Digamos que, ese cartel previsto en la feria de Málaga para el próximo 20 de agosto, sin lugar a dudas despierta todas las pasiones el mundo porque, amigos, ver juntos a Morante, Pablo Aguado y Juan Ortega, a cualquiera se le nubla el corazón y está dispuesto para hacer los kilómetros que hagan falta con tal de poder ver tan celebrado cartel que, insisto, lo ponderarán hasta los amantes del toro de verdad. Hasta lo aplaudiríamos nosotros si hubiésemos comprobado que, los diestros citados se enfrentaran a una auténtica corrida de toros.

Como decía, el citado evento, sobre el papel, maravilloso. Pero, si amigos, siempre hay un pero y en esa ocasión es de suma relevancia. Resulta que la empresa ha sido capaz de reunir un mismo cartel a tres artistas de la torería pero, no ha tenido en cuenta que, para que ese espectáculo programado junto al monte Gibralfaro de la ciudad andaluza, hubiera que traer toros para que la función tuviera un mínimo de aliciente.

Sabedores todos de los fracasos con estrépito del ganadero Juan Pedro Domecq, pese a todo, los toreros se siguen frotando las manos cuando se ven anunciados con dichas reses que, por otro lado, son sinónimo de burla y estafa para el personal. Con lo difícil que lo veían todo Pablo Aguado y Juan Ortega y, en tan poco tiempo han comprobado en sus carnes que, si los demás quieren, te ponen donde haga falta y, lo que es mejor, sin apenas riesgo para tu vida tratándose de este tipo de “santos” que lidian. Ahí están todas las corridas que ha lidiado Juan Pedro este año y, la cosa no es de ahora porque sus fracasos son la norma en dicha ganadería que, su tutor, se ha empeñado en lidiar burros adormilados y, al parecer se los siguen comprando; nada que objetar porque mientras haya memos dispuestos para burlarse de los aficionados, miel sobre hojuelas para los organizadores y toreros porque mientras no tengan quien les delate ellos vivirán así de felices, no es menos cierto que, de nuestra parte jamás tendrán nuestra “bendición”.

O sea que, no echemos las campanas al vuelo y analicemos con rigor el espectáculo citado que, los “camaradas” adictos al “régimen” ya han echado el botafumeiro por todos los confines de la tierra. Es decir, lo que sabemos todos se lo calla todo el mundo porque, al parecer, es mejor alabar que criticar, algo que estoy totalmente de acuerdo pero, las alabanzas no vienen nunca solas, hay que ganárselas como se las ganó Emilio de Justo frente a una encastadísima corrida de Victoriano del Rio, la que lidió en Madrid el pasado cuatro de julio. Por ese camino tienen que llegar los plácemes, los vítores y todo tipo de alabanzas posibles porque, ante todo, un torero se jugaba la vida frente a un toro.

Si de antemano sabemos que no habrá “toros”, sinceramente, no creo que nadie en su sano juicio pueda ponderar un espectáculo como el que se ha programado en Málaga que, dicho sea de paso, si son ciertas las informaciones que hemos leído en torno a Morante que amenaza que matará todas las corridas encastadas de España, podía haber empezado por Málaga que no es cuestión baladí.

Dicho en cristiano, que no se preocupe Rafaelillo que Morante no le va a quitar el puesto en ninguna de las corridas de Albaserrada en las que participa el murciano; ni Rafaelillo ni nadie porque, una cosa es predicar y la otra dar trigo y, predicar, Morante lo está haciendo con mucha asiduidad pero, todavía no he visto que se haya anunciado con una corrida encastada, no digo de Miura o Victorino, por poner un ejemplo; para mí, con que se atreviera con una de Victoriano de Río yo sería feliz pero, tampoco soy tan ignorante para creerme que los pinos dan higos.

No faltará quien diga que hacemos mala publicidad del espectáculo pero, ¿a qué invita ese cartel que hemos dicho con los toros referidos? Lo único que hacemos es, como aficionados, adelantarnos a unos hechos que más tarde todos contarán, a su manera, claro; en realidad, no lo hará nadie porque salgan como suelen salir dichos animalitos, todo el mundo le dará coba al ganadero y, sin duda, todos justificarán el fracaso. Yo soy partidario de Morante, ¿quién se resiste al arte de tan maravilloso torero? Nadie. No he leído jamás a nadie que diga que Morante es un pegapases al estilo de Ponce, de igual modo que todos coincidimos de que se trata de un artista en la élite pero, ese reconocimiento del que hablo no está reñido en sostener que, en la temporada presente y en las pretéritas, Morante siempre ha “triunfado” con animalitos carentes de toda fuerza, casta y emoción.

Sus éxitos quedan difuminados ante la carencia vital de su enemigo; es como si le viéramos torear con el carretón en su casa; es decir, la interpretación del toreo en las manos de Morante siempre será una obra de arte pero, se da la circunstancia de que es torero y, ese arte lo tiene que mostrar frente a un toro bravo, nunca con los burros adormilados que salen por toriles, casi todos de Juan Pedro o “aledaños”. Es ahí donde Morante pierde todo pero, amigo, hazte un nombre y échate a dormir, es el caso de este diestro que, al parecer, para que los buenos aficionados no nos enfademos mucho, “amenaza” con matar toros encastados, algo que, si lo hiciera, se lo aplaudiríamos a rabiar. Como decía, podía haber empezado en Málaga que no es mala plaza pero, del dicho al hecho hay mucho trecho.