Cumplimos por estas fechas el aniversario de la muerte de David Silveti puesto que, parece que fue ayer pero han transcurrido dieciocho años desde que se marchó junto a Dios. Este Silveti logró ser denominado como El Rey David, sencillamente porque era el toreo más carismático de su época, algo que pudimos comprobar en aquellas primeras fechan de tan fatídico año del 2003 en que, en La México, por dos domingo consecutivos, sin apenas poder moverse bordó el toreo de una forma inusitada.
David Silveti no lo tenía fácil porque venía de unos ancestros artísticos de gran relumbrón como era el caso de su padre, Juan Silveti y de su abuelo, El Tigre de Guanajuato que, en su momento revolucionó el toreo en México. A su vez, en aquellos años, además de competir con las grandes figuras de la época, Armillita, Manolo Arruza, Manolo Martínez, Jorge Gutiérrez, Eloy Cavazos, Curro Rivera y un extenso elenco de matadores de altísimo nivel, de igual modo tenía como contrincante a su hermano Alejandro que, como sabemos, es el diestro que le dio fuste al pase cambiado por la espalda, amén de ser un ídolo en México y Venezuela.
Sin duda alguna, el destino quiso jugar siempre en contra del diestro de Guanajuato porque, en honor a la verdad, se pasó más tiempo en los hospitales que en las plazas de toros en las que, pese a todo, toreó más de quinientas corridas de toros con las que deleitó a propios y extraños. Nadie sabe hasta dónde hubiera llegado David Silveti si la suerte hubiera sido su aliada. Lo que sí está claro es que, la fortaleza mental de Silveti, unida a su fuerza natural en su cuerpo, fue capaz de superar más de cuarenta lesiones o cornadas que, como dije, le tuvieron hospitalizado durante tantísimos meses a lo largo de su trayectoria. Como digo, a los aficionados españoles nos bastaron dos festejos, los antes aludidos en La México, para que todos comprendiéramos que se trataba de un diestro magistral que, su apodo, El Rey David, le venía como anillo al dedo.
La saga continúa y desde hace unos años, su hijo, Diego Silveti, el que se doctorara en España, siguió los caminos de su padre y, en la actualidad, de la mano de su tío Alejandro Silveti, siguen sumando éxitos en el país azteca. Posiblemente, pese al arraigo familiar, Diego Silveti lo tiene más difícil que lo tenía su propio padre porque, amigo, aquello de estar a la altura artística de David Silveti no es tarea común ni mucho menos sencilla. Pero es cierto que, pese a todo, Diego Silveti goza del tesoro del que era portador su padre, de tener una enorme personalidad en su quehacer, algo que le hace ser distinto y diferente ante los diestros con los que ahora compite. Sus innumerables éxitos le avalan ante los aficionados de su país y, como quiera que maneja la espada mucho mejor que lo hacía El Rey, Diego Silveti sigue sumando triunfos allí por donde actúa.
David Silveti se fue al otro mundo dejando un legado inolvidable, sus mágicas faenas que, la mayoría, malogradas con la espada no son menoscabo para que los aficionados se deleiten con esos videos de sus actuaciones que en honor a la verdad no tienen precio. Digamos que Silveti se marchó para siempre, pero dejó para los suyos y para todos los aficionados, esa carga de leyenda que todo artista debe de aspirar y que Silveti lo consiguió.
Como antes dije, no era fácil llamarse Silveti y triunfar en los ruedos pero, en repetidas ocasiones, entre tantísimas plazas, David Silveti supo cómo eran de atronadoras las ovaciones de la México en que, para su suerte, en aquellos años, todavía al albur de su nombre, cincuenta mil almas le coreaban el grito de torero, torero, torero que, en su última tarde del aquel 2003, tras dos faenas inolvidables malogradas con la espada, los aficionados le sacaron en hombros en olor de multitud, sencillamente porque lo que había brotado de sus manos y sentidos en aquella tarde en cuanto al arte se refiere no era moneda común y corriente, más bien, algo tan extraordinario que, una maldita espada no podía empañar.
1- David Silveti y Diego Silveti
2-David Silveti brinda su último toro en La México a su padre, don Juan Silveti y a su hijo, Diego Silveti.
3-David Silveti junto a su Miguel Espinosa Armillita, en la penúltima tarde en La México.
4-David Silveti en un espléndido derechazo.
5-Diego Silveti en una de sus múltiples tardes de éxito, en esta ocasión, en Guadalajara.