Gracias a las cámaras de televisión de CMM, hemos visto esta tarde en Jadraque, Guadalajara, la otra cara de la fiesta en la que, por supuesto, nada tiene que ver con la convencional en la que se mueven las figuras y allegados a la misma. Era una corrida humilde en la que tres diestros avezados en su profesión han sido capaces de jugarse la vida, algo que habitualmente decimos de forma convencional pero que, solo toma fuerza y realidad en este tipo de festejos. Se han lidiado toros de Prieto de la Cal, los famosos jaboneros que no vemos en ninguna feria ni con figura alguna, salvo que el año pasado, Morante los matara en El Puerto in el menor resultado artístico que, por otra parte es lo lógico porque lo que se die florituras, a dichos toros se les hacen pocas.

Sánchez Vara, Andrés Palacios y Luis Gerpe han sido los encargados de lidiarla. Nada que objetarles a los chicos que, los tres se han jugado la vida, al tiempo que Sánchez Vara mostraba su profesionalidad, su tremendo oficio y sus enormes ganas por seguir siendo un jornalero del toreo, algo que tiene un mérito inmenso. Nada deja por hacer y su valor es su arma más poderosa, unido, claro está, a ese oficio admirable que le han dado este topo de corridas. Andrés Palacios, por momentos, hasta ha mostrado es el buen concepto del toreo del que es dueño y señor, otra cosa son los resultados artísticos que, en este tipo de corridas es muy difícil de alcanzar. Como sus compañeros, se ha jugado la vida y ha demostrado un alto grado de profesionalidad.

El que me ha sorprendido ha sido Luis Gerpe, un chaval que lleva creo que son siete años de matador de toros y me ha parecido un torero interesantísimo. Tras verle, ahora comprendo los motivos por los que hizo una huelga de hambre en Madrid pidiendo una oportunidad. Se sabe torero, lo demuestra, tiene un concepto del arte muy acusado, todo ello lo he percibido en los escasos momentos que los toros se lo han permitido pero, insisto, se trata de un torero a tener en cuenta que, en esta ocasión, hasta ha tenido la mala fortuna de pechar con un lote terrible; dos toros que pedían tener enfrente a un tío con toda la barba y a fe que lo encontraron. Repito que, el lote horrible ha caído en las manos de Gerpe, el que ha solventado la papeleta con una dignidad admirable. Eran esos toros que se sabe que van a coger al torero pero que, como le ocurriera a Luis, sin inmutarse, sabía que se estaba jugando la vida, hasta el punto de que en el último de la tarde se ha llevado dos cogidas dramáticas de las que, a Dios gracias ha salido ileso, al menos eso nos ha parecido. Dos toros que le han puesto a prueba, la que ha superado con matrícula de honor porque, si el hecho de jugarte la vida de verdad puntuara en los toros, este hombre sería aclamadísimo por todos los públicos y, ante todo, reconocido por los empresarios. No es así y el diestro tendrá que seguir remando contracorriente con la ilusión de abrirse paso en su profesión.

Estos festejos y estos diestros son los que la dan sentido y veracidad a esa fiesta maltrecha y adulterada por las figuras, algo que podemos ver gracias a las cámaras de CMM de las que, como dice José Miguel Martín de Blas, son líderes de audiencia todos los días en que se retrasmite un festejo por esos pueblos manchegos. Y es lógico que esto suceda porque lejos del mundanal ruido de las figuras existe una legión de toreros y de ganaderías capaces de enseñarnos la verdad de la fiesta.

Deseamos mejor suerte para estos toreros que, siendo tales, tienen que ejercer como gladiadores en el circo romano de nuestra tauromaquia y, vuelvo a insistir, parabienes para Luis Gerpe, un hombre que si le respetan los toros puede alcanzar un lugar de privilegio, en el peor de los casos en las llamadas corridas duras que, para él, si de Victorino o Miura hablamos, seguro que le saben al más dulce manjar comparado con lo que lidia por esos pueblos de Dios.