La noticia, como tal, en el peor de los casos resulta alentadora, caso de que nuestro monarca el Rey Felipe VI se haya interesado por el mundo de los toros llamando al presidente de la unión de criadores de toros de lidia, don Antonio Bañuelos. Se trata de todo un gesto de buena voluntad por parte del Jefe del Estado, nada que ver con el absurdo jefe del gobierno.

La pena, y lo digo con todo el dolor del mundo es que Felipe VI no deja de ser una figura “decorativa” para nuestra democracia parlamentaria puesto que, se trata de un hombre que asume la Jefatura del Estado sin competencia alguna que, de tenerla, Pablo Iglesias ya se la hubiera quitado.

Ciertamente, dentro de esa maldita locura que supone ese gobierno que nos ha caído encima, que nuestro Monarca sea un hombre decente, leal, competente, culto, y amante de todo aquello que tenga que ver con España, en honor a la verdad nos llena de orgullo a los españoles que somos capaces de entender que, gracias a la Corona, nuestra democracia sigue viva porque, como sabemos, de no haber actuado el Rey Emérito en su momento, posiblemente, la gran mayoría de esos graciosos que ahora anidan en política estarían todos a la sombra.

Si aplicamos la lógica, al Rey de España debemos de agradecerle muchas cosas, entre ellas que sea capaz de entender nuestra fiesta de los toros hasta el punto, como ha demostrado, de interesarse por nuestra problemática que no es poca cosa. Felipe VI no arreglará nuestros problemas pero, al igual que hace un sacerdote con un moribundo, está a su lado para que su tránsito hacia un mundo mejor esté revestido de paz.

Eso quisiera su Majestad, tener poder de decisión al respecto de los toros y, sin duda, de miles de cuestiones más que, en sus manos se resolverían de  la noche a la mañana. Y lo haría porque se trata de un hombre de Estado, nunca de un idiota que ha llegado a su estrado como hacen los políticos, a base de gritos y de engañar a los imbéciles que les han votado.

El Rey no necesita de votos porque está amparado por la llamado Monarquía Parlamentaria, una democracia como otra cualquiera en la que, Felipe VI, en su bondad, es capaz de aliviar a los más necesitados, en el peor de los casos, con su palabra, con sus gestos, con sus encuentros con distintas personas de nuestra sociedad y, como ha ocurrido en tantísimas ocasiones, visitando cientos de lugares de nuestro suelo patrio; digamos que, con este hombre tenemos un salva conducto para que todos sintamos paz y cariño; es su misión, la que deberían de hacer algunos políticos mal nacidos que, en vez de darnos paz nos matan a disgustos con sus mentiras y patrañas.

Felipe VI, como quiera que es el Rey de todos los españoles, hasta ha tenido la decencia de reunirse con aquellos que son sus enemigos, dígase de todos aquellos que odian a la Corona, que quieren acabar con el bienestar de España, pero que cobran de esa España a la que quieren destruir, es el caso de Pablo Iglesias al que El Rey, sabedor del odio que le tiene a su persona, repito, ha tenido la gallardía de recibirle en varias ocasiones por aquello de respetar la democracia.

Es hermoso ver al Rey de España en muchas corridas de toros, especialmente en Madrid y, como se dijo en su día, saberle seguidor de José Tomás, como podía serlo de Morante o de Enrique Ponce. Es más, como quiera que su sentido de Estado es tan grande como su lealtad hacia los suyos, posiblemente, en su fuero interno sienta pasión por José Tomás como antes dije, pero su respeto hacia la torería en su totalidad es un hecho consumado, lo dicen sus apariciones en Madrid en cualquiera de los festejos que allí se celebran.

Siento asco hacia todos los que repudian a Felipe VI por aquello del “enorme gasto” que supone mantener nuestra casa Real que, comparado con miles de gastos, apenas es pura calderilla, sencillamente porque mantenemos una institución que nos representa a todos los españoles, la que engrandece a España en todos los foros donde su Majestad se presenta en cualquier parte del mundo porque, queramos o todo lo contrario, nuestro primer español ejerce como tal, con orgullo, pasión, dignidad, saber, altura de miras y tantísimos valores más que, en cualquier parte del mundo es amado y respetado.

Lo que resulta dantesco para España es que tengamos que pagas sueldos astronómicos a reptiles, separatistas, pro-criminales,  políticos burros y analfabetos y gentuzas de semejante condición, eso sí es un lastre para España porque, a tenor de los resultados ya podemos juzgar. Políticos con ideas macabras, incultos, indecentes, mentirosos, trúhanes que, amparados por la democracia viven todos a cosa de España, la que solo recibe odio y maldad de tanta gente absurda y deshonesta. No hace falta más que mirarles la cara, caso de Rufián, Echenique, Iglesias, Ábalos, Torra, Ada Colau; con semejantes caretos no hace falta ni preguntarles a qué se dedican y, todos, sin distinción quieren acabar con la figura de su majestad El Rey que, de coger todo el mando –más del que ya tiene- el tipo Iglesias, al Rey de España le quedaban cinco minutos en nuestro país; ese Pablo Iglesias que sostiene que Santiago Abascal quiere promover un golpe de estado, algo que le duele mucho al coletudo porque sabe que, si eso fuera posible, muy pronto cambiaria de domicilio y, en vez de vivir opíparamente en Galapagar, tendría que compartir una casa grande en Soto del Real.