Muchos profesionales del toreo, banderilleros, novilleros, matadores, mozo de espadas…..Seguramente todos estarán injuriando el día que se les ocurrió dedicarse a tan “maldita” profesión porque, como los hechos siguen demostrando, el mundo de los toros es un sector “apestoso” para nuestros dirigentes que, como se comprueba, celebran como si de un éxito suyo se tratare, que la horrible pandemia haya terminado con las ilusiones de miles de personas que, la gran mayoría, para su desdicha, no pueden ni comer. La pandemia no la podíamos predecir, pero lo que no sospechábamos nunca era que, la misma, por culpa del gobierno, dejara a miles de personas en la puta calle.

La carta que don Victorino Martín le ha escrito a la ministra de trabajo es conmovedora pero, ella, Yolanda Díaz y sus secuaces, seguro que no se conmueve nadie porque, para ellos, los sociatas y comunistas que nos rigen, somos unos apestosos de los que hay que huir, incluso mucho más de los que están infectados por la pandemia maldita. Eso sí, mientras unos compatriotas se mueren de hambre, el gobierno no duda en gastar lo que haga falta para proteger al nefasto tipo que decía que había que vivir en un piso de cuarenta metros; se refería a los imbéciles que le votaron porque él vive en una mansión protegido día y noche por la policía o guardia civil. ¿Por qué tendrá tanto miedo el muy cara dura citado?

Ver para creer. O sea que, se establece la norma de la paga vital para todo el mundo pero, cuidado, en ese ámbito no entran los toreros porque ni son españoles ni productivos para la nación ¿verdad? Con la de cientos de millones que ha pagado el mundo de los toros en concepto de IVA, entre otros impuestos, a España. Estas gentuzas, desde el primero hasta el último, ni tienen vergüenza ni saben todo eso como se come.

Han sido varios los banderilleros que, a modo de confesión me han contado sus penas y, de forma incrédula, no podía entender lo que a mi estaban contando y eso es más cierto que mi madre está enterrada. Para colmo, lo que me han certificado algunos profesionales, es lo que denuncia el señor Victorino Martín, lo que nos hace barruntar que todo es cierto. Ni el SEPE, ni el Ministro de Cultura, ni la de Trabajo, ni el propio gobierno, no somos nadie para ellos; es más, llego a sospechar que no nos tienen ni como españoles porque no existe un solo motivo para que se nos repudie de la forma que lo están haciendo.

Yo me moriría de vergüenza si fuera un miembro del gobierno y que me escribieran cartas como la de Victorino a la ministra, o cualquiera de nuestros ensayos que, llenos de pena por aquello de comprobar cómo el gobierno olvida a sus compatriotas y procura que no le falte nada a todas las personas que han llegado a nuestro país, algo que me llena de orgullo que se haga; pero que se menosprecie a los nuestros, que se les deje morir de hambre y de desdicha, hay que ser mal nacido para llegar a tal situación.

A estos sociatas de medio pelo, a todos, comandados por Pablo Iglesias, deberían de llevarlos a todos a Uruguay y que el irrepetible Pepe Mujica les diera una lección allí en Montevideo de lo que es el socialismo, algo que el dirigente uruguayo lo hecho mejor que nadie en el mundo siendo socialista. Claro que, mientras Pepe Mujica, pese a sus años, sigue siendo la admiración del mundo, los sectarios que nos gobiernan dudo que les admire ni el más nefasto de sus votantes que, para desdicha de España, así lo hicieron. Claro que, como siempre sucede, ya se arrepentirán y las próximas elecciones sospecho que les votará su madre porque lo que se dice gente normal, no creo que exista un solo sobre la faz de la tierra dispuesto a cometer semejante villanía.

Nadie sabe lo que me está costando resistirme a dar los nombres de los damnificados del toreo que, como dije, me contaron sus miserias en la soledad de sus almas. Y, me resisto porque ellos me lo han pedido porque, como sabemos, en vez de hacerles un favor les metería todavía en más problemas y, eso es lo que no quiero jamás para unos hombres honrados que, su único pecado no ha sido otro que jugarse la vida y cotizar por ello. Pero sí, no estamos hablando de casos aislados, es una ingente cantidad de personas que, insisto, se albergan en los comedores de Cáritas para poder subsistir mientras que, el indeseable gobierno que tenemos dilapida millones a manos llenas en todo aquello que se les ocurre. ¿Y los toreros? A estos que los parta un rayo, por dedicarse a una profesión tan nefasta ¿verdad?

Esta la imagen de los toreros, tirados frente al Ministerio de Trabajo pidiendo su sagrado pan, el que el gobierno les niega de forma rotunda.