Cualquier aficionado que se precie, con toda seguridad, ha sentido una alegría desmesurada cuando hemos visto que, por fin, Las Ventas abrirá sus puertas el próximo dos de mayo, día grande por antonomasia en la capital de España. Insisto, pensar que los toros vuelven a la primera plaza del mundo es un hecho de una relevancia importantísima pero, aquí viene el quid de la cuestión.

El día Dos de Mayo es el día histórico de Madrid por tan grande efemérides que representa dicha fiesta cuando los madrileños se levantaron en armas contra las tropas francesas, un hecho de extrema relevancia en que, entre otros, Daoiz y Velarde dieron su vida por España en aquel acto heroico. Un día que, desde siempre, taurinamente dicho, ha sido una fecha clave para los madrileños y casi siempre, toreros de la Villa y Corte abanderaban el cartel correspondiente.

Era ahora, justamente en esta fecha cuando la empresa de Madrid debería de haber reparado en todo aquello que digo porque, para albergar a seis mil personas que podrán entrar en el recinto taurino, no hacía falta tanto “lujo y tanta pompa” para inaugurar la temporada que, dentro de las restricciones habidas y quizás las que nos queden, un cartel con toreros de Madrid hubiera sido la justa recompensa para todos aquellos que lo necesitan mucho más que las figuras, sencillamente porque tenían una ocasión de oro, la empresa y el Centro de Asuntos Taurinos de Madrid para haberles dado un jornal digno a tres toreros de la capital.

Se trata, como sabemos, en la inauguración de un festival con las máximas figuras del toreo que, en realidad, para tal festival nadie debería de haberles llamado. No era cuestión de un festival como se ha programado, más bien era hacer justicia para darles un halo de esperanza a los toreros de Madrid que, en esta ocasión tenían mucho que decir y, nadie hubiera criticado que se hubiera dado una corrida de toros con toreros como Uceda Leal, Iván Vicente, Fernando Robleño y algunos más. Se me ha ocurrido este cartel pero la lista podría ser mucho más extensa.

Las figuras, como siempre, lo acaparan todo. Hasta un festejo menor como es el citado pero, como digo, nadie repara en los pobres, en los necesitados puesto que, en el toreo, las injusticias toman más relevancia que en el mismísimo gobierno de la nación, por ello es por lo que justamente en su pueblo se les debería de haber impartido justicia porque, las figuras, una vez que venzamos la pandemia podrían anunciarse un quince de agosto con los toros de Cebada Gago, por poner un ejemplo válido. ¿Verdad?

Pero no, ellos, los mandones del toreo solo quieren comodidad y cuanto menos riesgo se asuma mucho mejor. Acuden a Madrid en plena feria de San Isidro y, como ahora, para matar un novillete y que les aplaudan sus gracias. Reitero que, Madrid siempre está ahí, es decir, su plaza de Las Ventas en la que, los arriesgadísimos lidiadores, como antes decía, podían anunciarse en cualquier domingo de julio o agosto para darle caché y autenticidad a la fiesta de los toros.

Error monumental que, a su vez, festejaran ese día los seis mil afortunados que tengan un boleto de entrada pero, de haberse dado el festejo con una auténtica corrida de toros con diestros de Madrid o residentes en la capital de España, perjuicio no hubiera habido ninguno, todo lo contrario. La gente hubiera sido la misma y con toda seguridad, los diestros que tanto lo necesitan podrían haberse visto recompensados en dicho festejo. Por cierto, ¿a quién se le destinará el beneficio del festival? Eso sí, tras la celebración del festejo, mucho me gustaría que se hicieran públicas las cuentas que, con toda certeza nos llevaremos una sorpresa mayúscula, no sé si para bien o para mal pero, que habrá sorpresa, que nadie lo dude.

En la imagen, Fernando Robleño en los tendidos de la plaza de Madrid cuando, como explico, en la fecha señalada debería de estar en el ruedo de Las Ventas, el lugar de sus muchos triunfos.