón, como un hecho histórico que, en honor a la verdad, tiene tintes de serlo porque no se puede ser más reiterativo y vulgar en la confección de unos carteles. Alguien diría que me he vuelto loco porque en dicha feria están todas las figuras y, en su mayoría, por partida doble. No es mala cosa.
Claro que, la pena es que esas figuras que se anuncian a bombo y platillo, incluso algunos hacen doblete, todos se enfrentan a los toros de la “casa”, es decir, sangre Domecq en todas sus vertientes lo que nos hace sospechar que el bostezo está asegurado. Es lo que hay, diría el otro. Y tendría razón. Al igual que la tenemos nosotros para criticar la reiteración constante de unas ganaderías “emblemáticas” en las que, al parecer, para las figuras actuales no existe otro tipo de sangre si no es Domecq.
Llama la atención la corrida de Victorino Martín en la que, como se sabe, la matarán Miguel Ángel Perera, ya en el declive total de su carrera y Emilio de Justo, el único torero que hace un doblete justo en Castellón y que, como sigue demostrando cada temporada, no se le olvida que, con el toro auténtico es con el que se encaramó en lo más alto del escalafón. Es cierto que, De Justo brilla muchísimo con el toro encastado, de ahí que lo suyo sea todo un acierto al matar los Albaserradas a los que conoce como nadie y que con toda seguridad le aportarán un triunfo legítimo. No quiero pensar que el gran Emilio de Justo devuelva el triunfo en día que se enfrentará con los burros de Juan Pedro junto a Morante. Como vemos, Emilio de Justo se ha acartelado de un extremo al otro, desde la verdad del toro auténtico, al animalito domesticado y sin fuerzas como son los de Juan Pedrito.
Han entrado en dichos carteles Pablo Aguado y Juan Ortega, los dos chavales sevillanos que tanto han ilusionado a los aficionados y, para colmo, hasta Tomás Rufo tiene su oportunidad al igual que le ha sucedido a Ginés Marín, algo que nos suena a milagro, pero es una realidad que no podemos obviar. Es cierto que, esos dobletes de varias figuras es lo que impide que otros jóvenes pudieran haber entrado en dicho serial, incluso toreros como Sergio Serrano, el mayor adalid de la verdad actual en el toreo, deberían de haber tenido un lugarcito para demostrar su valía, como debería de haber estado Paco Ureña en dichos carteles. Claro que, una cosa son las ilusiones de los aficionados que seguimos clamando justicia y otra muy distinta los intereses que se forjan en los despachos que, vete tú a saber todo lo que allí dentro se cuece.
Al respecto de tanto botafumeiro como se le ha dado a dichos carteles, todos se podría resumir en una sola frase, más de lo mismo. ¿Acaso no existen más ganaderías en España que las de Domecq en sus vertientes? Esos artistas que se anuncian, de hacerlo con corridas encastadas, eso lograría que se llenara el coso cada tarde cuando, como así presagio, dudo que se cubra poco más de media plaza en cualquiera de los carteles. Nada, que no aprendemos; está claro que los taurinos quieren la abolición de la fiesta y, a este paso lo lograrán. Todo el mundo está cansado y hastiado de la parodia que supone la lidia de semejantes animalitos que, por no tener, como barrunto, no tendrán ni trapío de toros. Eso sí, hay un dato importantísimo a favor de los diestros, no habrá herido alguno y eso siempre es de celebrar.