A tenor de lo que estamos viendo, no nos queda la menor duda de que la feria de Sevilla se montó por aquello de si sonaba la flauta que, definitivamente no ha sonado. Digamos que, si de todos era sabido las normas que rigen por toda Andalucía para la celebración de festejos taurinos, la empresa Pagés sabía a ciencia cierta que dichas normas deberían ser acatadas en Sevilla, por tanto, aquello de que se necesita un cincuenta por ciento de aforo del coso para la celebración de festejos, en realidad, era una estupidez monumental a sabiendas de que, como dijo Moreno Bonilla, las normas son iguales para todos.

Tras todo lo sabido nos queda el mal gusto de pensar que, la empresa ha querido darse una vacilada ante los aficionados que, amparada por las figuras del toreo, entre todos se han burlado de la afición porque los datos son clarísimos y las normas mucho más, mal que nos pese a todos. Si se han celebrado toros en Jaén, del mismo modo podían celebrarse en Sevilla ¿verdad? Pero no, lo de Jaén era un espectáculo montado para los pobres mientras que, los señoritos del toreo no entran a formar parte de esa grandeza como es aquello de jugarte la vida con poco dinero y con escaso público, sencillamente porque no queda otra opción.

¿Habrá sido un timo el montaje y anuncio de los carteles maestrantes a sabiendas de que dicha feria no se podría dar como pretendía la empresa, para que Morante se anunciara en una corrida de Miura que se sabía de antemano que no se iba a lidiar? Ante lo visto, uno ya puede pensar lo que quiera pero, lo que se dice sospechas al respecto las tenemos todas. Si la empresa sabía, insisto, que había que cumplir las normas establecidas, ¿a quién querían engañar? Primero a ellos mismos por si sonaba la flauta y, acto seguido por vender un abono sin la certeza de saber si se le podría ofrecer al cliente aquello que le habían prometido. Una confusión en toda regla que, de forma natural lo pagarán, nunca mejor dicho, aquellos incautos que han comprado el abono que, como sabemos, son muchísimos. Allá ellos porque todo el mundo conocía las normas que rigen para la celebración de los festejos taurinos y, si han querido arriesgarse ahora que sufran las consecuencias.

Nosotros, los que aspiramos a poco nos conformamos con lo que supone la grandeza de las corridas que se celebran por esos pueblos manchegos que, en honor a la verdad, gracias al canal televisivo CMM nos hacen las delicias en cada festejo que se retrasmite. Sueños ya tenemos bastantes, razón más que evidente para que, en los momentos actuales nos aferremos a todo aquello que sea verdad pese a que todo esté rociado de humildad como es el caso de los festejos citados.

Yo diría más, esos festejos televisados desde los pueblos tienen el aliciente de la incógnita porque casi siempre nos encontramos con toreros desconocidos para el gran público que, de vez en cuando nos llevamos una grata sorpresa como ocurriera el pasado año con Gómez del Pilar, Calita, Morenito de Aranda y otros muchos que, por lo que hicieron nos sorprendieron de forma muy grata. El mundo no se acaba con las figuras del toreo porque, como siempre dije, lo que sobran son toreros en España y si tenemos la fortuna de poder verles en los pueblos pese a todas las condiciones impuestas por temas sanitarios, alabado sea Dios.

Insisto que, lo de las grandes ferias, para desilusión de todos, es algo que creo que va para largo pero, para que nos reconfortemos desde el alma, ahí está la programación de CMM en que tienen previstas las retransmisión de muchos festejos en los pueblos de Castila La Mancha que, a no dudar harán las delicias de los aficionados. Es cierto que las exigencias de los pueblos son menores pero, ¿de qué sirven las exigencias de las grandes plazas si las figuras del toreo, dicha exigencias se las pasan por la entrepierna? Quedémonos con los pueblos puesto que en los mismos solo aparece una cosa, la verdad desnuda del toreo; y no lo digo yo, lo dicen las imágenes de todo aquello que pudimos presenciar a lo largo del pasado año en que, en muchos pueblos salieron toros en la arena que, en las plazas de primera ni siquiera han sospechado.

En la imagen, Noé Gómez del Pilar, uno de los héroes de la pasada temporada.