A golpe de primera vista, en Valdemorillo, el que no acuda a los toros es porque no es aficionado porque, los precios que se han estipulado son de auténtica risa, digamos que, una entrada para ver una corrida de toros es más barata que tomarte un café en La Gran Vía de Madrid. Entiendo que, por lógica, las cosas tienen su valor y, el precio estipulado para dicha plaza por ver un festejo mayor asciende a la cantidad de quince euros y diez en la novillada que, si hablásemos de la monumental de Madrid, hasta se podría entender por aquello del aforo de dicho coliseo pero, Valdemorillo, con poco más de cuatro mil personas de aforo, todo ello suena a cuento de hadas. Cierto es que, ni en Madrid ni en ninguna parte porque hay que pagar arriendos de los cosos y no están los tiempos para dispendios absurdos.

Vistos los precios de los boletos en Valdemorillo, cualquiera tiene derecho a pensar que, en cualquier plaza de provincias nos están robando la cartera porque, por ejemplo, he de confesar que yo he pagado cincuenta euros por ver a Juan Ortega en Alicante en la fila veinte, es decir, la última de dichos tendidos. Y al pagar dicha cantidad entendía que era la lógica puesto que, de esa cuantía hay que pagar los toros, los toreros, impuestos, gastos de toda índole y arriendo del coso.

Cierto y verdad que en Valdemorillo nada se ajusta a la lógica porque la dádiva generosa del ayuntamiento para con la empresa –ellos sabrán sus motivos- al subvencionar con casi quinientos mil euros dicha feria, esa cuantía da para todo, hasta para regalar las entradas si ello hiciera falta. Vamos que, como expliqué, con dicha subvención se monta la feria de Castellón y sobraría mucho dinero. ¿Qué pretenden con esa actitud promocionar la fiesta de los toros? Pues han conseguido lo contrario porque, insisto, cualquiera tiene derecho a sentirse estafado en cualquier palenque que uno acuda a los toros. Y, ¿saben ustedes lo peor de la cuestión? Que dicha plaza no se llenará en ninguna de las tres tardes lo que supondrá un fracaso con estrépito. Cierto es que, si la cosa se pone fea, abrirán las puertas de par en par para que entre todo dios y, de tal modo, disimular el fracaso.

Los toreros actuantes, desconozco cómo y cuál será su caché pero, siendo así, sabedores de que la subvención que recibe la empresa es la más grande del mundo, habrían de exigirle a la organizadora unos sueldos dignos, acordes con la bestial cantidad que recibe la sociedad gestora del coso como subvención. Al final, ya lo publicaremos, les darán catorce mil euros –siendo generosos- a cada torero, matadores de toros me refiero y, todos contentos. O sea que, en vez de toreros habrán contratado a varios “primos” que, sin pretenderlo han entrado al “trapo” para que les hagan una faena de aliño.