Los toros de Baltasar Ibán, santo y seña en la plaza de toros de Madrid, han dado hoy un juego decepcionante. Ha salvado el honor de la ganadería el quinto de la tarde llamado Bastonito, que ha sido un toro para encumbrar a cualquier torero. Conforme hemos visto desarrollarse el festejo, hemos podido ver que, la gente, los aficionados, estaban viviendo más lo que ha sido la leyenda de esta divisa a lo largo de su historia que, la realidad que estábamos contemplando. Lo digo porque, casi todos los toros han sido aplaudidos en el arrastre, una aberración sin sentido porque, para malos, los “ibanes” de hoy.

Lo realmente triste de la historia es que, la corrida, en su conjunto, ha estado sin raza alguna al completo, nada que ver con los Fuente Ymbro de ayer que, si algo les sobraba era casta y raza. Algún que otro toro ha estado muy bien en los montados embistiendo con prontitud y bravura pero, salvo el quinto mencionado, el caos ha sido el que ha reinado en el festejo puesto que, salvo el sexto, los toros, en banderillas, han sembrado el pánico, como cosa curiosa, en el quinto, un gran toro en el caballo, los subalternos, a la hora delos rehiletes han sufrido más que Cristo en la cruz.

Como digo respecto al comportamiento de los aficionados sobre la corrida de Ibán, lo peor es que se esperaba muchísimo de esta legendaria divisa y, algunos, llenos añoranza, creían que estaban viendo lo que no estaba sucediendo. Corrida durísima, pero con ese peligro sordo de todos los toros, a excepción del quinto, ciertamente, por ello, era muy difícil el éxito, por ello no comprendo la actitud de gran parte de los aficionados que, como dije, aplaudían al toro en el arrastre y, al mejor de la corrida, un toro de escándalo, no le han pedido la vuelta al ruedo.

Calita era el primer espada y, como sabemos, el mexicano lidera el escalafón en su país. Lógicamente, ha venido a Madrid como vino el año pasado, por su buena relación con Pedro Haces, socio de Simón Casas y empresario de lujo en el país azteca. Calita se ha portado como un torero cabal, es más, se ha jugado la vida a sabiendas de que no tenía que sacar agua de aquel pozo seco, tanto en uno como en el otro de sus enemigos. No ha tenido ningún toro de éxito. Los ha matado y se marchará mañana para México porque aquí, dudo que le den otro festejo.

El que ha tenido un problema gravísimo es Francisco de Manuel que, en su primero, un toro muy complicado ha estado valiente y tesonero al que ha matado de una estocada. Su tragedia ha venido en su segundo enemigo, ese gran Bastonito que no olvidará jamás. Y nosotros tampoco. El toro tenía una bravura desmesurada como ya demostró en el caballo pese a que sembró el pánico en las banderillas pero, amigo, embestía como los ángeles. Nadie lográbamos creer que, en una mansada tremenda pudiera salir un toro para soñar el toreo. Pero como dice el refrán, no hay quinto malo, y así fue. ¿Qué hizo De Manuel? Ese es otro cantar. Toreó muy bien por ambos pitones, mejor por el derecho puesto que el toro tenía más codicia por ese pitón. Digamos que, el chaval se sintió a gusto en la faena pero, algo falló para que, pese a la estocada defectuosa y dos descabellos, aquello no cuajó; y lo más triste es que, antes de la estocada ya nos dimos cuenta que, aun  matándolo, no habría premio grande que, en realidad, era lo que demandaba y ofrecía Bastonito. Lo que nos parecía un triunfo de época todo quedó en la nada, apenas una triste ovación de consuelo al chaval que, una vez más se le presenta un panorama muy sombrío.

Álvaro Alarcón no tiene suerte. El año pasado se doctoró en Madrid con una actuación más que digna y, apenas toreó otro festejo en un pueblo. Este año, cuando estaba anunciado en la Copa Chenel, una lesión en el campo le impidió participar en dicho certamen. Peor suerte, no cabe. Y en esta ocasión ha estado valentísimo pero, sin el menor atisbo de fortuna en el sorteo de los toros; poca fortuna se podía esperar cuando cinco ejemplares han sido nefastos. El chaval ha puesto todo de su parte pero, la diosa fortuna tampoco ha querido aliarse hoy con él. Otro hombre que, si el año pasado lo pasó entre tinieblas, no quiero estar en su pellejo y ver el futuro que le espera, todo ello, a sabiendas de que de novillero, salió por la puerta grande de Las Ventas.

Una corrida catastrófica donde las haya que, como dije, la ha salvado el quinto de la tarde que, emulando a aquel toro del mismo nombre y ganadería lidiado en Madrid por César Rincón en los años noventa, en esta ocasión, otro Bastonito no ha hecho soñar. La única diferencia es que mientras que a César Rincón, dicho toro, le aupó todavía mucho más alto de lo que ya se encontraba, Francisco de Manuel no puede decir lo mismo y, cuidado que el chico ha estado muy voluntarioso, incluso por momentos muy torero, pero aquel toro pedía un torero con hambre de triunfo y con deseos de salir por la puerta grande de Madrid. No ha sucedido así y el primero que lo estará lamentando es el diestro.

Fotografías del maestro Andrew Moore.