Desde todos los estamentos del mundo de los toros nos quejamos del trato vejatorio que tienen nuestros políticos para acabar con la fiesta taurina, algo que lograrán y no tardarán mucho tiempo. Son miles de lamentos los que podemos ver por cualquier esquina al respecto de la injuria con la que somos tratados pero, nadie repara en el quid de la cuestión. Veamos. Queríamos una democracia y como sabemos, ésta se sustenta con los votos de los ciudadanos que, dentro de todos los males, el voto por sufragio universal suele ser la menor de las dolencias. No somos conscientes de todo el daño que podemos hacer cuando introducimos el voto en la urna y, de aquellos barros estos lodos.

No hace falta ser muy listo para adivinar que las fuerzas de izquierda y no digamos los de la izquierda más radical, comunistas y demás destructores de todo lo que huela a progreso, esas gentuzas lo tienen todo en sus agendas y, la fiesta de los toros no podía escapar de dicho maleficio por parte de muchos de los que rigen el país que, entre unos y otros acabarán con los toros y, lo que es peor, con la vida de millones de personas que, por esa mala praxis del gobierno, cientos de miles de seres humanos morirán de hambre y desdicha.

O sea que, dicho lo cual, lamentarnos de nuestro error es una falacia sin sentido. Todos los que tenemos derecho al voto, TODOS, sin distinción, sabíamos lo que votamos al tiempo que éramos conscientes de todo el daño que la izquierda podía hacerle al mundo de los toros, algo que ya pudimos comprobar en la época de ese indeseable, apestoso y ruin llamado Zapatero que, no contento con destruir a España con su mandato, el muy cobarde sigue viajando a Venezuela para defender al dictador Nicolás Maduro y, lo que es más grave, desde nuestro gobierno sigue teniendo todas las bendiciones para que lo haga porque según nuestros dictadorcillos, Venezuela es el paraíso terrenal, vamos, lo que se dice una auténtica democracia que, posiblemente los venezolanos no se han dado cuenta de la grandeza que anida en su país, por eso se marcharon siete millones de personas en los últimos diez años. Es decir, según Zapatero, los venezolanos que huyeron en una diáspora sin precedentes son una pandilla de ignorantes.

Por favor, no nos quejemos de nada. Y lo digo convencido. Somos nosotros los culpables de todo lo que nos pasa porque, como se ha demostrado, ni siquiera la tremenda lección de destrucción, miseria, hambre, desolación, quiebra de empresas y mil factores negativos más que nos legó el innombrable Zapatero, todo ello nunca hizo mella en el ciudadano español que, una vez más se ha puesto en manos de la horrible izquierda para que, con su mandado lo destruyan todo.

Es cierto que, tenemos un gobierno dictador, las pruebas son elocuentes; en España se hace lo que ellos digan y el que opine lo contrario que no le pase nada; vamos que, ni la oposición tiene fuerza alguna para contener ese odio furibundo que nos meten en el cuerpo a base de puñaladas traperas que, con las pocas fuerzas que nos quedan no tenemos opciones para nada y, encima nos quejamos. Es verdad que Pedro Sánchez es un mentiroso, un dictador, un cobarde, un ser maligno que está haciendo más daño del que hizo su predecesor, el de los “zapatos”. Pero amigo, está ahí por los votos que tiene. Sí, sí, diría el otro, pero ha pactado con los peores partidos de España, lo que siempre dijo que no haría pero, a estas alturas de nuestra vida, ¿todavía no somos capaces de discernir cuando un político miente más que habla? Pues no. Y lo digo con todo el dolor de mi corazón porque si mañana hubiera elecciones Pedro Sánchez ganaría por “goleada”.

Todos sabemos que, su “sanchidad” y demás huestes que le secundan, en otro mandato que tengan –que lo tendrán- clausurarán para siempre la fiesta de los toros, la que morirá de forma irreversible como ha muerto el hotel Cervantes de Linares. Queda claro que, la broma de mal gusto que nos dimos votando a estos desaprensivos nos costará carísima. Es cierto que, muchos votantes de izquierdas son partidarios de  los toros pero, nos ha bastado con ello porque a la hora de la verdad hemos demostrado ser unos auténticos estúpidos.

La suma de los votantes de izquierda, por radicales y criminales que nos parezcan, han sumado mucho más de los de la derecha que, en principio, jamás cuestionaron la fiesta de los toros, incluso el propio Felipe González, en sus mandatos, nunca se pronunció en contra de nuestra fiesta de la que, tampoco hace falta ser muy listo para saber que, al margen del manantial de cultura que defendemos, el que anida dentro de la misma fiesta, miles de personas viven de la misma.

Pero, ¿cree alguien que a un gobierno social comunista le importa el ser humano como tal? ¡Para nada! Y, cuidado, las gentes que viven del mundo de los toros son seres humanos, como los mismos políticos que nos rigen, pero mientras la clase política solo tiene una ambición, la destrucción de todo aquello que a ellos no les gusta y, por encima de todo, vivir como reyes a cosa de los ignorantes que les votaron que, como dije, son la inmensa mayoría, a los demás que les parta un rayo, por indoctos. Esa es la consigna que se sigue desde las más altas esferas del poder y ahí están las pruebas que lo certifican todo. Seguid votándoles españolitos amigos, que tenemos un futuro espléndido con estas gentuzas.

Votar, lo que vemos en la imagen y nos parce lo más sencillo del mundo, como se ha demsotrado en España, se ha convertido en una barbarie que nos ha llevado hasta el precipicio. Y luego nos seguimos quejando. Somos estúpidos, no se nos puede calificar de otro modo.