Al parecer todo hace indicar que estamos venciendo la pandemia, algo que celebramos todos con inusitado gozo. Vamos recuperando la normalidad en todos los aspectos y, por momentos parece que nuestra vida recobra esos aires de normalidad que antes gozábamos pero que no éramos conscientes del gran tesoro que teníamos.

Nuestros dirigentes valencianos, sociatas e ineptos, lógicamente nos obsequian al mundo de los toros con la agradable noticia de que se nos permite un cincuenta por ciento de aforo en nuestras plazas para que puedan darse corridas de toros. La noticia, contada como tal nos parece extraordinaria. Es cierto que, cuando todavía éramos libres en todos los aspectos antes de la pandemia, muchas tardes en las plazas de toros no se conseguía ese cincuenta por ciento que ahora nos autorizan.

Pero…….Y aquí viene el quid de la cuestión. Hablan de ese cincuenta por ciento de aforo referido, todos nos damos abrazos y besos al saber noticia pero, el problema es que para estos indeseables que dicen gobernarnos solo se permiten dos mil personas como aforo total. ¿Cómo se explica semejante locura? Barrunto que, los sociatas saben poco de números porque, por ejemplo en Alicante, una plaza con once mil espectadores, que yo sepa, ese cincuenta por ciento de gentes sería albergar a cinco mil quinientas personas. Y así en todas las plazas de la comunidad.

Como diría Eduardo Inda, los sociatas vienen a por nosotros. Se ha marchado el más apestoso de todos, Pablo Iglesias, pero ha dejado una estela de ruindad en la izquierda de España que, hasta el mismísimo Joaquín Leguina ha puesto el grito en el cielo al ver todo lo que hacen estos cafres; un grito que, lógicamente, le ha costado la expulsión del partido porque en dicha siglas no cabe gente honrada ni mucho menos coherente con las ideas de los demás. No es que sea un consuelo para nadie, pero el hecho de pensar que Joaquín Leguina, político y literato del altísimo nivel, que dicho señor apoyara a la señora Ayuso en las elecciones madrileñas es un éxito para la democracia, nunca para los indeseables que dicen gobernarnos porque para ellos, lo que priva y vale es la mentira y la falsedad.

Nuestro gozo en un pozo. No veremos toros este año en nuestra comunidad valenciana y, lo que es peor, al paso que vamos nuestra fiesta perecerá por ella misma; es decir, por la inhalación a la que está siendo sometida. Son gestos canallescos los que nos “obsequian” para, de forma sutil, hacerse los mártires, no prohibiendo nada, pero destrozándolo todo. Bueno, a fin de cuentas, gracias a estos descerebrados hemos aprendido que el cincuenta por ciento de una cantidad, la que fuere, para los sociatas es apenas un veinte por ciento. Y lo triste de la cuestión es que lanzan este tipo de noticias pensando que todos somos subnormales. De un tripartito con ideas criminales, ¿qué podíamos esperar?

Si hablamos de política, quiera Dios que el efecto ganador de la democracia verdadera en Madrid se vaya extinguiendo por todos los rincones de España y, en las próximas elecciones eliminemos para siempre esta basura que dice gobernarnos. Cuando hablo de política y toros siempre me viene a la mente el señor Emiliano García Page, socialista por convicción, pero amante de la libertad y la defensa de los valores humanos, es el caso del mundo de los toros al que, como sabemos, la comunidad de Castilla La Mancha es la región de España que más toros se celebran, siempre, por supuesto, con la anuencia de García Page. ¿Qué pensará este señor del tipo de la cara de cartón que “reina” en España y que pertenece a su partido? Me gustaría saberlo porque, tiene bemoles el asunto que, dos tipos del mismo partido, uno defiende la libertad ante todo, mientras que el otro solo pretende la dictadura que ejerce que, como las pruebas demuestran, si en su mano estuviera, los toros ya estarían borrados de España para siempre.

Y, en dicha cuestión, el tipo del peluquín de Valencia que su único logro ha sido favorecer presuntamente a su hermano con el dinero de todos los valencianos, sigue a rajatabla los dictados que recibe desde La Moncloa en la que vive un tipo indeseable que, al estilo de los más puros dictadores, o estás conmigo o contra mí. Como decía, el cincuenta por ciento de una cantidad determinada es exactamente la mitad de cualquier cifra pero, a estos políticos de izquierdas, de pequeños, sus padres deberían de haberles mandado a la escuela. Con razón nos explicamos que, para ser político con ser burro, analfabeto, deshonesto, mentiroso y cruel, con ello bastan argumentos para dirigir un país o una comunidad. Es la única profesión en el mundo donde se adquieren las mayores responsabilidades del mundo y no existe exigencia alguna para llegar al cargo. Eso sí, pobre de todo aquel que opte por opositar para ser policía nacional; Einstein se queda en mantillas al lado de dichos opositores.

En la imagen, vista panorámica de Alicante con su plaza de toros al fondo.