El frío y la nieve que han congelado nuestros cuerpos en los últimos días, aunque ello, apenas es nada cuando comprobamos que tenemos helada la sangre al respecto de todo lo que vemos a nuestro alrededor. Si el pasado año lo terminamos con dolor, el que hemos empezado ya chorrea sangre a borbotones pese a que se nos heló en el alma.

No corren buenos tiempos para el toreo y, tras todo lo que estamos viviendo, ya firmaríamos para que la temporada fuera como la pasada que, apenas fue nada, pero para la presente barruntamos lo peor. Comprobar que miles de toros se han ido directamente al matadero es algo que nos ha asolado por completo. ¡Y pensar que dicho animales se han criado durante cinco años acuerpo de rey! El caos está servido y, día que pasa, día que no vuelve. Mientras todo eso ocurre, los mal nacidos de los animalistas siguen abogando por los animales; claro que, dichos tipos, a los toros no se les considera como animales, para ellos son asesinos.

Si todos esos criminales de guerra que quieren exterminar la fiesta de los toros supieran lo que representa un toro de lidia para el ecosistema español, por supuesto que cerrarían la boca para siempre pero, ya vemos, hace más daño un ignorante que uno bomba atómica. Las pruebas son concluyentes. Si llegara el momento –que ya está cerca- de que se exterminara para siempre la cabaña brava española, el daño sería irreparable y sus consecuencias totalmente funestas. Bien es cierto que, nos gobiernan unos desaprensivos que, como mal mayor, éste no es otro que su propio analfabetismo, lo que corrobora que, parar formar parte de un gobierno  u ostentar en cargo político de relevancia, siendo analfabeto se tienen todos los números para optar al cargo.

Al mundo de los toros alguien le ha hecho lo que se llama mal de ojo que, parece una broma lo que digo pero es una verdad que aplasta. Y lo peor de todo es que veremos quién es el valiente que lo cura. Difícil será, pero lo que es cierto es que estamos viviendo una locura al más alto nivel. La pandemia nos ha hecho mucho daño, nada es más cierto pero, si ponemos en una balanza el daño ocasionado por el coronavirus y el que ha llevado el gobierno, sin duda, gana el gobierno por goleada.

Pensemos que, aunque llegue el verano, nuestros corazones seguirán congelados al ver cómo y se ha desarrollado todo lo que concierne al mundo de los toros, es decir, el trato que hemos recibido de unos dirigentes apestosos que su única meta, como es notorio, es acabar de una vez con el mundo de los toros alegando la estúpida causa del maltrato animal. Ellos sí que maltratan, no a los animales, pero sí a las personas.

Malditos sean todos los que nos gobiernan que, además de cobrar sueldos astronómicos, su única razón de ser es la de mentir. Por si no teníamos bastante con el mentiroso compulsivo de Pedro Sánchez, como quiera que las hemerotecas son muy traicioneras, esta mañana hemos podido ver unos de los videos en el que un tal Pablo Iglesias decía que, al llegar al poder bajaría al máximo el recibo de la luz; éste ha subido un veinticuatro por ciento y el muy cara dura no se ha pronunciado al respecto. Imagino que, el tipo citado, cuando decía de bajar, se referiría a que lo bajaría al sótano de su mansión.

Tras lo dicho, queda claro que, toda esa bazofia de izquierda que dicen gobernarnos lo único que pretenden, como así lo han conseguido, es situarse en el poder, cobrar sueldos que ni en sueños hubieran tenido, destruir todo lo que a ellos no les gusta y, por encima de todo, mentir y engañar a millones de seres indefensos que, de forma ignorante les creyeron para que, de una vez nos lleven a todos a la ruina y la más grande de las miserias.

Y, nosotros, los aficionados a los toros queremos que se nos escuche. ¡Qué pobres somos! Más que pobres, yo diría que somos infantiles. Toma nota, Eneko, de lo que hacen los tuyos.