El plato fuerte de la feria de Sevilla no es otro que la actuación de Morante con los toros de Miura y junto a Manolo Escribano y Pepe Moral que, ambos, estarán como locos de contentos al ver que, tras tantísimos años, conocerán a Morante en persona y, lo que es mejor, se pondrá a su altura lidiando los toros de Zahariche. Vamos que, ni ellos mismos se lo creerán ¿verdad? La emoción les saldrá a raudales por todos los poros de su piel.
¿Qué pensarán Escribano y Moral ante ese cartel que, con toda seguridad, ellos ni lo soñaban? Sería curioso indagar en el alma de estos diestros que, como emoción primera, ante todo, como dije, se trata de conocer al “rey” de los toreros actuales en persona. ¿Sentirán emoción, indignación, incredulidad…? Vete tú a saber pero, la gran verdad es que compartirán cartel con la máxima figura de la torería que, en honor a la verdad, si un toro le embistiera podría formar un lio gordo.
Claro que, para el bien de Manolo Escribano y Pepe Moral, si hubiera justicia, al menos la divina, esa corrida debería de salir como la que lidió don Eduardo en Sanlúcar de Barrameda, con eso ya nos conformaríamos todos para ver la dimensión de Morante ante toros difíciles y complicados. Ante todo se trata de un reto importante, nadie lo puede negar pero, como quiera que el destino a veces se comporte de manera cruel y caprichosa, igual le tocan a Morante los dos toros buenos mientras que, sus compañeros tendrán que tragar quina de la mala y, por supuesto, quedarse en el lugar que ocupan.
Como fuere, la incógnita está servida. No hay nada más hermoso en la fiesta de los toros que la espera ante el acontecimiento que se anuncia porque, como digo, el misterio está por resolver. Claro que, hablamos de misterio e incógnita con este tipo de corridas porque con las que habitualmente se enfrenta Morante, de antemano, antes de que se celebre el festejo podemos hacer la crónica y acertar de lleno; todo es tan previsible que, de acertar los diestros con la espada, insisto, las crónicas se pueden hacer antes de la celebración del festejo y, hasta el más tonto puede acertar.
No vamos a negarle a Morante el gesto que, él sabrá sus motivos. Pero si sabemos que, como ocurriera en El Puerto con los de Prieto de la Cal, el fracaso no pudo ser mayor y, nada que ver los toros citados con los Miura con los que se anuncia en Sevilla. ¿Tendrán en la ciudad hispalense, como ocurriera en el Puerto, otro toro de Juan Pedro como sobrero por si se estropea algún Miura? Y si no se estropea tampoco pasa nada porque, como supimos, en el Puerto de Santa María se cambió un toro por el artículo treinta y tres, porque lo decidió el presidente, pero hasta en eso fracasaron porque el animalito no quiso sumarse a la farsa.
Mi deseo, por encima de todo, es que triunfaran los tres espadas porque, tanto a Escribano como a Pepe Moral, un triunfo en dicha tarde les llenaría de ilusiones y, en el caso de Morante, su satisfacción personal sería inmensa, algo que nos alegraríamos todos los aficionados ya que, como es sabido, Morante profesa devoción a la figura de Joselito, al que quiere emular en todas las formas y suertes, con la diferencia de que mientras José Gómez Ortega, en apenas diez años como matador de toros, ser hartó de matar corridas de Miura mientras que, nuestro ídolo actual, Morante, es la primera vez que se enfrenta a los temibles toros miureños.