Cuando Santiago Abascal, líder de VOX, definió al PP como la derechita cobarde acertó de pleno. No existe mejor definición para calificar a un partido que, como el PP, no sabe si se marcha o regresa. Como queda clarísimo y para que nadie tenga la más mínima duda, Pedro Sánchez, gracias al PP y con el apoyo de toda la basura política que tiene a su alrededor será presidente de España durante todo el tiempo que quiera; vamos, igual que el Papa que suele dejar el Vaticano al morir; Sánchez, como digo, dejará la Moncloa cuando se muera, mientras le quede un soplo de vida será presidente de este triste país llamado España.
Las elecciones de CyL han dado la medida de lo que digo. Ha ganado las elecciones el PP y todos se confabulan para que el triunfador sea Pedro Sánchez, en este caso el candidato que en dicha comunidad tenían. Manda cojones lo que tenemos que ver en esta bendita democracia en la que vivimos. Al parecer, el señor Mañueco -muchos ya le llaman muñeco- siguiendo los dictados de su amo en Madrid, hace ascos para pactar con VOX en su región porque, claro, son la ULTRADERECHA y con esos “apestosos” no hay que pactar nada.
Ahora bien, Sánchez si puede pactar con criminales o defensores de los mismos, bolivarianos, separatistas y gentes de mala condición, digamos que, con lo mejor de casa que solemos decir. ¡Y no pasa nada! ¿Qué digo? No es que no pase nada, es que se les aplaude esa barbarie en toda regla, algo por lo que Sánchez se sigue frotando las manos de la alegría que puede sentir. Divide y vencerás, algo en lo que Sánchez es un auténtico mago.
De que Pedro Sánchez es un ser maligno en todos los órdenes eso lo saben hasta en el otro confín del mundo; nadie ha logrado en el globo terráqueo mentir como él lo hace y para colmo le siguen creyendo. Eso ya lo sabemos todos pero, este país quiere la miseria, la destrucción, la barbarie en todos los sentidos y, la paz y el orden les importa una puta mierda, por eso manda Sánchez. Pero que veamos las miserias de Pablo Casado, las trifulcas internas que tiene en su partido, el miedo horroroso que siente ante Isabel Díaz Ayuso, el pánico que siente ante Santiago Abascal, todo ello se traduce en un miedo escénico que le deja muy tocado, es decir, sin la menor credibilidad. Ya lo dijo una vez el poeta, el miedo sigue siendo el peor dictador porque no te deja vivir, es lo que le pasa a Casado.
Eso de querer huir de forma despavorida de Santiago Abascal que es la actitud propia de un cobarde llamado Pablo Casado, el asunto tiene bemoles. O sea que, VOX apoya al PP en Andalucía, en Murcia, en Madrid y en muchos ayuntamientos de España y, llegado el momento en que Abascal ha logrado un éxito rotundo en Castilla-León en la que ha pasado de dos diputados a trece, el éxito no puede ser mayor. ¿De qué sirve ese triunfo? Absolutamente para nada. Son despreciados como si tuvieran el cólera cuando, por regla natural, como quiera que el bipartidismo haya muerto y se presentan innumerables partidos a todas las elecciones, lo lógico es que haya consenso entre fuerzas afines y, VOX y el PP deberían serlo. ¿Pensará Casado que los votantes de VOX quieren que esta formación parte con la izquierda? Muchos así lo piensan, así de tontos son.
Como vemos, la derechita cobarde quiere que Sánchez siga en el poder por muchos años, así lo pone de manifiesto Pablo Casado con sus actitudes chulescas cuando se refiere a VOX. Vamos que, lo de Casado con Abascal, por ponerle un símil al asunto es como aquel paciente que tiene que ser operado a vida o muerte y, al entrar en el quirófano, les escupe en la cara al cirujano y no contento con ello le llama hijo de puta, aparta ese bisturí de mi cuerpo.
¿Qué prejuicios tiene Pablo Casado con Santiago Abascal, sabedor de que es la única persona en el mundo que le puede apoyar? Es cosa de locos, no tiene otra explicación. Como se diría en el argot de la calle, Pablo Casado tiene pocas piezas de Alemania, yo diría que ninguna. Y mientras todo eso ocurre, Casado es incapaz de ver que Sánchez ha pactado con todo el estercolero político que pudiéramos imaginar y nadie le cuestiona sus prebendas afrentosas y criminales. Recordémosle a Pablo Casado que, de momento, VOX sigue siendo un partido inmaculado, de derechas, promulgador del orden y la paz en todos los sentidos pero, claro, si eso es lo que detesta el PP es ahora cuando comprendo las razones del odio de Casado contra Santiago Abascal.
Si yo fuera Casado, en este caso Mañueco, le haría la ola a Santiago Abascal puesto que su formación “ultraderechista” es la que ha arrasado en esta comunidad que citamos. Ellos, como triunfadores de los comicios citados, por aquello del paso gigantesco que han dado en las urnas, deberían ser atendidos y, lo que es mejor respetados. ¿Qué se le puede imputar, como delito a Santiago Abascal, un hombre que, entre otros avatares sufrió un atentado por parte de ETA? Nadie ha podido cuestionarles en los tribunales mientras que, a toda la escoria de la izquierda, multitud de ellos están en los tribunales por diferentes causas y no son precisamente nobles o dadivosos.
Lo dicho, en este barullo de partidos de toda condición donde el voto se fragmenta de forma alarmante que, por otro lado viene a retratar lo que es España, un país sin el menor futuro en el que, la izquierda se mueve como pez en el agua al respecto y, al mismo tiempo, la derecha se sumerge en el fango de sus vanidades despreciando al que le puede ayudar o sustentar para que un día –que no llegará jamás- Pablo Casado pudiera ser presidente de España, en vez de tenderles la mano les escupen. No hace falta ser muy listo para adivinar el futuro de Pablo Casado porque siempre será el jefe de la oposición puesto que, el poder nunca llegará a sus manos, simplemente por sus torpezas y desprecios hacia la única persona en el mundo que podría ayudarle para llegar a la presidencia, se llama Santiago Abascal pero, al parecer tiene un “virus” incurable, razón por la que Casado se aleja cada día mucho más del gran político vasco.
Queda todo claro, no hagamos más conjeturas, lo única salvación que tenemos no es otra que sacarnos el carnet del PSOE, ser de Pacma, acabar con los toros, aplaudir a los hijos de puta de los okupas, vitorear a Sánchez por la sabida inmensa de la luz y carburantes, rendirle pleitesía al gobierno por las treinta mil empresas que cerraron el año pasado, proteger a los delincuentes y asesinos, echar al Rey actual lo más pronto que podamos, empezar a quemar iglesias y rendirle culto total a Pedro Sánchez que, algunas subvención nos dará, especialmente si sabe que somos defensores del mundo gay y anti sistema y para colmo tenemos un perro al que sacamos a pasear para que se cague en la calle y otros recojamos la mierda. Convengamos que, si actuamos de tal modo, hasta podemos llegar a ser ministros. Es para que nos lo pensemos ¿verdad? ¡Qué torpes somos que no hemos sabido asimilar la grandeza de la democracia de izquierdas! Porque no lo olvidamos jamás, para ser demócratas solo se puede militar en la izquierda. A las pruebas me remito.
En la imagen, Santiago Abascal, el rotundo triunfador -en proporción- en Castilla-León, al que ningunean como si fuera un apestado.