Ayer, una vez más, volvimos a “saborear” el amargo sabor del fracaso puesto que, cualquiera, tras lo “visto” se pone de mal humor. Es posible que el alemán que ha puesto el dinero para que Mundo Toro TV sea una realidad sea hasta aficionado, pero lo que nadie le ha contado a dicho hombre es que, la técnica es imprescindible en los tiempos en que vivimos y, mucho más si de un canal televisivo se trata. Es inadmisible que, ayer, en la retransmisión desde Sevilla, una vez más, Mundo Toro quedara como Cagancho en Almagro. Duele decirlo porque como aficionado, uno se planta frente al ordenador con la ilusión de ver el festejo y, el primer toro de la tarde fue imposible verlo. Más tarde, una vez que pudimos restablecer la conexión, de vez en cuando se quedaba parada la imagen al estilo de los dispositivos piratas que funcionan por el mundo.

Está muy bien que fallen los dispositivos piratas que, a su vez, deberían de detener a todos los que los construyen y, por supuesto a los que los utilizan de forma fraudulenta pero, que un dispositivo legal que hemos pagado con nuestro dinero, no es admisible que falle. Están jugando con fuego y pueden quemarse. Barrunto que, tras el fracaso con estrépito del primer día el número de abonados habrá bajado de forma considerable y, lo que es más sangrante, desde ayer, dudo que se apunte un solo abonado más porque ese tipo de fallos que pudimos sufrir, eso pasa, insisto, cuando el asunto forma parte de la ilegalidad, algo que en este caso queda descartado porque los abonados, “viciosos” hasta la médula por aquello de ver las corridas de toros, nos han tomado el pelo de mala manera.

Me llamaron algunos aficionados para preguntarme, algunos, muy enojados y acordándose de los vivos responsables de tal despropósito. Seamos serios, por favor, si un multimillonario alemán o de Alcoy, apuesta por una televisión –que en este caso la televisión no sirve- y ésta produce interferencias y problemas de conexión, ¿acaso no sabe el tipo que para eso están los medios técnicos? No pudimos ver la lidia el primer toro de la tarde, al tiempo que, no sabemos si hubo previa como se hacía antaño; no sabemos nada porque el canal es pura basura.

Y, como dije, en mi primera sentencia, ¿qué futuro puede tener una “televisión” sin televisión. Que baje Dios y nos lo explique. Todas las deficiencias que ahora existen, la más dramática que no se puedan ver los festejos por la televisión, al margen de los tres mil fallos del sistema, ¿acaso no tuvieron tiempo de probar y comprobar todo ello antes de pedirle el dinero a la gente? El alemán y sus secuaces deberían de saber que, el dinero es algo muy serio y, alcanza rangos de seriedad cuando viene del bolsillo de gentes humildes y, ante todo, por haberlo ganado de forma honrada, cosa que no podemos decir de dicho canal. Y de tal manera lo hemos ingresado en las arcas de dicha empresa que, al paso que van dudo mucho que lleguen a la feria de San Isidro. Y mis dudas tienen un fundamento explícito. ¿Tendrán suficientes abonados para mantener el coste de todo lo que un canal supone? Igual echan el cierre antes de lo previsto.

Como presumíamos, hablamos de un canal que nació muerto desde el primer día que se alumbró. Y así lo presagiábamos porque ¿de qué sirve un canal que retrasmita distintas ferias como Sevilla y Madrid si “nadie” lo puede ver por la televisión? Por cierto, otro dato significativo de la Web citada no es otro que los errores de bulto que allí nos encontramos. Tienen colgados varios capítulos de la serie Juncal, la obra maestra por antonomasia de Paco Rabal y su homenaje a los toros pero, el primer capítulo, cuando pinchas en el icono correspondiente con la ilusión de rememorar la serie más bella del mundo si de toros hablamos, ese capítulo no se puede ver porque no existe nada.

O sea que, una página -una televisión era lo que confiábamos- que todos esperábamos como tabla de salvación si de toros mentamos, en definitiva, es un cúmulo de despropósitos que en honor a la verdad dice muy poco de dicha empresa. Eso sí, en la portada de dicha Web, han puesto a Pablo Aguado animando al personal para que contraten dicho servicio. Las palabras de Aguado son esperanzadoras pero los hechos de la empresa son nefastos. A las pruebas me remito.