Con motivo del centenario de la plaza de toros de la capital de Navarra, el célebre Koldo Larrea ha escrito un libro singular y maravilloso en el que, para los amantes de la estadística, el volúmen en toda una referencia periodística y un tratado de la estadística al más alto nivel. Su título es PLAZA DE TOROS DE PAMPLONA en el que, Larrea, una vez más se ha volcado en la historia de su «pueblo» y, en este caso de su plaza pamplonica.

Sinceramente, en los tiempos en que vivimos, comprobar que a estas alturas de la vida donde solo priva lo material, que queden hombres románticos como es el caso de Koldo Larrea, me estremezco por completo. Analizo el trabajo de este hombre y me destoco ante él; son esos trabajos dificilísimos, complicados en los que hay que echar mano de miles de datos, comprobar detalles al más alto nivel para manejar la estadística como si uno estuviera en el patio de su casa y, como digo, lo que parece muy sencillo tiene una complejidad enorme, todo ello para que, en la posteridad, cuando hayan pasado muchos años y Koldo ya sea historia, los aficionados tendrán una clarísima referencia de lo que fueron los primeros cien años de vida de una plaza tan singular como carismática.

Cuidado que, ante este hombre tenemos que quitarnos el sombrero los que nos consideramos compañeros y amigos de tal admirable señor. Koldo Larrea ha escrito varios libros, ha ejercido la crítica, el ensayo al más alto nivel y, lleno de ilusión y con unas ganas admirables ha pueso su talento al servicio de los aficionados navarros y, más tarde, para todos los del mundo porque dicho libro nos interesa a todos; navarros o mexicanos, nada importa porque se trata de un documento histórico en el que Larrea nos ofrece una oportunidad de oro para aprender, no en vano, la vida no es otra cosa que una fuente de enseñanza.

Casi seiscientas páginas que tiene el libro es el dato que nos muestra que, la labor de Koldo Larrea no es causa baladí porque, además de los miles de datos que maneja para que el aficionado se sienta identficado con la historia contada, son cientos de fotografías las que adornan este vademecum que citamos, todo un logro por parte de este hombre incansable, culto, admirado, querido por los suyos y respetado por todos, todo un ejemplo de ser humano que, para nuesra fortuna, hasta nos aporta lecciones de auténtica sabiduría para todos aquellos que, pobres de nosotros, no hemos podido llegar a su altura pero, como quiera que nos sobra humildad, esa es la razón por la que le admiramos.

Confieso que en libro haya datos increibles los que Larrea no podía pasar por alto; situaciones vividas en la plaza de forma personal de su parte que nos pueden estremecer y aoncteceres dentro del ruedo que subyugarán a todo el mundo. No quiero descubrir más secretos del libro porque le restaría emotividad. El que quiera, como hemos hecho nosotros, que lo adquiera como la mejor inversion de la literatura taurina que alguien pueda imaginar.