Las miserias del mundo del toro son inenarrables. Lo digo porque, gracias a la Copa Chenel, la que criticamos en cuanto a su organización y montaje se refiere, una vez los carteles en la calle, todos celebramos que el diestro Juan del Álamo entrase a formar parte del elenco de diestros afortunados para dicho ciclo. Y digo miserias porque, entiendo el planteamiento de la Copa Chenel que alberga a diestros desposeídos de la diosa fortuna, toreros sin renombre y pocos logros, pero que el diestro salmantino haya tenido que aferrarse a dicha oportunidad es algo dantesco.
Hagamos memoria. Juan del Álamo, con sus doce años como matador de alternativa ha logrado muchos éxitos, especialmente en Madrid en que, cada año, en su correspondiente actuación cortaba una oreja y dejaba muy alto su pabellón como torero. Si no recuerdo mal fueron siete actuaciones consecutivas cortando las orejas antes mencionadas, hasta la que fue su última tarde en la que cortó dos orejas y salió en hombros de Las Ventas. Todo ello unido a sus éxitos norteños especialmente y demás pueblos en los que actuó.
Pero, amigos, llegó la pandemia y destrozó a dicho diestro; y no es que le dañara solamente a él, dicha peste contaminó a todo el mundo pero, mientras otros muchos sacaban cabeza a medida que se normalizaba la situación, Del Álamo quedó anclado como si estuviera prisionero de unos grilletes que no le correspondían, hasta el punto de que el pasado año cuando todo estaba normalizado, dicho diestro no toreó ni una sola vez.
Tras todo lo contado, es vergonzante que un diestro de su calidad quedara inédito, olvidado por completo por parte de las empresas con la horrible sensación para los aficionados que, cualquiera podría pensar que dicho diestro no había existido o, como mal menor, que se había retirado. Nada más lejos de la realidad. No había toreado porque no había sido llamado ni en su Salamanca natal. ¿Solución? Como una medida a la desesperada, Juan del Álamo se aferró a la Copa Chenel como si en dicho evento le fuera la vida que, en realidad, así era. Y, cuidado, críticas al margen que en su día hicimos, que este diestro figurara en dichos carteles es algo que aplaudimos todos los aficionados pero, a su vez, dicha inclusión da la medida de lo vergonzante que resulta el mundo de los toros.
Insisto que, a Del Álamo podremos criticarle todo lo que queramos y un poco más pero, que ostenta el título de ser posiblemente, el único torero en la historia que ha saldado sus actuaciones en Madrid, todas con éxito, hasta la última que, reitero, salió de Las Ventas en olor de multitud. Pues todo eso no ha servido para nada.
Al final, Juan del Álamo, el pasado sábado en Villa del Prado en Madrid, en la primera corrida de la Copa Chenel se erigió triunfador absoluto, un éxito al que deseamos le sirva para recobrar sus ilusiones porque, si somos sinceros, el diestro tuvo una tarde redonda en dicho pueblo. De momento ya es un gran candidato para ser el triunfador del ciclo puesto que, tres orejas y su torería inenarrable dieron la pauta de las injusticias tan grandes que se han cometido contra este admirable diestro.