Cuando hemos comprobado en la feria de San Isidro el estado calamitoso con el que se encuentra la plaza de toros de Las Ventas, cualquiera, hemos sentido un tremendo escalofrío al ver la primera plaza del mundo en un estado lamentable. Esas cosas duelen muchísimo y, mucho más, a sabiendas de que la empresa de Madrid paga un gran arriendo que va directamente a las arcas de la comunidad y, siendo así, ¿qué se hace con ese dinero? Que pueden hacer lo que les venga en gana pero, ante todo, remozar el inmueble que, en distintas dependencias esparcidas por toda la plaza, produce pena, náuseas ver el estado calamitoso de tan emblemática plaza.
Para colmo, dicho coso ostenta el rango de ser un Bien de Interés Cultural, si no llega a serlo ya estaba totalmente derruida. Una vez más, como se demuestra, son los políticos los que nos enervan y nos arrebatan las ilusiones porque, por lógica, sentido común, coherencia y cuidado por el inmueble, este coso debería de lucir radiante por todos los lados mientras que, lo que hemos podido ver en distintos sectores del edificio es mucho más lamentable de lo que pocos puedan imaginar.
Hemos escuchado muchas veces a la presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso, defender la fiesta de los toros, algo que nos llena de orgullo pero, a su vez, nos llena de pena que esa misma dama, responsable directa de Las Ventas, vea que se nos cae a pedazos y que no haga nada por remediarlo. Insisto que, con el canon que recibe la Comunidad por parte de la empresa arrendataria, con ello, sobrarían muchos miles de euros todos los años incluso después de arreglarla que, repito, es de pura pena y, Las Ventas, es patrimonio de Madrid y, si se me apura, todos los aficionados nos sentimos un poco venteños.
De igual modo habría que preguntarle al responsable de los Asuntos Taurinos de la Comunidad, ese chico que lo puso a dedo Pablo Casado y que se llama Miguel Abellán, imagino que algo tendrá que decir al respecto porque, barrunto que todo lo que tenga que ver con la dignidad de la plaza, inmueble incluido, debe ser de su competencia. Hay goteras, desconchados, falta pintar las barandillas metálicas, paredes, posaderas de madera, arquetas de desagüe por los suelos; mil y una carencia que, por vergüenza, por ética y responsabilidad, jamás deberían de haber permitido que ahora tuviéramos que escribir estas líneas llenas de desconsuelo al ver dicho inmueble dejado de la mano de Dios, en este caso, de la dueña que no es otra que la propia Comunidad. ¿Será que no tienen ojos en la cara los políticos para ver semejante barbaridad?
A los responsables de la plaza de toros de Las Ventas deberíamos de invitarles para que vieran el coso de Alicante que, luce bellísimo en todos los órdenes y sus cuidados son maravillosos; no hace falta más que acudir al recinto taurómaco de la plaza de España alicantina para comprobarlo. Nos produce asco ver cómo ha quedado el coso de Oviedo, por citar una desdicha al más alto nivel y, como todo el mundo comprenderá, no queremos que la situación del coso ovetense pueda darse cita un día en Madrid pero, al paso que vamos todo nos hace barruntar que así sucederá. Esos inmuebles que parecen eternos, se van dejando y el paso de los años hace mella incluso hasta en sus cimientos porque, todo edificio, el que fuere, precisa de una atención anual al respecto de su conservación antes de que sea demasiado tarde.
Insisto en la pregunta que es obligada. ¿Qué se hace con el dinero que recauda la Comunidad por el arriendo de Las Ventas? Cuidado que, de las arcas de Madrid no sale un céntimo para dicha conservación del inmueble porque, con el alquiler hay plata de sobra para que todo luzca como los chorros del oro. ¿Quién, cómo y de qué manera se gestiona ese dinero que recibe la Comunidad por parte de los empresarios? Es algo que no deberíamos de preguntar porque, ellos mismos, los responsables de la cuestión deberían de notificar sin que nadie pidiera ninguna explicación porque, si Las Ventas es patrimonio de Madrid, los madrileños, incluso todo el mundo deberían saber qué se hace con ese dinero recibido.
La pandemia le sentó muy mal al toreo pero, mucho más ha afectado a la primera plaza del mundo que, tras dos años de abandono total, es ahora cuando estamos viendo las carencias por las que pasa y sufre y, lo que es peor, nadie nos ha dicho que mañana la remozarán como es debido. Acudir a Madrid, como nos sucedió a nosotros, ha sido un motivo de desolación porque, nadie entiende las causas de dicha dejadez y abandono. Como dije, comprendo que Isabel Díaz Ayuso no se va a poner a pintar la plaza en su interior pero, como aficionada, imagino que todas las veces que ha acudido a dicho recinto, con sus bellos ojos habrá visto el estado lamentable por el que pasa, el que ahora estamos recriminado a unos políticos que, con sus acciones, si de toros hablamos, parece que sean todos de izquierdas, coño.