Ha confesado Morante que está aburrido de matar los toros de Juan Pedro y Garcígrande, algo que nos ha sorprendido a todos pero, digámosle al torero que si él está aburrido, los aficionados estamos hasta los cojones de tanta parodia. Menos mal que tras veinticinco años como torero al final se ha dado cuenta, más vale tarde que nunca. Ahora dice que quiere matar los vazqueños de Prieto de la Cal; claro que, una cosa es que lo diga y otra que lo haga. Sin duda que, si lo hace le aplaudiremos.

Ese aburrimiento que dice alegar Morante es justamente lo que venimos denunciando durante muchísimos años porque, dicha vulgaridad es la que ha echado al público de las plazas. Pensaba Morante como sus compañeros que los aficionados eran imbéciles; han tardado, pero se han dado cuenta de la estafa que supone ver lidiar a esos animalitos sin alma, sin fuerzas, sin nada que se le parezca a un toro bravo. Y aquí está la razón por la que los aficionados le han dado la espalda a dicha parodia sin paliativos.

Justamente, una generación anterior como podría ser la de Manzanares padre, aquellos toreros eran figuras pero, sabedores de la responsabilidad que tenían sobre sus espaldas, cada año mataban algunas corridas de la llamadas encastadas. El mismo José María Dols Abellán tiene en su palmarés muchas corridas que en la actualidad, su hijo, no las ha visto ni en pintura. La comodidad, el adocenamiento, la falta de actitud, la burla constante hacia los aficionados con esos burros que ya salen muertos de toriles, todo ello ha sido el detonante de que esta otrora maravillosa fiesta no le interese a nadie. ¿Lo duda alguien?

Por cierto, voy a dar un dato que quizás les sirva a los jóvenes aficionados al respecto de Manzanares padre, claro. Recordemos que cuando los toros de Dolores Aguirre se presentaron en Madrid, en aquella ocasión todavía a nombre de María Teresa Osborne, en aquel momento la mataron Paco Camino, Palomo Linares y Manzanares. Y el torero alicantino, no contento con ello, mató los de Dolores Aguirre en Bilbao, Pamplona, Málaga que, por cierto, fue Curro Romero, Paquirri y Manzanares los que lidiaron los toros de la ganadera vasca en su presentación en Málaga. En aquellos años setenta y ochenta, las figuras del toreo tenían dignidad, por dicha razón, Manzanares, como sus compañeros figuras, mataron Pablo Romeros, Miura, Cuadris, Victorinos y todo lo que oliera a toro, no como ahora que solo matan burros moribundos como ayer sucedió en Alicante.

Y si hablamos de toros, ¿qué os parece si le preguntamos al maestro Luis Francisco Esplá?

Cómo será la cosa que, hasta el propio Morante que se confiesa aburrido de esos animalitos sin aparente peligro y sin la más mínima emoción, son los que han quemado la fiesta en la hoguera de sus propias vanidades y, sin duda, de sus palmeros particulares que los tienen por docenas, todo para seguir sustentando la farsa. Morante estará aburrido pero, como decía, los aficionados además de estar hartos del engaño permanente, lo que estamos es muy tristes al ver que se han cargado una fiesta singular con la misma facilidad que Pedro Sánchez ha destruido España.

No nos cabe la menor duda de que Morante es un gran vendedor de la burra que se decía en tiempos de antaño. A primeros de año anunciaba a bombo y platillo su idea de matar los toros de Miura en Sevilla. Es cierto que no se ha celebrado la feria de abril pero, si tan ilusionado estaba en matar los toros de Zahariche, hace pocas fechas tuvo una oportunidad de oro para haberlo hecho en Cuéllar. Claro que, una cosa es predicar y otra muy distinta dar trigo. Morante predica mucho pero, lo de dar trigo es otro cantar.

Las figuras se han enriquecido matando el toro comercial, el que apenas necesita riesgo alguno tratándose de profesionales con enorme oficio que, como miles de veces conté, esas corridas las matan sin despeinarse. Pero esa actitud conllevaba un riesgo, que la gente desertizara de las plazas de toros como así ha ocurrido. Lo más sangrante de la cuestión es que estos tipos no piensan cambiar de actitud y, como se ha demostrado, a partir de los momentos actuales, ninguno de ellos, por muy redondo que hagan el cartel, congregarán más de cuatro mil personas en los tendidos. En el pecado llevan su penitencia, que la purguen como malos pecadores que son.

Al igual que el socialismo lleva muchos años adoctrinando a la juventud de España con la ilusión –y la finalidad- de que sean borregos para emitir el voto sin argumento alguno de lo que hacen, los comentaristas televisivos, respecto a los toros, hacen lo mismo que el socialismo, adoctrinar a los aficionados para que nadie recuerde que en España, además de Juan Pedro y demás ganaderías funestas, hay miles de toros para lidiar con bravura, casta, pitones y todo lo que un toro debe de tener para que la fiesta pueda gozar de la credibilidad de antaño.

Una pena que, en esos púlpitos donde se podía explicar la verdad de la fiesta, sus argumentos maravillosos cuando se lidia el toro de verdad; miles de razones válidas existen para que la fiesta pudiera brillar y sustentarse por ella misma; pero no, entre todos prefieren el adoctrinamiento barato para con el mismo, seguir engañando a la gente. Cierto es que, en la medida de la posible, los aficionados se han ido percatando del fraude y han desistido acudir a los festines de la parodia. Dios quiera que, en la política pudiera suceder lo mismo, que la gente se diera cuenta del fraude total, de la mentira, del engaño, de los actos criminales del socialismo y en las próximas elecciones, si las hubiera algún día, mandaran a la mierda a estos desalmados que nos gobiernan.

Morante está aburrido, pero nosotros lo estamos todavía mucho más. De él depende, en gran medida, que nos vuelva la ilusión. Digámoslo claro, nosotros, además de aburridos, como antes dije, estamos hasta los cojones de que nos tomen por tontos.

Ahí observamos las patillas de Morante entre los dibujos fantásticos de esa artista a la que conocemos y admiramos y que se llama Mer Fidalgo.