Algo muy grave está ocurriendo en la fiesta de los toros y sus protagonistas miran hacia otro lado como si la cosa no fuera con ellos. A tenor de lo visto, si yo fuera parte activa de todo el entramado taurino, lo digo como lo siento, estaría muy preocupado sobre el asunto. Pero, al parecer, a los que debería de preocuparles les trae sin cuidado que haya gente en la plaza que, en realidad, es el mal endémico que reina en todas las ferias, analicemos todas las que se han celebrado en junio y tendremos la respuesta.
Entiendo que, por ejemplo, Octavio Chacón, López Simón y Ferrera congregaran media plaza en Algeciras pese a que los toros eran de Victorino Martin, cosa grave de por sí que dicho ganadero ya no concite la atención de antaño. Digamos que, con carteles de menor relieve se comprende que, la gente, con estos calores de junio no haya querido pasar el mal rato que ello supone ir a una plaza de toros con lo fresquito que se pueda estar en una piscina o en la playa.
Digamos que lo que cuento podría parecer una anécdota pero, ver las plazas desoladas y sin gente es el primer síntoma de que nuestra fiesta se nos muere sin remisión, digamos lo que queramos. Madrid, por mayo, resultó ser un espejismo; es decir, ver casi llena esa plaza hermosa durante treinta días, eso nos ilusionó a todos pero, como explico, era toda flor de mayo, nunca mejor dicho.
Tras dicha feria, todo ha quedado como estaba o si se me apura mucho peor. Creíamos que, las figuras, por su peso específico serían capaces de llenar las plazas y nuestro error ha sido mayúsculo. El único que es capaz de llenar un coliseo o estar muy cerca de ello es Roca Rey, razón por la que todo el mundo quiere hacer el paseíllo junto al diestro peruano. Muy tristes deben de estar los toreros punteros del escalafón al ver que sus nombres no concitan la atención de nadie, en este caso, de muy pocos aficionados que, reitero, prefieren quedarse en casa antes que sufrir los rigores del calor.
Está clarísimo que, a tenor de lo visto, los taurinos tienen un pacto tácito entre ellos y todo se circunscribe a esa media plaza a la que aludo; digamos que, los presupuestos se confeccionan acorde con esa escasa afición o gentes de la que hablo porque, de lo contrario sería imposible montar una corrida de toros. Si ellos se conforman y lo dan por bueno, allá ellos con sus bagatelas. ¿Solución para arreglar el desbarajuste económico? Doblar el trabajo. Dinero hay poco pero si hacemos dos jornadas, con las mismas tenemos los mismos emolumentos que antaño conseguíamos en una sola tarde. Morante, entre otros, es el ejemplo; dos tardes en cada feria en días seguidos que le permite incluso descansar más de lo habitual y, como decía, ganar el mismo dinero que otros años percibía en una sola actuación.
Como se comprende, cada cual aporta sus soluciones al mal que sufre y, lo de las dos actuaciones en casi todas las ferias es una de ellas pero, ¿cuál será el caché de los diestros de relleno? Ya nos lo podemos imaginar. Claro que, lo más grave del asunto estriba siempre con los mismos, todos aquellos que no forman parte del elenco de las figuras, digamos que, el noventa por ciento de los diestros que, dejados de la mano de Dios, imaginemos cómo será su futuro y, lo que es peor, su actual presente.