El surrealismo suele ser la norma en el toreo; vamos, lo más difícil de entender se da cita en este mundillo enrevesado en el que nos quieren hacer comulgar con ruedas de molino y, lo que es peor, se quedan todos más anchos que largos.

Es el caso de las declaraciones de Simón Casas como empresario de Madrid que, como es notorio, ha dado un petardo de escándalo en la capital del reino por aquello de no organizar ningún espectáculo en todo el verano pero, para que el mal sea peor, desde la Comunidad se lo han consentido.

En el momento de la confección de la feria de otoño para la capital en que, Casas, por ejemplo, argumentó –aquí viene el surrealismo citado- que Antonio Ferrera mata los seis toros de Adolfo Martín porque éste se lo ha pedido. ¡Qué obediente se nos ha vuelto Simón Casas! Ahora, más que un productor parece un santo porque, sus palabras parecen arrancadas de un texto de la Biblia. Vivir para ver.

Lo ha pedido Ferrera, vale. Pero ¿cuántos cientos de toreros le habrán pedido actuaciones a Simón Casas? ¿Escuchó alguna vez a alguien si no le convenía? Digamos que, en la actualidad, Antonio Ferrera es un pupilo de Simón Casas, de ahí esa dádiva generosa que, en realidad no es tal porque, ya quisiera yo saber el dinero que se ahorra el empresario poniendo a este pobre hombre en solitario. Resulta que, crematísticamente, en esa tarde que citamos, el gran ganador será el empresario porque los honorarios del torero los barruntamos, pero sí sabemos el porcentaje que se lleva el empresario por aquello de ser el apoderado. Atentos a cuando acabe la temporada y se saquen cuentas el torero y el empresario. Recordemos cómo acabaron Paco Ureña y Simón Casas, sobran las palabras.

Es cierto y nada que objetar al empresario que, con su dinero, si en verdad se lo juega y paga lo establecido en los contratos, -algo que estaremos atentos- nadie podemos recriminarle nada. Pero si podemos exponer nuestro punto de vista ante las contrataciones que ha hecho el vendedor de humo francés. ¿Quién le ha pedido que acudiera El Juli dos tardes a Madrid? Vamos, ni que fuera Antoñete en los años ochenta. Lo mismo sucede con López Simón, Ginés Marín, Paco Ureña, toreros que no dicen nada y que ya están amortizados en Madrid.

Por el contrario, el empresario, el que dice repartir justicia y equidad, cuando le preguntaron por las ausencias de Sergio Serrano y Manuel Escribano, dijo que ellos ya habían tenido su oportunidad y que el año que viene contaría con ellos. O sea que, un torero, en este caso dos, se juegan la vida en Madrid antes dos auténticas corridas de toros, triunfan, emocionan, ponen al límite a los espectadores y, en los sucesivos festejos a organizar en Madrid, caso de la feria de otoño, ellos se quedan fuera.

Y habla el sujeto citado con la boca grande cuando dice repartir justicia, hay que ser desahogado para justificar lo injustificable pero, como quiera que tenga el poder y la vara de mando, mientras la ostente, hará lo que le venga en gana. Insisto que, con su dinero puede hacer lo que le venga en gana, incluso sacrificando a diestros que se han jugado la vida en dicha plaza para poner a amiguetes que le ríen las gracias. Claro que, respecto al dinero, tras la feria, andaremos ojo avizor para ver los resultados y sin duda alguna las quejas y lamentos de los toreros.