Ayer no tuve fuerzas para evocar la fecha en que nos encontrábamos, 25 de septiembre, cita maldita porque en aquel momento, en tan señalado día para a tauromaquia se cerraba para siempre la plaza de toros Monumental de Barcelona. Fecha señalada por aquello de la tragedia que supuso que, en tan aciago día se cerrara para siempre la plaza más emblemática de España y de todo el globo terráqueo, sin duda, la que más toros había dado en toda su existencia.

Todavía, nueve años después, cerramos los ojos y vemos las desoladoras imágenes de la salida en hombros de los diestros actuantes que, los tres, fueron paseados por el ruedo en olor de multitud, caso del maestro Juan Mora, el irrepetible José Tomás y, aquel jornalero del toro llamado Serafín Marín que, en el último toro que se lidió en su plaza, arrebató al personal para conseguir un triunfo de clamor. Confieso que, las lágrimas de Serafín Marín, todavía siguen emocionando al mundo, sencillamente porque se cerraba para siempre uno de los coliseos taurinos más grandes del universo en todos los órdenes y, de forma concreta en Serafín Marín que, de repente, se quedaba sin pan como los hechos han demostrado.

Fueron, respecto a Barcelona, los primeros estentóreos de lo que vendría seguidamente puesto que, el cierre de dicha plaza por motivos políticos era el anuncio de toda la aberración maldita que se nos vendría encima, algo que no éramos capaces de sospechar; digamos que, en la citada fecha, lloramos la pérdida de dicha plaza pero, insisto, no éramos conscientes de que aquello sería el presagio de la política que sufrimos en la actualidad y, tratándose de los toros, como lo hemos podido ver, el caos está servido.

Libertad, libertad, gritaban al unísono aquella tarde septembrina las veinte mil almas que poblaban aquel “hemiciclo” taurino pero, al igual que sucede ahora en el Parlamento español, los que gritan libertad no son escuchados por nadie porque, como sucediera en Cataluña, nos rigen las fuerzas del desorden, los que prefieren pactar con criminales y separatistas antes que con los nobles partidos de derecha que les ofrecen apoyo en las cuestiones trascendentales de Estado.

Pensar, que el cierre de dicha plaza ocurrió por motivos políticos, aquello no fue otra cosa que lo que estamos viviendo en la actualidad en que, la libertad que ansiamos, no deja de ser una quimera porque vivimos en una auténtica dictadura disfrazada por lo que unos indeseables que dicen ser demócratas. Como lo era aquel apestado que regía los destinos de Cataluña, José Montilla, cordobés para más señas que, amparado por los votos de unos separatistas, clausuraron para siempre la fiesta de los toros en Cataluña.

Como decía, aquello fue el principio de lo que vendría después que, como el mundo sabe, aquellos mal nacidos catalanes hasta se dieron el gusto de proclamar una república catalana en la que, como sabemos, fueron juzgados los responsables de aquella catarsis colectiva de descerebrados y, lo que era un acto de rebelión con todas sus letras, la justicia, les juzgó por sedición; es decir, como si se tratara de un juego de niños que, como hemos visto, en la actualidad, aquellos tipos repugnantes ya disfrutan del llamado tercer grado y, lo que es peor, en apenas cinco minutos estarán sanos y salvos en sus casas, eso sí, sin haberse arrepentido para nada o, lo que todavía es peor, siguen empecinados en volverlo a intentar y, sin duda, los conseguirán, que nadie lo dude.

Mientras nos rija el social-comunismo podrá pasar de todo, hasta que Pablo Iglesias le dijera a Teodoro García Egea: “Ustedes no se sentarán jamás en el gobierno de España” Y el Parlamento español, atronó con una sonora ovación al tal Iglesias al que, como el mundo sabe, que Dios nos pille confesados con semejante personaje; sí, el que decía que todos los pobres tenían que vivir en Vallecas en un piso de cuarenta metros; pero lo dijo para los imbéciles que el votaron porque como es notorio, el tipo vive en una mansión custodiada por las fuerzas del orden público. Ahora, Iglesias, reta a García Egea anunciándole que jamás será ministro. ¿Y si lo dijeran las urnas en unas próximas elecciones? Lo dicho, no se ponen urnas y aquí mando yo, pensará el tipo adoctrinado por la doctrina chavista.

Por dicha razón, los toros son el fiel reflejo de esta asquerosa sociedad en que vivimos puesto que, nuestros dirigentes, para nuestro pesar, los hemos elegido nosotros en conjunto puesto que, los descerebrados son mayoría, de ahí las aberraciones que cometen en todos los órdenes. Dije alguna vez que, como la plaza de toros de Las Ventas caiga en manos del comunismo, en el acto, la veremos cerrada para siempre. Lo dije, lo vuelvo a repetir y, el día que eso suceda, veremos quién es el valiente que lo arregla, como ha sucedido en Barcelona que, unos años más tarde, el Tribunal Constitucional se decantó a favor de los toros declarando que era legal las corridas de toros en el territorio catalán pero, amigos, el mal ya estaba hecho. En una situación de pre-guerra como en Cataluña se vive, ¿quién es el valiente que se atreve a organizar una corrida de toros?

Estas gentuzas que se están enriqueciendo mediante la política serán los que destruirán España por completo y, claro, la fiesta de los toros como el mundo sabe la tienen en el punto de mira a todos los efectos tal y como se ha demostrado en este año cruel y nefasto que, por si faltaban más desdichas en España, una cruel pandemia y un gobierno maldito, han dejado a cientos de miles de personas en la más vil de las miserias y, como es sabido, el mundo de los toros nos ha escapado de dicho maleficio.