Ayer domingo se celebró en Albacete la tradicional corrida de Asprona, todo un acontecimiento en la capital manchega que, en esta edición ha cumplido cincuenta años. Y digo Morante y Asprona porque, en realidad, fueron los auténticos protagonistas junto al novillero Manuel Caballero que se presentaba en su plaza y que deslumbró a los aficionados.
Muchas cosas le hemos criticado a Morante pero, en esta ocasión, ha habido dos sucesos que son dignos de alabanza para el diestro de La Puebla. Que acudiera a dicha cita me parece fantástico puesto que, en realidad, desconozco la cuantía de lo que Morante aportará a dicha causa por aquello de la labor de Asprona, que no es otra que ayudar a las personas con deficiencias físicas. Pero el hecho de acudir para llenar la plaza casi en su totalidad ya es todo un éxito. Y, para que la dicha sea mayor, el diestro sevillano no pone objeción alguna ante las cámaras de televisión que, como ayer domingo, CMM retrasmitió el festejo como tantas veces hiciera.
La causa para que los alternantes se entregaran me parece de una solidaridad altísima, algo que hay que anotar en el haber de los diestros. No es menos cierto que, si dicho festejo se hiciera como festival tampoco pasaría nada porque, en definitiva, tras lo visto en Albacete, dista muy poco un festival de lo que allí pudimos ver. Se monta como corrida de toros y nada que objetar porque la finalidad es hermosísima. Y digo que fue todo casi un festival porque Daniel Ruíz sacó al ruedo seis animalitos que, hechos a medida no salen tan buenos. Se notaba de lejos que los animalitos de Daniel Ruíz son hermanitos de los de Juan Pedro, algo que se evidenciaba de lejos pero, mientras que Juan Pedro ha entrado en una fase terminal y horrible si de bravura hablamos, el ganadero de Albacete, para su fortuna, sus toros pese a la poquita fuerza, siguen saliendo santificados al ruedo. Que nadie busque con este ganadero el menor atisbo de emoción pero, si de bondad hablamos, cualquier santo es un gracioso comparado con estos animalitos. A excepción del primer todo de Morante que, pese a su bondad y falta de fuerzas, se agarró al piso y el diestro no obtuvo lucimiento alguno.
No podemos olvidar que, Morante, en su segundo, un animal santificado donde los hubiere que, tras el tercio de varas hasta se protestó para su devolución por la falta de fuerzas, tras las banderillas se vino arriba para que Morante llevara a cabo una obra genial. Insisto que, todo lo puso el diestro porque el toro era de carretón; ni el menor atisbo de emoción pudimos palpar pero, lo que le faltaba al toro lo puso en grado sumo Morante para que, reitero, llevara a cabo una faena genial como las que suele deleitarnos de vez en cuando. Son esas faenas que, si cierras los ojos y piensas que allí no hay toro, es entonces cuando puedes ponerte a llorar de la emoción que el diestro es capaz de trasmitir. Tras un pinchazo y estocada, Morante cortó una oreja que le supo a gloria; él sabía lo que había hecho.
Al igual que sus compañeros, Paco Ureña merece todos los plácemes que queramos darle porque su acción y compromiso ante dicho festejo es digno de alabanza. Le tocaron dos toros de ensueño a los que toreó como Dios le dio a entender. En su primero, tras varios pinchazos le dieron una triste oreja que no le valdrá para nada. En su segundo, el toro de la tarde –y de muchas tardes en el devenir de la temporada- Ureña dio muchos pases, se esforzó como nunca, pero su labor no trascendió a los tendidos. Al parecer, por lo que vimos, su fracaso en Madrid ha hecho mella en su alma y en su cuerpo que, pese al mal manejo de la espada, tras la muerte de sus toros podía haber dejado la impronta de dos faenas grandes pero, todo quedó en una declaración de intenciones sin que el torero lograra cautivar a nadie. Quiero pensar que le pesó mucho que antes hubiera actuado Morante que, como dije, con un animalito por el que nadie apostábamos, llevó a cabo una faena maestra.
Se presentó en Albacete el novillero Manuel Caballero con dos novillos del mismo ganadero que, como los toros, dieron todas las facilidades al chico que, lleno de ganas, arrebato, valor, buenas maneras y con el toreo metida en la cabeza, tras fallar con el estoque en su primer enemigo, en el último de la tarde cortó dos orejas con clamor. Fantástica la presentación del hijo de Manuel Caballero en su tierra que, tanto padre como hijo deben de sentirse muy dichosos, algo por lo que me alegro muchísimo. Era la segunda novillada del joven Caballero que, como se sabe, está en los inicios de su carrera pero, sinceramente, el chico promete cosas muy interesantes, luego está el destino, la suerte y todo lo demás pero que el chico quiere ser torero, es algo que salta a la vista.
En breve publicaremos los beneficios que han ido a parar a Asporna porque, dicho dato dirá muchas cosas, las que todos deseamos sean buenas porque la labor de dicha entidad no tiene precio, sencillamente porque, para dicha de los albacetenses, tienen una organización admirable que ya la quisiéramos en todas las provincias de España, al margen de que, para nuestra fortuna, disposiciones similares las tenemos por doquier. Para todas ellas nuestra admiración y gratitud, así como para todo el público que acudió en Albacete para que, dicha causa tan noble como hermosa tuviera el respaldo de todo un pueblo, en este caso, la afición de Albacete. Enhorabuena para todos.