Es significativo lo que ocurre en muchos pueblos de España si de toros hablamos, -razón para contarlo- porque nos quedamos de piedra al contemplar espectáculos que ni siquiera pudiéramos llegar a soñar puesto que, se trata de plazas de pequeño aforo, presupuesto ínfimo y todas las limitaciones que queramos añadirle y, para colmo, en dichos recintos, sale el toro.

Y ahí, en esa tercera división del toreo es cuando aparece la verdad del espectáculo y, sin duda, las sorpresas más relevantes, es el caso de la corrida que se celebró el pasado domingo en Villacañas, un pueblo de Toledo en que, para la corrida de feria se contó con el veterano Eugenio de Mora, Noé Gómez del Pilar y Raúl Rivera, tres hombres apasionados que, cada cual en su forma y manera fueron capaces de lograr el éxito.

Hay que agradecerle muchísimo a la televisión pública de Castilla-La Mancha porque sigue apostando por la fiesta de los toros y de forma muy concreta en todos los pueblos de dicha comunidad en la que encontramos sorpresas al más alto nivel. Como diría Martín de Blas, el jefe de emisiones de dicho canal, ellos televisan lo que otros organizan y tiene toda la razón del mundo pero, en muchas de esas organizaciones, sin que nadie lo pida, casualmente, podemos ver la verdad del espectáculo en su esplendor.

Gracias a CMM llevamos grabada en nuestro corazón aquella corrida del año pasado en Bargas –Toledo- en la que, gracias a dicha televisión pudimos descubrir la grandeza torera de Ángel Téllez enfrentándose, al igual que sus compañeros, a una auténtica corrida de toros del Conde de Mayalde. ¿Sería aquel triunfo el que propició que Téllez toreara este año en San Isidro? Quizás sí. Y, lo que es mejor, en vez de una tarde toreó dos y se erigió triunfador de la feria. Alabados sean los pueblos que, gracias a esa magia llamada televisión, además de los lugareños, son cientos de miles de espectadores los que se congregan frente al televisión y, sin duda alguna, algunos empresarios toman nota.

Como explico, gracias a CMM podemos ver muchos festejos en los pueblos manchegos, actuaciones que en muchas ocasiones nos reconfortan por completo, caso de la corrida del pasado domingo en Villacañas que, por culpa de José Tomás, tuvimos que verla en diferido. ¿Qué pasó en Villacañas? Lo que no sucede en casi ninguna plaza de provincias; reinó el toro con todo su esplendor, trapío, volumen, casta, e incluso con la nobleza necesaria para que triunfaran los tres diestros. Era una corrida de Alcurrucén que, para mayor dicha, algunos de los toros lidiados estuvieron como sobreros en Madrid, lo que evidencia que eran aptos para la primera plaza del mundo.

No me gusta entrar en la valoración de las orejas concedidas en tal o cual plaza, aunque las mismas sean el detonante con lo que se premia lo que ha ocurrido en el ruedo pero, al margen de ello, en Villacañas pudimos ver una auténtica corrida de toros en la que Eugenio de Mora, mostró su mejor nivel, Gómez del Pilar, su fuerza arrebatadora y Raúl Rivera su pasión sin límites por alcanzar el triunfo incluso en su faceta como banderillero que lo hace de forma magnífica que, los tres lograron por completo. Como digo, un cartel “irrelevante” si lo comparamos con la grandeza de las figuras y las grandes ferias pero que, a su vez, como explico, pudimos ver la autenticidad del toro en su majeza total y la grandeza de tres hombres apasionados que quieren salir de esa tercera división en la que actúan.

Por todo lo que estamos viendo no obviemos jamás a los pueblos puesto que, es allí donde podemos ver el “milagro” del toro sin que lo imaginásemos. Y es lógico que no lo imaginemos porque en plazas de tercera todo tiene que ir acorde con la categoría del ruedo. Pero sí, como ocurrió en Villacañas, sin que nadie lo esperara, de repente, sale una auténtica corrida de toros no queda otra opción que contárselo al mundo.

O sea que, tras observar con detalle la corrida nombrada, se acuerda uno de los cuatro animalitos que lidió el pasado domingo en Alicante, el todopoderoso José Tomás y, cualquiera se echa a llorar. Es la sinrazón elevada al cubo. Lo digo porque el astro de la torería, en el peor de los casos, para Alicante debería de haber elegido una corrida digna como la que se corrió en Villacañas, por citar un pueblo; pero no, el de Galapagar sabedor de que su público es ignorante –la ignorancia es la madre de la felicidad- se trajo a cuatro animalitos que, en muchos pueblos no se hubieran podido lidiar como novillos.

Invito a todo el mundo que tenga oportunidad que presencie las corridas que retrasmite CMM por todos los pueblos de Castilla-La Mancha, sencillamente porque en la mayoría de dichas plazas suele anidar la verdad del espectáculo.