Ha sido una corrida muy dispar la lidiada hoy en Pamplona con toros de La Palmosilla que, en honor a la verdad, dos ejemplares han salvado el honor de la divisa puesto que el resto de los lidiados no han dejado recuerdo alguno.

El primero de la tarde, un toro encastado y muy serio ha puesto caro el triunfo para el diestro riojano que, en honor a la verdad, por ambos pitones ha estado sensacional. ¿Podía haber estado mejor? Todo es opinable y discutible pero, ciertamente, Urdiales ha manejado la muleta por ambos pitones con esa torería inmensa que le define frente al resto de los toreros y, repito, lo mejor el toro encastado, nada de la burra tonta que vemos a diario por esas plazas de Dios. El gusto, la ciencia, naturalidad y ese empaque propio de los toreros artistas es lo que ha mostrado Diego a lo largo de su faena que no ha dejado indiferente a nadie. Para mí, una de sus grandes faenas en lo que llevamos de temporada. Se masticaba el triunfo, sabedores de que el diestro maneja la espada con mucha rotundidad pero, cuando el éxito lo tenía en la mano, triunfo grande, un pinchazo, una estocada y una reata de descabellos han tirado por la alcantarilla una faena de recuerdo. Una pena pero, la faena ahí ha quedado. En su segundo, un animal muy deslucido, Urdiales lo ha intentado con denuedo pero el triunfo era imposible dadas las condiciones del animal. Ahora, paradojas del destino, le ha recetado una estocada fantástica por la que ha rodado el toro sin puntilla.

Fernando Adrián ha estado muy voluntarioso toda la tarde ha tenido un ejemplar de triunfo que no ha sabido aprovechar. El chico, que cuenta sus actuaciones por triunfos con salidas en hombros en esta ocasión, hasta esa oreja que ha cortado en su segundo enemigo nos ha sonado a chiste. Mucha voluntad, deseos inquebrantables  por buscar el triunfo que, con lo que ha hecho en el ruedo era difícil lograr algo positivo. Ha privado mucho más el postureo pese a su tremenda voluntad, sus largas cambiadas de rodillas y un gran repertorio en todos los órdenes pero no ha convencido a nadie.

Borja Jiménez ha peleado en su primero frente a un toro muy deslucido en el que, el chaval se ha jugado la vida a sabiendas de que el peligro, dada la casta del toro, estaba allí. No ha regateado el menor esfuerzo, lo ha dado toro y tras matar al animal de una estocada se le ha silenciado su labor. Nada que objetarle porque el de Espartinas ha estado por encima del oponente. En su segundo, el otro gran toro del encierro, es ahí donde el diestro ha dado su gran dimensión como torero, con esa pureza que le caracteriza, son ese valor a prueba de bombas por momentos, hasta nos hace recordar a su mentor y maestro, Espartaco del que ha aprendido  sus valores. Faena interesantísima la suya por ambos pitones en que la raza del chaval ha florecido frente a la cara del toro que, siendo un gran ejemplar, había que estar muy torero para no ser desbordado por el toro. Por ambas manos ha intentado la pureza de su torero que, al final, lo ha conseguido enardeciendo a los graderíos de Pamplona, cosa que resulta siempre muy complicada. Borjita sabía, mejor que nadie, que tras lo que había realizado el premio sería grande. Se tiró a matar y pinchó. Tres segundos después se tiró a matar o a morir, nada importaba, salvo conseguir el triunfo que viene siendo la norma en todas sus actuaciones. Se entregó tan apasionado, tan de verdad que el toro no le dejó pasar y le hirió en el muslo derecho con una cornada muy fuerte. Eso sí, la estocada resultó mortal y las gentes le pidieron las dos orejas con mucha fuerza. Todavía le quedaron fuerzas para ver morir al toro pero, en el acto le tuvieron que llevar a la enfermería porque, el que se desangraba era el diestro.

Actuación torerísima de Borjita Jiménez, torería a raudales de Diego Urdiales que se dejó el triunfo con la espada y mucha voluntad de Fernando Adrián. Ya quisiéramos todos los aficionados que, la peor de las corridas e Pamplona fuera como la de hoy, como dato significativo, no había figura alguna, pero si la emotividad de algunos toros que, frente a dos toreros cabales, Urdiales y Jiménez, la tarde ha resultado muy interesante.