Cualquiera tiene derecho a suscribir por completo las declaraciones de Miguel Maestro hace unos días en las que, lógicamente, mostraba su indignación al no verse contratado para ese evento llamado Trofeo Chenel, y digo trofeo porque me resisto a llamarle copa, algo me suena a ebrios y, para borrachos ya tenemos los de Velázquez en El Prado. Sin lugar a dudas, tiene toda la razón del mundo el torero madrileño en presentar sus quejas puesto que, el evento al que se cita, auspiciado por la Comunidad de Madrid y la FTL, por pura lógica, ante todo, debería de albergar a los toreros madrileños porque, los de Cádiz, de no participar, nadie se hubiera quejado.

Pero amigo, los de Madrid tienen todo el derecho del mundo a rebelarse contra el sistema que, como se demuestra, dicha organización funciona de forma paralela al propio sistema taurino que, por desgracia, tantos cadáveres deja en el camino. Al parecer, mejor dicho, los hechos así lo demuestran, en Madrid no hay sentimiento de hermandad para con sus toreros mientras que, por ejemplo en Sevilla, este año torean todos los de Sevilla, hasta Alfonso Cadaval que el pobre nada tiene que ofrecer en el toreo pero, el empresario le ha puesto en su feria hispalense.

Al margen de Miguel Maestro como el gran damnificado que no ha sido atendido ni el año pasado ni en el actual en el que, por ejemplo, ha habido una sustitución en la que podía haber entrado, han echado mano de Pérez Mota que, el chico seguro que se ha sorprendido porque no pensaría jamás que le llamarían para un evento madrileño pero, algún amigo tendrá para haber entrado en los carteles, no me cabe la menor duda. Como decía, al margen de todo, la gran ingratitud de ese Trofeo Chenel es haber dejado fuera de sus carteles al maestro Carlos Escolar Frascuelo que, lleno de torería, pese a su veteranía, todavía puede dictar muchas lecciones pero, como a tantos, le han sacrificado. Imagino el disgusto del maestro. Si no recuerdo mal, en la comunidad de Madrid existen veinte matadores de toros que, por regla natural, ellos deberían de haber sido los primeros elegidos pero, salvo tres nombres, los demás han sido olvidados.

Miguel Maestro, con sus declaraciones ha dejado claro que es un tío con toda la barba, mariconadas las justas que, para desdicha del toreo son muchas las que vemos a diario. Entre los toreros todo el mundo calla mientras que los demás otorgan. Pienso que, Maestro habrá dicho para sus adentros, de mi hambre me rio yo, ni siquiera se lo permito a Miguel Abellán por muy grandilocuente que sea su cargo en la comunidad. Y, tras sus declaraciones igualmente habrá pensado aquello de, la vida me quitarás, pero nada más.

Entiendo que, tras escuchar a Miguel Maestro he comprendido que, si entre los toreros hubiera unidad todo cambiaría de forma radical pero, ¿qué toreros se han posicionado públicamente a favor de Maestro? ¡Nadie! Es verdad que, en la barra del bar se ha encontrado con compañeros que le han dado la consabida palmadita en la espalda pero, mirando siempre que no les vea nadie. O sea, la cobardía como arma letal. Así les va a todos o, en el mejor de los casos, a la gran mayoría. Ahora mismo, el noventa por ciento de los toreros, todos en bloque, deberían de haber firmado un manifiesto a favor de Miguel Maestro como artífice denunciador de las más grandes injusticias pero, salvo la opinión de los aficionados, su gesto ha quedado en la penumbra.

Yo pienso que, a la hora de la elección de los dieciocho puestos que había que cubrir para el citado evento, por lógica, existen decenas de toreros y no caben todos. ¿Qué hacer? Muy sencillo. La Comunidad, en este caso, Miguel Abellán, debería de haber invitado a cuantos hubieran querido participar y, una vez todos alistados, hacer un sorteo pertinente porque de dicho modo nadie se hubiera sentido ofendido y Miguel Abellán se hubiera ahorrado la afrenta de ser criticado con saña por Miguel Maestro o por cualquiera de los que no ha querido atender. Barrunto que, para que nadie se sintiera ofendido, la solución del sorteo de los dieciocho puestos hubiera sido la cabal.

Pero claro, lo que digo no es otra cosa que la aplicación de la lógica y los políticos y sus adláteres entienden de lógica lo que yo de biología. Fijémonos sin son ilógicos estos personajes, y me refiero ahora a Miguel Abellán que, como dije hace unos días, ha fichado para el equipo del Centro de Estudios Taurinos de la Comunidad a Ortega Cano, échale hilo a la cometa. Hay que ser muy torpe o tener presiones de otro tipo para que el personaje aludido formara parte de ese Centro Taurino.

Seguramente Miguel Maestro no conseguirá nada pero, pasado el tiempo, la historia le recordará por ser el único matador de este siglo que se enfrentó al poder político-taurino para decirle las verdades a un chico que apenas fue nadie en el toreo pero que, en la actualidad, dado su cargo político parece que vive en otro planeta, cosa que “entiendo” porque la política como tal, es capaz de forjar imbéciles donde antes había hombres válidos.