Como quiera que nuestro refranero no es otra cosa que el fiel reflejo de la sociedad en que vivimos, respecto al mundo de los toros ya podemos aplicarnos el de, hechos son amores y no buenas razones que, como sabemos, es lo que hemos sacado en conclusión de la reunión de los grandes taurinos con el ministro de Cultura, el gordito Uribe que, como dije, se trata de un pobre hombre que no pinta nada y, de tal modo le han dado dicho ministerio con la consabida orden de que nos les falte de nada a los titiriteros y maricones pero que, del resto, que se olvide por completo.

Y así se encuentra en este momento el mundo de los toros, lleno de lamentos, de falsas promesas, de palabras vacías de contenido, de burlas si se me permite la expresión y, por encima de todo lleno de un ninguneo velado pero que, el mismo, brilla con más intensidad que el Astro Rey. Desde el gobierno, con ese pobre ser a la cabeza, quieren ocultar lo que es evidente, la negación por parte del gobierno para todo aquello que tenga que ver con los toros que, siendo grave, no queda ahí la cosa.

Más allá de toda ayuda estatal que debería recibir el mundo de los toros como institución artística debido a las causas que hemos sufrido por la pandemia, lo más sangrante de la cuestión es que, miles de profesionales del mundo del toro en todos los órdenes, el SEPE no les ha atendido, aludiendo que no les pertenece un solo euro porque, claro, para eso son profesionales de su trabajo y, ¿si no hay trabajo? Que se jodan, gritan calladamente desde el gobierno. Es terrible que, como sabemos, muchos banderilleros han confesado que están pasando hambre porque no han tenido la más mínima ayuda por parte del gobierno. Seguro que son españoles, no puede entenderse de otro modo; o lo que es peor, seguro que son derechas y, si es así, que nos les pase nada porque jamás recibirán la menor ayuda del puto gobierno que dice representarnos. Y digo que son españoles porque si fueran marroquíes, por citar un país, no les faltaría de nada.

Nadie está pidiendo subvenciones al gobierno para montar corridas de toros, un espectáculo que siempre ha sido autónomo por parte de sus organizadores, con la excepción de algunos ayuntamientos de algunos pueblos que, por pura afición, han subvencionado alguna que otra novillada, algo que les honra como alcaldes de cualquier municipio pero, en líneas generales, y me parece muy bien que sea así, cada cual que defienda su negocio como pueda pero, el lamento viene dado cuando esos profesionales se han quedado sin trabajo y no tienen quien les atienda porque, siendo españoles, como el resto de los colectivos, deberían de haber sido atendidos.

Convenzámonos de una santa vez que estamos SOLOS, que somos un colectivo apestoso al que nadie ayudará. Es cierto que, para nuestra fortuna, mal que bien, los toros han generado un dinero que, repartido de mala manera, a fin de cuentas ha permitido que todos sus profesionales, los más modestos, pudieran hacer la cesta de la compra. Riqueza y pobreza, todo a la vez se ha dado siempre cita en dicho mundillo; pero, repito, hasta los más humildes tenían un bocadillo que echarse a la boca.

Ha sido ahora, en un momento dramático, tremendo, increíble, dantesco, horrible en que, se han dejado de celebrar espectáculos taurinos y, cuando todo el mundo ha tenido derecho a percibir o formar parte de los consabidos ERTES, el mundo de los toros se ha quedado exento de dicha ayuda. Camareros, pilotos de aviación, barrenderos, carpinteros, fontaneros, soldadores, encofradores, jardineros y mil oficios más, todos han sido atendidos por el gobierno mediante los expedientes de regulación de empleo temporal. Claro que, siendo así, clama al cielo que, todo aquel que tenga que ver con el mundo de los toros, según nuestro gobierno, nuestras leyes y nuestro estado de bienestar, para el colectivo taurino no llega nada.

¿Se puede ser más desdichado que nosotros? Si. Los venezolanos por ejemplo pero, por el amor de Dios que, España, en teoría no debería parecerse en nada al país andino pero, como se está comprobando somos un calco del indeseable Maduro, el apestoso que lo defiende Zapatero, otro tipo nefasto para que la desdicha de España sea todavía más grande.

O estás conmigo o contra mí. Esa es la ley que se aplica al mundo de los toros. Al parecer, los componentes del mundo de los toros votan todos a la derecha, razón por la que somos la peste para el maldito gobierno que dice representarnos. Digo que, al final, algún ingenuo quedará dentro del mundo de los toros que votará a estos indeseables, no me cabe la menor duda pero, generalizando, no nos queda otra opción que asumir la más grande derrota. ¿Qué pensarán todos aquellos profesionales que siempre vivieron de su trabajo en el mundo de los toros y no se han visto apoyados por nadie? ¿Sentirán asco por su trabajo o repugnancia por el gobierno que les ha ninguneado?

Y mientras todo eso ocurre, desde el maldito gobierno que nos sigue chuleando, gastan cientos de miles de euros en estupideces de todo tipo sin importarles, para nada, que miles de personas relacionadas con el mundo de los toros se nos mueran de hambre. Y, por si fuera poco, ese indeseable llamado Pablo Iglesias al que Eduardo Inda le tildó como un mierda y un delincuente, con su labia consiguió engañar a esa manada de borregos que, para su suerte, todavía le siguen votando. Esto es España, no le demos más vueltas.