Es vergonzante que, una vez más, Francia nos siga dando lecciones, en los toros y el cualquier ámbito de la vida. Acá, como dirían los argentinos, nos ceñimos en los toros pero, si profundizamos, jamás comprenderemos como dos gobiernos de izquierdas, el de Francia y el de España, no se parezcan absolutamente en nada y, claro, los toros no podían ser una excepción.

Por lógica, en Francia, sumidos en la pandemia como estuvimos nosotros, suspendieron todas las ferias que tenían que celebrarse en los meses horrendos donde, el dolor y la incertidumbre se instalaron en nuestras vidas pero, una vez que hemos vuelto a la “normalidad” y se pueden celebrar corridas de toros dentro de unas normas de acatamiento, cosa que la veo la más normal del mundo, Francia nos sigue dando enseñanzas porque el país galo, tan cerquita de nosotros, es muy distinto al nuestro. Allí no hay tantos tontos por metro cuadrado como en España.

Como sabemos, en Francia se ha celebrado la feria de Beziers que, ajustándose a los cánones sanitarios establecidos, resultó todo un éxito, como sucederá ahora con la feria de Nimes, todo un elenco de alto nivel para uso y disfrute de los miles de aficionados que, en esta ocasión, para tristeza de miles de ellos se quedarán fuera por aquello del aforo estipulado. De igual modo se llevará a cabo la feria de Arlés, todo ello refiriéndome a plazas de gran nivel que, por su aforo, pueden dar toros ajustándose al nuevo “reglamento sanitario”

Y no habrá problema alguno pese a que en Francia, como digo, manda la izquierda que, por sus acciones, si la comparamos con los botarates, mentirosos y crueles que rigen España, hasta tenemos la sensación de que el país vecino manda Jean Mari Le Pen, en este caso, su hija Marine Le Pen. Digamos que son políticos lógicos como pueda ser el alcalde de Nimes, Jean Paul Fornier, un hombre de izquierdas que, sabedor del amor que tienen sus conciudadanos  a la fiesta de los toros, jamás ha puesto objeción alguna hacia la tauromaquia; no sé si dicho alcalde es aficionado, ni me importa, pero lo que si me vale muchísimo es su comportamiento ejemplar a la hora de ejercer libertades.

En España que, como digo, nos rigen descerebrados, ahora dicen una cosa y tres segundos más tarde se arrepienten y dicen lo contrario. Ahí está el ejemplo de La Roda, Alcalá de Henares y Mota del Cuervo en que, sus empresarios, con las autorizaciones reglamentarias en su poder, con la desinfección de las plazas, con la cartelería en la calle, con los toros en los corrales y, de repente, por “precaución” unos políticos apestosos deciden suspender dicha ferias, eso sí, los conciertos de bandarras que se habían programado, eso no se toca porque, al aparecer, ahí no hay contagio alguno.

¿Queréis más pruebas de lo que es España? Miento, España no tiene nada que ver porque sigue siendo un país hermoso donde los haya. Lo que sí es lamentable que dentro de esta España bella, hermosa, auténtica y gloriosa, existan tantos mal nacidos que se dedican a la política porque, anteriormente, en el alambre, donde trabajaban, no eran capaces de ganarse un sueldo mísero. Sería curioso, como ya dije, que le preguntásemos a esos hombres esforzados que montaron las ferias citadas, que invirtieron su dinero, gastaron su tiempo, pusieron su esfuerzo, acataron las normas y, de repente, el castillo de naipes se les vino abajo cuando, como era natural y lógico, ellos creían que dicho “castillo” era de cemento armado por aquello de que para dichos festejos estaban dentro de la más absoluta legalidad. Y vuelvo a insistir, no ha habido un solo contagio en todas las corridas de toros que se han celebrado, tanto en Francia como en España pero, como quiera que aquí somos muy “precavidos, al tiempo, procuramos hacer todo el daño que sea posible y, si esa maldad es contra las gentes del toro, desde las más altas esferas del poder tienen todas las bendiciones.

En la imagen, un gran referente de la tauromaquia francesa, la gran dama Lea Vicens