Desde hace más de veinte años que Villaseca de la Sagra nos sigue sorprendiendo cada año con su organización novilleril, la que denominan como Alfarero de Oro, una serie de novilladas en las que han resplandecido muchos de los matadores que ahora admiramos a diario y, por si faltaba algo, desde hace más o menos un lustro, el autor de gran milagro que aludimos, Jesús Hijosa Lucas, como alcalde de la localidad se le ocurrió montar lo del Alfarero de Plata con la finalidad de dar voz a los novilleros sin caballos, otro éxito donde los hubiere.

Sinceramente, ver este espectáculo en dicho pueblo me emociona pero, imagino que a todo buen aficionado se sucederá lo mismo, lo digo porque, novilladas, certámenes de este tipo se montan muchos –A Dios gracias para los novilleros- en distintas partes de España pero, que tengan el contexto de Villaseca de la Sagra, honradamente, no existe otro igual en toda nuestra piel de toro. Recordemos que, Villaseca de la Sagra es un pueblo toledano con menos de dos mil habitantes, y con una plaza con más aforo que gente hay empadronada en la localidad.

Para que el milagro sea todavía más grande, allí cobra todo el mundo el sueldo establecido y, para colmo, al ayuntamiento apenas le cuesta un céntimo toda la organización. Me temo que, el taurinismo con toda su mercadotecnia, deberían de tomar nota de este ejemplo tan singular como maravilloso. ¿Habrá gato encerrado detrás de todo este montaje? ¡En absoluto! Y lo dijo don Jesús Hijosa puesto que, mientras se llena la plaza el éxito está asegurado y, para tal fin –el económico- para ello cuentan además de los aficionados, con las cámaras de CMM que sufragan el posible déficit que pueda existir.

En Villaseca de la Sagra todo son milagros, como en Valdemorillo, pero al revés. Y ambos pueblos están regidos por el PP. Mientras en el pueblo serrano madrileño hacen un pliego de condiciones como si fuera un traje a medida para la empresa y ponen más de quinientos mil euros para montar la feria, en Villaseca, un hombre honrado se estruja la cabeza para darle sentido a las novilladas y como dato relevante, que el ayuntamiento quede exonerado de todo gasto. Sinceramente, cuando uno comprueba que en el mundo siguen quedando personas honradas y decentes, creemos que merece la pena vivir –como diría Gabo- para contarlo.

Y, cuidado, al respecto de Jesús Hijosa, hay datos reveladores pero, el de más relumbrón no es otro que el señor Hijosa es alcalde por aquello del “gratis et amore”. Dicho en cristiano, hace su trabajo por amor. Estoy seguro que, entre tantos cientos de miles de políticos –gandules casi todos- que chupan del bote, es decir, del presupuesto de todos los españoles, todos esos, si saben de la dádiva generosa de citado alcalde, lo que no entiendo es como no le han defenestrado ya del mundo corrupto de la política y demás secuaces puesto que con su actitud y acciones está desenmascarando al mundo de la política y, a su vez, hace lo mismo con el mundo del toro. La verdad –su verdad- tiene mucha más fuerza que todo movimiento político por grande que sea.

Para rematar esta bendita loa de alabanza hacia un hombre honrado –ojalá cada cinco minutos me encontrara con un ser de este calibre para aplaudirle sin cesar- destaquemos la corrida benéfica que organizó el ayuntamiento de Villaseca en la que se puso el no hay billetes, al tiempo que, antes de empezar el festejo, Jesús Hijosa entregó a doctor Luis Madero el cheque de cuarenta mil quinientos euros para paliar, en la medida de lo posible, la investigación al respecto del cáncer infantil. Insisto, le ruego al señor alcalde que me deje romperme las manos aplaudiéndole porque tras esta larga vida que ostento jamás había conocido un personaje igual; pero no es de ahora puesto que lo de Villaseca de la Sagra siempre me estremeció y así lo conté pero, ahora, conmemorar el décimo aniversario de la construcción del coso con una auténtica corrida de toros con tres chavales ilusionados, Álvaro Lorenzo, Ángel Téllez e Isaac Fonseca, todos ellos, junto a Rafael Finat –ganadero del Conde de Mayalde- merecen el más grande de los aplausos. Larga vida para Jesús Hijosa que, de momento ya lleva cinco lustros como alcalde de la localidad y, si Dios le da salud, lo seguirá siendo hasta el día de su muerte.