Días pasados saltaron a la palestra Anabel Alonso y Joaquín Kremel declarándose antitaurinos, cosa que se podría entender porque nadie está obligado a que le gusten los toros como espectáculo, es más, en la variedad está el gusto como ocurrió desde siempre.

Los personajes citados, además de miserables, son incultos, ignorantes, estúpidos al más alto nivel porque se atreven a pronunciarse contra un espectáculo que ni conocen ni saben; todo pura ignorancia y, como siempre se ha dicho, el ignorante es el ser más atrevido del mundo. Los titiriteros, como sabemos, son muy atrevidos que, hasta dan lástima. Los actores citados son el colmo de la pandemia cultural, sencillamente porque dichos personajes son un peligro público allí por donde caminen.

Gentuza como la citada producen risa porque, lo que se dice ira, ni para eso sirven; la risa ante su más supina ignorancia es la que nos provocan con sus declaraciones hasta el punto de, como decía, que les tengamos lástima por muchas cosas, a la una por tortillera –es decir, se dice tortilleras a las que hacen buenas tortillas- y al otro por nefasto y catalán.

O sea que, se alegran del daño que los demás sufren, en este caso de que los profesionales del toreo no se les hayan reconocido derecho alguno por parte de la administración y, repito, estos cafres se alegran del mal de los demás. ¿Se puede ser peor persona? Bueno, dentro de gremio de los “artistas” nos podemos encontrar de todo y, si nos circunscribimos a los titiriteros, ahí ya encontramos el colmo de la basura más zafia y repugnante.

Estas gentuzas, auspiciadas por la maldita izquierda que todo lo destruye, menos el cine, son aleccionados por Pedro Sánchez, el coleta y gentecillas de este nivel que, como se comprenderá es cero al cociente. Desde luego, si yo perteneciera al gremio de los titiriteros, me daría con un canto en los dientes puesto que, el maldito gobierno que tenemos, para el cine, cada año, entrega decenas de millones para subvencionar bodrios asquerosos mientras que, para la tauromaquia no se les entrega ni un puto euro. Siendo así, en un ejercicio de irresponsabilidad al más alto nivel, para colmo, critican al mundo de los toros pidiendo que no se les de subvención alguna. ¿De qué habláis, estúpidos?

Estas gentes malvadas, con el gobierno actual, se mueven como pez en el agua; es decir, viven como reyes sin mayor reparo y, para colmo, critican a los demás, en este caso al mundo de los toros que ni saben ni conocen pero, lo más grave de todo es que se opongan, con su puta palabra, es cierto, para que los profesionales de los toros, por culpa de la pandemia, para ellos no existe ni el más mínimo resquicio de justicia y, como sabemos, son seres de carne y hueso que llevan toda la vida pagando sus impuestos pero, como son taurinos, que les parta un rayo o, si lo prefieren, pueden echarse a la vía del tren y así solucionan todos sus problemas para siempre.

En honor a la verdad, ser de izquierdas y maricón o lesbiana en estos momentos es un chollo que no tiene nombre; vamos que, con dichos argumentos te hacen un monumento y, si para colmo, atacas al mundo de los toros, las subvenciones que reciben se multiplicarán por decenas. Pobres de nosotros, los que nos creemos normales, que somos de derechas, que amamos la fiesta de los toros, que pedimos justicia para esos profesionales que no tienen pan; pues por todo eso, somos unos apestados frente al gobierno de España que, como sabemos, solo es válido y ejercen para las gentuzas que les aplauden.