Desde que se retirara de la política, Pepe Bono, en sus escasas apariciones que hace en los medios públicos, además de otros valores le recordamos siempre con cariño los aficionados a los toros porque, el socialismo de su juventud, el que vivió junto a Felipe González le dieron una categoría como ser humano que, como tal, se convirtió en un estadista de lujo. ¡Y es socialista!

Socialista, sí, pero de aquella vieja escuela en que los políticos eran auténticos estadistas y, para ellos, lo primordial era el pueblo que les había votado, todo lo contrario de ahora en que, los socialistas son socialistos porque lo único que quieren es engrandecerse a medida que destruyen España.

Todos, sin distinción, recordamos a Pepe Bono en su época como mandatario de Castilla La Mancha, la región a la que engrandeció dándole auténtica categoría en todos los órdenes, por eso le votaron durante tantísimos años y, en su mandato, los toros no pasaron desapercibidos porque, al margen de ser aficionado, sabía respetar a los demás, a su pueblo entero y, los toros no podían ser una excepción ante el respeto que José Bono regalaba a los suyos.

Por dicha razón, cuando creó Castilla la Mancha Televisión, jamás excluyó al mundo taurino porque, como mandatario ejemplar sabía que, los aficionados a los toros eran muchos y, además, pagaban los mimos impuestos que el resto de sus conciudadanos. Esta es la causa efecto de que, ahora, en tantísimas retransmisiones que dicho canal hace para honrar la fiesta más bella del mundo, Martín de Blas, el editor y comentarista del canal citado, cuando nos saluda a todos nos dice una frase emblemática: “Amigos todos, les saludamos desde la Monumental de Castilla La Mancha” Y tiene razón el muchacho porque no hay plaza más monumental que un canal televisivo para difundir cualquier clase de espectáculo.

No he dicho nada, como diría el otro: Pepe Bono, aficionado a los toros, socialista de convicción y corazón, creyente en la religión católica, estadista de vocación y político de altura. En Castilla la Mancha están sus logros, el que quiera solo tiene que acercarse a dicha región, preguntar, mirar, observar y, ante todo verán la obra de este político singular.

Pensar que, al paso de los años esta estirpe de políticos se haya extinguido, eso entristece a cualquiera. Solo Pepe Bono sabrá lo que le cuesta ser fiel a sus convicciones a sabiendas de los personajes que ahora pululan en dichas filas. Mientras que en los años ochenta se forjaron políticos de enorme nivel sin que a nadie nos importasen las siglas. Ahora, todo ha cambiado a velocidad de vértigo y de aquel PSOE solo quedan sus iniciales porque los golfos que nos rigen se lo han cargado todo y, los toros no podían ser una excepción.

Me pongo en el lugar de Pepe Bono y soy capaz de sufrir como lo hará él en cada instante de su vida; y digo que me pongo en su lugar porque tras haber leído su libro de memorias empieza uno a comprender a un político de semejante talante y condición. Pensar en lo que era el partido socialista para España y en la basura que ha quedado, eso es para ponerse a llorar y hacerlo eternamente porque la cuestión es que no hay marcha atrás y dicho partido jamás ostentará aquel liderazgo honrado que definió a todos los políticos de la generación del señor Bono.

El golfo y mentiroso de Pedro Sánchez pasará la historia como lo que es un embaucador de gentes descerebradas que le siguen creyendo mientras que España ha quedado devastada por la Pandemia y por sus actitudes chulescas y criminales porque, aquello de pactar con la más pestilente basura política de España, hay que tener cojones como diría uno de mi pueblo. Por eso se le recordará, como un tipo nefasto que demostró que su pueblo le importa una puta mierda y que su único fin no es otro que perpetuarse en el poder como lo pretendió Hitler en su momento, es decir, socialismo como el que ambos líderes entienden, uno en Alemania y otro en España.

Qué pena, Dios mío, que el partido socialista sea solo un vestigio del pasado; qué asco, qué horror y que penita que, con estas gentes en el poder no habrá nunca más elecciones y, de haberlas ya se encargarán ellos de que la gran mayoría del pueblo español, con su actitud borreguil, les sigan votando. Al tiempo.

El pasado 23 del mes en curso Pepe Bono nos dio otra lección de civismo tras ser preguntado por los acontecimientos que se dieron lugar rememorando aquel nefasto día en que, en aquel instante pudo haber cambiado el devenir de España por aquel frustrado golpe de estado. No es que se celebrara el hecho del golpe, lo que tenía lugar era la celebración de que, gracias a semejante fracaso de los golpistas, hoy estamos celebrando la fiesta de la democracia en España. Y mientras se celebrada ese logro, los criminales y separatistas, en otro lugar del Congreso lanzaban epítetos criminales hacia todo lo que oliera a España.

Por dicha razón, Pepe Bono, con una cara de enorme tristeza criticó a esas gentuzas que desde el mismo gobierno quieren destruir la unidad de España, desear que se muera el rey y ya que estamos, quemar todas las iglesias de España, algo que no tardará mucho tiempo en suceder. Démosles un poquito más de tiempo para que se animen a ello Rufián, Echenique, Iglesias, y el propio Sánchez que es más peligroso que todos esos juntos porque los tiene a su lado y no se inmuta ante la barbarie de lo que sus socios de gobierno pretenden para España. Y encima, esas gentuzas cobran de nuestros impuestos. ¡Ostias, que me muero!

Le damos las gracias a Pepe Bono porque su bondad, su categoría como político, como aficionado a los toros y como un estadista de categoría, desde aquí merece nuestro aplauso, al tiempo que queremos inundar de excrementos a esos socialistas malvados que, amparándose en la basura humana, entre todos, van a destruir España. Al tiempo, que no falta mucho, menos de lo que nadie imagina.