Cerraba la feria de Madrid la clásica corrida de Victorino Martín de comportamiento muy desigual, de presentación bellísima pero que se juego ha distado mucho del que deseaba el ganadero. Como fuere, hay que felicitar a Victorino que, pese a todo, no defrauda puesto que en sus festejos nadie se aburre; otra cosa muy distinta es cuando sus toros han carecido de las fuerzas lógicas de esta ganadería, cosa que hoy no ha sucedido. Toros difíciles, complicados en que los toreros se han jugado la vida sin rampa ni cartón, destacando ese gran toro lidiado en segundo lugar por Sergio Serrano que ha bordado el toreo.

Volvía otra vez a Madrid Antonio Ferrera que, por mucho que lo ha intentado no ha dicho nada. Su primero era complicado mientras que, en su segundo, un animal que le ha regalado doce embestidas se las ha pasado haciendo de Llapisera cuando el toro pedía que se le toreara de verdad. Ha montado el numerito toreando al natural con la derecha, ha querido imponer sus reminiscencias teatrales y el cuento no le ha valido. Convengamos que, en el transcurso de la faena le han chillado cuando mejor estaba toreando. Los ha matado como ha podido y aquí paz y allá gloria. Creo que Ferrera no se ha dado cuenta que hoy estaba en Madrid, nada de lo que pudiera hacer en Villamayor de Santiago.

Sergio Serrano, como digo, ha bordado el toreo frente a un toro encastadísimo pero que reunía los requisitos básicos de lo que siempre anhelamos ante un toro de lidia. Tenía nobleza, trasmisión, casta y bravura para que el torero pudiera triunfar por lo grande, algo que ha hecho Sergio Serrano antes de entrar a matar puesto que, su faena ha sido, sin duda, la faena más emotiva de la feria. Toreo caro y puro en las manos y sentidos de un gran torero que, de competir con todos en las mismas condiciones que los demás dejarían en ridículo a los que se llaman figuras del toreo. Un crimen que no redondeara aquella faena con la espada puesto que, su faena, olía a puerta grande. Su segundo enemigo ha sido otro toro clásico de Victorino con todas las complicaciones habidas y por haber y Serrano ha estado digno y heroico.  Serrano, como no podía ser de otro modo ha ganado la oreja de oro en disputa con todo honor y gloria torera. Previamente a todo, Sergio Serrano se había jugado la vida en sus dos toros al recibirlos a portagayola, una suerte estúpida, que no conduce a nada pero que, a su vez, nos muestra la decisión admirable del diestro que, desde el primer instante quiere lograrlo todo. Resultó cogido en esta suerte en su primer toro que, se escapó de la cornada porque Dios es bueno.

Román reaparecía en Madrid siete días después de su cornada en la misma plaza y con la puntos de suturo todavía en su pierna, ha estado valentísimo ante un lote muy complicado. Se ha jugado la vida de verdad a sabiendas de que el triunfo era imposible.

Una vez más, el triunfador absoluto si de banderilleros comentamos, queda claro que el rey de la feria ha sido Fernando Sánchez que ha triunfado rotundamente con los palos en unos toros que, en el tercio de banderillas han vuelto locos a los banderilleros mientras que, Sánchez, ha sido un prodigio de banderillero con su torería irrepetible. La feria, si de rehileteros hablamos ha sido para Fernando Sánchez que ha sumado más actuaciones que nadie consiguiendo, cada tarde, un triunfo de clamor como se lo han demostrado los aficionados.