En España es el único país del mundo donde ocurren cosas tan surrealistas que, parecen de ciencia ficción y, para nuestra desdicha, están basadas en la más cruda realidad. España, para que nuestra amargura sea una constante y nos sepa a la más cruel purga, es el único lugar del mundo donde su gobierno lo hace para unos cuantos, la prueba es que estos mentecatos que algunos imbéciles han votado, como se demuestra, gobiernan para ellos, sus acólitos, sus mamones, sus gandules protegidos, sus desviados en todos los órdenes, sus golpistas preferidos, sus admirados separatistas, su chusma en general en la que todos son protegidos por el amo de la cara de cartón y el bolivariano que le secunda.

Como dije millones de veces, la izquierda no es otra cosa que el lobo disfrazado de cordero porque, a poco que nadie se percata, ya te han hincado el diente en todos los órdenes. Izquierda y destrucción es todo lo mismo, sinónimos de maldad que viven permanentemente juntos para que, en nuestro caso, si queda algún español ilusionado, que se desanime pronto, que se ponga el carnet apestoso de Podemos en la boca y, a partir de ahí todo lo demás. PSOE o Podemos que, en definitiva es lo mismo. ¿O acaso alguien lo duda?

Pongamos ejemplos. A la izquierda el ser humano como tal le ha importado siempre una mierda y, mucho más desde que mandara en España un reptil como Zapatero que infundió odio para dar y tomar, desde aquel momento empezó todo a descarrilar como si de un tren de mercancías incendiado se tratare. Siendo así, había que empezar a destruir y, ¿Cuál fue la primera genialidad de aquel estúpido, Dios lo tenga en su casa y que no pueda salir nunca más, cargarse el honrado mundo del circo? Si, amigos, el circo, un espectáculo genial que ha existido desde siempre al que le prohibieron la exhibición de animales porque, según estos mal nacidos, los animales se estresan. Claro, un circo sin animales apenas es nada, razón por la que se lo cargaron por completo para que, ese enorme colectivo de artistas ambulantes se muriera de hambre, cosa que ya han conseguido.

Ese mismo repugnante Zapatero es el que alentó a los catalanes para que cerraran para siempre las plazas de toros de Cataluña; en el que empezó a fomentar el odio en todos los órdenes, de forma muy concreta contra todo aquello que había logrado Franco, creando, a su vez, un odio permanente hacia un hombre que, los que le odian ni le conocieron ni tienen la más repajolera idea de cuánto hizo aquel hombre. Digamos que, la guerra contra los toros la empezó aquel imbécil, amparándose, claro que sí, en aquellos animalistas, PACMA, una maldita asociación que él mismo había creado. Había que terminar con los toros al precio que fuere y, en estos instantes, los herederos directos de aquel macabro personaje, tan barriobajeros como él, lo están consiguiendo por completo.

La pandemia les ha venido como anillo al dedo; solo les falta quemar iglesias que, a poco que nos demos cuenta, lo harán, que nadie lo dude, lo triste será si nos pilla dentro a los feligreses que seguimos orando porque cambie la actitud de tantos desaprensivos y que se conviertan en personas de orden. Como decía, tanto PACMA como los mandatarios que dirigen el país para aquellos que les votaron, se frotan las manos al pensar que, dada la cruel realidad que nos azota y las leyes criminales que se han dictado al respecto, nos quedaremos sin toros.

Tras lo dicho, ¿cuántos millones de personas tenemos derecho a decir que no tenemos gobierno? Algunos millones ¿verdad? Y nos asiste toda la razón porque jamás será un gobierno legal aquel que aplasta las ilusiones de la gente, siempre y cuando no seas de izquierdas y hagas lo que ellos digan; es decir, aplaudirles en su sectarismo y ensalzar la dictadura disfrazada en la que vivimos.