Todos los sábados, alrededor de las doce horas, el canal televisivo CMM nos ofrece un programa taurino digno de mención, ¡qué digo! De alabanza total en los tiempos que corremos en que, para muchos, los toros son la escoria de la sociedad en que vivimos mientras que, dicho canal, sigue apostando por la mejor fiesta del mundo en muchas de sus vertientes. Toreros, Historia y Arte, cual es el título del mencionado programa trata con profundidad la carrera de distintos toreros de todas las épocas que, en definitiva, dicho programa se ha convertido en la escuela del saber para todos aquellos aficionados que quieran aprender del fascinante mundo de la tauromaquia.

Son infinidad de toreros los que han sido enaltecidos en dicho programa, sin ir más lejos, la semana pasada el mismo versó sobre las figuras de Juan Belmonte y Antonio Bienvenida, dos épocas totalmente distintas, pero de un relumbrón fantástico. Es cierto que, además de las hemerotecas, todos hemos conocido a Belmonte gracias a su biógrafo ejemplar, Manuel Chaves Nogales que, sin ser aficionado a los toros, como era un narrador fabuloso, contó la vida del más grande de los toreros de aquellos años veinte, siempre con el permiso de José Gómez Ortega.

¿Qué decir de don Antonio Bienvenida? Todo queda dicho cuando a un torero, los aficionados le ponen el apelativo de don, caso único en la historia del toreo. Nada podemos aportar al respecto ya que se trataba de un artista singular dotado de una naturalidad difícil de explicar pero que, a su vez, ésta es la que arrebataba a los aficionados. En mi caso tuve la fortuna de verle muy poco por razones de edad pero, en aquella ocasión que pude verle cuando yo era apenas un incipiente aficionado en Ondara me fascinó, al igual que en los festejos que televisó TVE en que, para su fortuna, pudo extasiarnos a todos los aficionados de España. Hablo de aquella TVE sin tabúes, sin tipos rencorosos al frente, hombres que sabían que la tauromaquia era patrimonio cultural y de todos los españoles.

Antonio Bienvenida, además de ser un gran torero era un hombre excepcional que, como nos recordaron en el programa aludido, hasta tuvo el valor de enfrentarse al taurinismo para luchar contra el afeitado, una lucha que le granjeó muchísimos enemigos que, para su desdicha, hasta le restaron muchos contratos que siempre se ganó en los ruedos. Hablamos, sin duda, de un señor con toda la extensión de la palabra que, por aquellos años, mientras los aficionados se extasiaban con su toreo, los taurinos le odiaban sin piedad por aquello de su excepcionalidad antes contada. Don Antonio Bienvenida pagó un elevado precio por su grandeza, pero mereció la pena porque todo el mundo le recuerda como un hombre ejemplar.

Tal y como está el “patio” es decir, España con sus dirigentes nefastos si de toros hablamos, o de tres mil materias más, que en un lugar de La Mancha exista un hombre llamado Emiliano García Page, aficionado a los toros, socialista y responsable de sus actos, en los tiempos que vivimos eso es todo un milagro. ¡Un dirigente socialista apoyando la fiesta de los toros! ¡Milagro! ¡Milagro! ¡Milagro! Y a las pruebas me remito. Todas las semanas, tras el referido programa, ahí está Martín de Blas con su espacio Tiempo de Toros en que nos muestra la actualidad taurina en todos los órdenes, ofreciéndonos una información detallada de cuanto acontece en el mundo de los toros.

Si de dirigentes socialistas hablamos, García Page es el único que tiene cerebro a nivel de presidente de una comunidad, sencillamente porque sabe que quien gobierna lo tiene que hacer para todos y, en este sentido, este hombre merece el calificativo de CUM LAUDE. Y lo digo yo que, por razones obvias, jamás votaría a un tipo de izquierdas pero, como quiera que la actitud de García Page es conmovedora, me quito el sombrero ante este señor que, por su pluralidad como mandatario ha dejado con el culo al aire a todos los sociatas apestosos que siguen odiando la fiesta de los toros, el primero, su “sanchidad” desde el trono que ocupa en La Moncloa.

Los toros son del pueblo y para el pueblo, así nos lo recuerda Martín de Blas en sus retransmisiones que, si no recuerdo mal han sido más de setenta festejos a lo largo de la temporada. Eso mismo debería saber, por ejemplo, ese impresentable del peluquín de Valencia que tiene un canal televisivo para que le canten sus glorias –yo diría que sus miserias- mientras que, de toros jamás ha dicho una sola palabra; y no es que haya dicho, que no ha hecho que sigue siendo más cruel. Es, claro, un sociata más de los que alimentamos con nuestros impuestos para que ejerzan la dictadura correspondiente, en este caso, prohibir que se televisen, e incluso que se celebren las corridas de toros que, como todo el mundo sabe, al respecto, en Valencia, dicho menester lo ejercía el maestro José Luis Benlloch a la hora de las retransmisiones que era el más puro referente de nuestra comunidad al respecto del periodismo, tanto escrito como narrado.