Es ahora en estos tiempos difíciles para el toreo cuando, el taurinismo debería de unirse para formar una piña indisoluble para tratar de salir del momento somnoliento en que se encuentra la fiesta de los toros, para nuestra desdicha, los organizadores y protagonistas hacen todo lo contrario de lo que en realidad deberían hacer. Ante todo, ¿cómo se fomenta la afición a los toros? Con pluralidad, con carteles abiertos, con novedades en los mismos, con oportunidades para los que las necesitan. Pero, como vemos, todo queda en una burla exagerada hacia los aficionados, algo que llevamos ya muchos años en ello pero que, en la actualidad está tomando caracteres de estafa.

La cosa empezó de mala manera en el pasado año en esas corridas que los taurinos, a bombo a platillo, anuncian como mano a mano. Este año, todavía no ha empezado la temporada y ya vemos muchos carteles de dos espadas. A ver, ¿a quién le interesa un espectáculo descafeinado como el que nos ofrecen? Muchos se tragarán la bola, pero no hace falta ser muy inteligente para comprobar que, dado que no acude gente a las plazas lo que se pretende con tal salvar los muebles, es reducir gastos. ¿La fórmula? Lo dicho, con ese mano a mano que no pide nadie, que no interesa absolutamente ni al más tonto del lugar pero que, se evitan un sueldo. Esa es la estrategia empresarial del mundo taurino, unos auténticos genios del negocio en cuestión.

Siempre dijimos los cabales que, en el mundo del toro lo que faltan son oportunidades, que el toreo en su conjunto es un conflicto de intereses en el que el aficionado no cuenta para nada. Y si éramos pocos, parió la abuela. No es que no tengan oportunidades los chicos que las merecen, nada de eso. Para empezar la hecatombe que hace años venimos apuntando, en este año empezamos con muy mal pie. Lo digo porque si muchísimas corridas de toros en vez de un terceto, ponen a dos diestros, la tragedia sube de tono a pasos agigantados. En cada festejo de este tipo, otro diestro que se queda en la calle. Claro que, aquello de buscar justicia, fórmulas para que el aficionado acuda a los coliseos taurinos, eso es una maldita quimera de los espectadores puesto que, los organizadores piensan justo todo lo contrario.

Fijémonos que, me quejo yo de la cuestión que nada tengo que ver con el negocio, sencillamente lo hago porque creo que es de justicia reseñar que ese tipo de festejos son inadmisibles. Y si me quejo yo, ¿qué pensarán todos los diestros que podrían estar en dichos carteles y se quedan en la puta calle? Pero así es el negocio taurino en que, en vez de innovar con carteles fuera de lo común, ofrecer como alternativa al aficionado una forma de pago mensual respecto al abono como sucedía en muchos países de Hispanoamérica, –y digo que sucedía porque allí ya no hay ni toros- y tres mil astucias más que valdrían para el revulsivo de la fiesta, en vez de promocionar y aportar ideas nuevas, como solución a todos los males se inventan el mano a mano y se quedan más anchos que largos.

Y nos quejamos nosotros de los males externos que tenemos en la fiesta. Por el amor de Dios, si con lo que tenemos dentro no necesitamos de enemigo alguno porque los taurinos, en su mayoría son los peores enemigos de la fiesta. No acude la gente a los toros, ¿solución? Quitar a un tercero, dejarlo en dos espadas y seguro que se agota el papel. ¿Se puede ser más tonto? Claro que, aquí se puede esperar todo porque como diría el amigo mío, en los toros hay más tontos que tejas. Y esto no ha hecho nada más que empezar. Como sabemos en Valdemorillo tenemos un mano a mano, en Castellón se medirán sus fuerzas El Juli y Manzanares, para el domingo de Ramos en Madrid ya han contratado a Francisco de Manuel y Ángel Téllez en otro apasionante mano a mano; claro que, no contentos con ello, la empresa venteña ya prepara varios duetos para la feria de San Isidro. Y no hablemos del dueto formado en Valencia por Paco Ureña y Daniel Luque que, el único aliciente son los toros de Victorino Martín. Muchachos, es decir, toreros que piden oportunidades, despediros del santo que se lo han llevado.

Una corrida para dos espadas debería tener tintes de acontecimiento, especialmente en Madrid en que, en plena feria, un cartel de este tipo podría ser Morante y Robleño, frente a los toros de Escolar; De Justo y Manzanares con los de Victorino; Roca Rey y Manolo Escribano con los de Luis Uranga. Carteles, digamos, en los que el aficionado pudiera contemplar la posibilidad del reto y el riesgo, todo a la vez. Pero no, nos quieren dar gato por liebre y encima que les aplaudamos.

Como decía, lo único que interesa en el negocio de los toros no es la innovación y aportación de ideas que puedan generar interés de cara al aficionado, nada de eso. Lo que priva es la reducción de gastos y, la fórmula es ideal, menos toreros, mayores beneficios. O sea que, estamos a un paso de emular a José Tomás, es decir, montar corridas de cuatro toros porque de tal modo, además del ahorro de un tercer espada comprarían dos toros menos. Negocio redondo, sí señor.

Como dije, un mano a mano con todo el interés del mundo sería Morante y Robleño en Madrid con toros de José Escolar, eso sí sería interesante y tendría atractivo, lo demás son parodias con la finalidad de ahorrarse un sueldo. En definitiva, esos carteles huelen a estafa que apestan.