La localidad alicantina de Tibi ha sido un víctima más de la cruel pandemia que nos ha destrozado por completo y, dicha villa no podía ser una excepción. Las capeas de Tibi son, sin duda alguna, las más antiguas de la Comunidad Valenciana, lo que viene a demostrar el gran arraigo popular que los toros en sus distintas modalidades tienen con el pueblo español. Hoy, 23 de julio debería de haber sido la primera capea, así hasta el 25 de julio pero, todo se nos ha desmoronado por completo y, en Tibi, como en cualquier lugar de España, al respecto de sus fiestas patronales teniendo, como eje central, las capeas, todo ha quedado en un sueño.

En estos días, la tristeza ha sido la tónica dominante de este singular pueblo que, con poco más de mil doscientos habitantes, en sus capeas lograba convocar, en muchas de las sesiones taurinas, a más de diez mil personas, todo un logro, un hito histórico que dudo que tenga lugar en otro pueblo de idéntica similitud, sencillamente porque, como el mundo sabe, el toro, en la calle o en la plaza sigue siendo el rey.

La desolación ha llegado a todos los lugares de España y, lógicamente, Tibi no podía escapar de dicho maleficio. Es cierto que, las capeas actuales nada tienen que ver con las de antaño pero, repito, el nivel masivo de asistencia a las mismas en mucho mayor cada año que discurre. Algo tendrá el agua cuando la bendicen, ¿verdad?

Los que conocemos las capeas de Tibi desde hace tantísimos años, todavía nos estremecemos con aquellos maletillas de entonces que, ilusionados por ser toreros, acudían a dicha villa con el ansia de jugarse la vida, como fuere, al precio que se les pusiera pero, ante todo, demostrando a todo el mundo que querían ser toreros. Allí estuvo, en los años sesenta, Manuel Benítez El Cordobés cuando le dijo a Tibi “yo seré una gran figura del toreo” y acertó por completo. Años más tarde, entre otros, recuerdo que Emilio García El Lince, el diestro de Daimiel que se crió en Alicante, recibió su bautismo de sangre ante una vaca en Tibi.

Y, lo que se dice visitantes taurinos, los hemos tenido por montones puesto que, no sé las razones, pero todos los toreros de Alicante, llegadas estas fechas acudían al pueblo de la montaña porque se “lidiaban” vacas por las calles. En muchas ocasiones, como hiciera el pasado año, era habitual poder abrazar al maestro Luís Francisco Esplá que, invitado por algunas “peñas” de la localidad, no dudaba en atendernos, visitarnos y abrazarnos. Francisco Antón Pacorro le regaló un capote de paseo a santa María Magdalena, la patrona de Tibi; José María Manzanares padre nos concedió el honor de ser el pregonero de las fiestas; El Inclusero se recluía en Tibi cada vez que sus compromisos se lo permitían y, de tal modo, una larga lista de hombre vinculados a la fiesta que, para ellos, Tibi era todo un estigma al respecto.

Tibi añora sus fiestas y, lo que es más importante, aquellos años repletos de ilusiones en los que, como decía, acudían a la villa decenas de chavales que querían ser toreros, se jugaban la vida como tantas veces pudimos palpar y, tras la faena, era conmovedor ver como aquellos chavales pasaban el guante –el capote- para recoger las monedas o billetes que siempre les entregaban, lo que venía a demostrar la dádiva generosa de Tibi al respecto porque, conmovidos como estaban ante la labor de los maletillas, no dudaban un solo instante en colaborar con aquellos chavales que, llenos de ilusiones, llegaban al pueblo con una mano delante y otra detrás, razón por la que en Tibi se sentían protegidos al saber que, con cuatro pases a una vaca o toro, dependía del día, ya tenían el sustento diario ganado.

Una pena que las capeas hayan degenerado en lo que eran sus ancestros ya que, en la actualidad, la figura del maletilla ha desparecido por completo, que se lo digan al maletilla más famoso del mundo, Conrado, que tantas veces nos visitó por el mes de julio. Y, como decía, este año, para que la desdicha fuera completa, ni capeas, ni fiestas, ni nada. Recemos para que año venidero, una vez más, volvamos a la normalidad y Tibi, como todos los pueblos de España, pueda recuperar su identidad