Me sorprendió en el día de ayer un torero sevillano que, hasta este momento poco había ofrecido en el toreo porque, en las actuaciones que le habíamos visto intuíamos que era uno más de los chavales ilusionados que pueblan el escalafón. Se trata de Rafael Serna que, pasados cinco años desde su doctorado ha madurado de una forma extraordinaria, hasta el punto de que ayer en Guillena, un pueblo de Sevilla, Serna nos ofreció un recital de toreo en su segundo enemigo.
Respecto a las corridas de los pueblos no entraré jamás en la valoración en lo que se refiere a la concesión de trofeos que, siempre, son exageradas y no dan la medida de lo que realmente se ha visto. Rafael Serna, como decía, tuvo ayer un lote muy distinto porque su primero tenía mucho que torear, un toro verdaderamente difícil en el que el hispalense dio una gran medida como torero puesto que, ante los toros difíciles cuando se ve a los toreros grandes o, como es el caso de Serna, sin ser un grande del toreo evidenció maneras importantísimas para el devenir de su carrera.
La evolución de este chico me sorprendió por completo y, para colmo, me llenó de satisfacción. Como decía, en su segundo enemigo, un toro ideal para hacer el toreo Rafal Serna construyó una faena bellísima en la que afloró la creatividad, el buen gusto, el empaque de un torero que puede ser grande. Estos años en que apenas ha toreado nada, al parecer, le han revitalizado como torero. Seguro que ha entrenado muchísimo pero, su evolución es un hecho constatado que hay que anotar en su haber. Es cierto que, debe de acertar con la espada porque, pese a que como digo, las orejas de forma particular no me dicen nada, de haber acertado con el estoca su triunfo hubiera sido de tremenda magnitud.
Como miles de veces dije, ahora empieza Cristo a padecer; es decir, que un torero compruebe en sus carnes sus auténticas posibilidades como torero, que se las crea, que se las canten y que no lleguen contratos, la situación debe ser dantesca. Rafael Serna está en esta tesitura expuesta que, en muchas ocasiones, respecto a los toreros, más valdría que les dijéramos que no tienen posibilidad alguna para triunfar en su profesión y podrían marcharse a sus casas sin la menor amargura pero, reitero, aquí nace el auténtico problema, comprobar frente al toro y ante las cámaras de televisión que eres un torero válido, que te han visto cientos de miles de personas que, como nosotros, se habrán quedado con la miel en los labios y, si para colmo no hay continuidad en lo que a contratos se refiere, la desdicha está servida.
Si no recuerdo mal Rafael Serna lleva cinco años de lucha sin límites, ejerciendo de torero, entrenando, viviendo todo el santo día obsesionado por su profesión y, de momento, ha tenido que conformarse con Guillena, una plaza de pueblo pero en la que en día de ayer hizo el toreo caro.
No todos son Tomás Rufo al que bendijeron desde el día de su alternativa, algo que me gustaría que alguien me explicara. ¿Por qué a Rufo sí a los demás no? Esta circunstancia la verán todos los chavales que se han doctorado en estos dos últimos años y se volverán locos, no es para menos. Pese a todo, a seguir luchando, no queda otra chavales, todos, como siempre dije, a esperar el milagro.
Y, respecto a Rafael Serna, a seguir entrenando para que en una próxima ocasión pueda darnos otra sorpresa como la de ayer en Guillena. Enhorabuena, torero.