Me indigno al ver la noticia de que Ferrera será apoderado por Simón Casas en la presente temporada. Pero, ¿habrá temporada? Eso es lo primero que tenemos que plantearnos. Antes de mostrar mi enfado sobre la noticia que todos los medios la han dado como si fuera un hecho extraterrestre, me consuelo al pensar que Antonio Ferrera tiene la vida resuelta porque, si la tuviera que resolver junto al manager que se ha buscado, apañado iba.

Un hombre como Ferrera que ha hecho cosas importantísimas en el toreo, que a estas alturas de su vida haya caído en las manos del mejor vendedor de humo del mundo, me parece un acto de pobreza mental por parte del diestro extremeño. ¿No existen apoderados independientes? ¿Digo bien, Curro Vázquez? Y otros muchos que, con toda seguridad hubieran apostado por Antonio Ferrera que, en honor a la verdad es un torero variado, con resortes admirables para su profesión y que sin llegar a ser una figura de época, es un torero admirable.

Volvemos a lo de siempre, a la maldita comodidad por parte de los diestros que, como es más que evidente, la gran mayoría buscan tener un “amo” al que rendirle pleitesía creyendo, de forma equivocada, que con eso arreglarán todos sus males y, el error es de época y mucho más en las manos de Simón Casas, del que todos conocemos su trayectoria y sus “buenas” formas de cargarse a los toreros. ¿Me explico bien, Paco Ureña? Y como Ureña, son muchísimos los que podrían responder al respecto, entre ellos, el bueno de Finito de Córdoba que, en su momento resultó ser el gran damnificado por el empresario galo.

La gran verdad es que, en los tiempos que vivimos, tener apoderado o dejar de tenerlo es todo lo mismo. ¿Cuándo se darán toros con normalidad? Ni Dios lo sabe, por tanto, hacer planes más allá del momento actual es una banalidad sin límites.

Por dicha razón, cuando los medios oficialistas han dado la noticia de dicho apoderamiento, algo banal y sin argumentos alguno, como si dijeran que Morante mata seis toros de Miura en Madrid que, realidad, eso sí sería una noticia bomba. Pero que Ferrera tenga como apoderado a Simón Casas, además de ser un hecho normal, en este momento, la cosa no tiene más trascendencia que una unión como otra muchas, con el agravante de que la citada acabará a palos.

Al ver este continuo baile de apoderados siempre me acuerdo de Enrique Ponce a que le criticaremos muchísimas cosas, además con razón. Pero por el otro extremo, al respecto de su persona, el diestro de Chiva ostenta un valor que muy pocos de sus compañeros podrán esgrimir, que siempre ha estado con el mismo apoderado. Algunos, lelos ellos, piensan que con el cambio de cromos que llevamos durante tantísimos años, con ello les basta y les sobra para funcionar en el toreo. Pues bien, Enrique Ponce, sin necesidad de esas triquiñuelas, con sus armas, con su constancia, valor, entrega y demás virtudes, con el apoderado de siempre lleva treinta años como figura del toreo.

Nadie le negará a Casas sus méritos como empresario, en realidad, como productor como él quiere que se le llame. En su faceta ha tenido logros importantes, negarlo sería una canallada pero, lo que se dice en el campo del apoderamiento, la cosa ya es de otra manera. Como sabemos, Casas ha apoderado a muchos toreros, muchísimos; la lista sería muy larga como para enumerarla pero, la pregunta es obligada. De todos los diestros que ha apoderado, ¿con cuál de ellos se toma un aperitivo en la actualidad? La pena es que, en el toreo, donde reina la cobardía al más alto nivel, los toreros, en tono bajito te cuentan todo, pero nadie tiene valor para enfrentarse a un tipo como el francés que, si algo tiene es mucho poder; ¡qué digo, todo el poder del mundo! Por dicha razón, pese a sus diritambos como apoderado, larga a sus poderdantes cuando le apetece, a sabiendas de que nadie dirá la verdad; sabedor de que todo el mundo callará, Simón Casas hace y rompe cuanto le viene en gana.

Entiendo que Antonio Ferrera tiene la vida resuelta, con suerte para él y, lo que haga o deje de hacer en la actualidad poco le reportará. Claro que, la gran pregunta es obligada. Si es tan gran torero ¿cómo la FIT lo ha dejado en la calle? Salió del fuego, al parecer, pero como quiera que donde hubo fuego quedan siempre rescoldos, en éstos ha ido a parar el valiente extremeño que, como se demuestra, no ha tenido quien le aconseje en su decisión tan importante. Ya lo comprobará cuando su hecatombe será irremediable. De cualquier manera, nosotros podemos opinar lo que nos plazca pero, la iglesia siempre tendrá doctores que saben más que nosotros.