Yo votaré al PSOE. Así se pronunciaba el diestro Francisco Rivera Paquirri en la finca de Fermín Bohórquez, justamente unos meses antes de que Felipe González llegara al palacio de la Moncloa en el año 1982, un dato que me ha proporcionado otro diestro que fue testigo de aquella conversación. Claro que, la historia no es nueva porque el político andaluz nos cautivó a todos y, este que narra de igual modo votó a González con el ánimo de la renovación en todos los órdenes y, ciertamente, acertamos todos los que le votamos porque, durante más de tres lustros, España gozó de un maravilloso esplendor con aquel estadista al mando del timón de la política Española. Sin duda alguna, fuimos muchos millones los que le dimos nuestro voto que, en honor a la verdad, no nos defraudó hasta que, como suele ocurrir, aparecen los casos de corrupción que empañan al líder para que éste pierda toda su credibilidad y, como ocurriera, hasta las elecciones tras más de tres lustros en el poder.

Claro que, el hecho de que un torero famoso se decantara por el líder andaluz para votarle, la cosa tiene bemoles porque, salvo raras excepciones, votar al socialismo, desde siempre, ha sido abocarnos al abismo. Reitero que, no fue Paquirri el único “culpable” del triunfo apoteósico de Felipe González, un éxito al que contribuimos millones de españoles que añorábamos aquello del cambio. Cien años de honradez, rezaba el eslogan del político andaluz. Claro que, lo que él no sospechaba es que ese título perdería toda su vigencia una vez que llegara Zapatero al poder y, no te cuento con las gentuzas que ahora tenemos en el gobierno. Vamos que, mentar ahora mismo la honradez en semejante partido es cosa de locos. Seguro estoy que, si volviera a la tierra Ramón Rubial mandaba fusilarlos a todos, incluidos a los comunistas que se aliaron con lo que queda de aquel PSOE que tanto nos ilusionó a los chavales de la época.

Hay que ver cómo ha cambiado el mundo de la política. La prueba es que no queda nada de aquel partido que, insisto, orgullosamente votamos millones de españoles que, en honor a la verdad nos vino muy bien porque, con Felipe González nadie nos prohibió nada, nunca se habló de las dos Españas que estos cafres han resucitado, nadie se percató de sacar a Franco del Valle de los Caídos, nadie sembraba el pánico ni hablaban de la puta memoria histórica de la que ellos hablan ahora; la que les conviene, claro. Mientras que Felipe González quería una España en paz, trabajadora y repleta de ilusiones, ese mismo hombre que gobernó con inusitado acierto nuestro país, es ahora testigo de las guarradas que a diario cometen los que dicen ser del partido socialista; mentira, son del partido socialisto.

Pensar que Felipe González unió a España con un criterio admirable porque, como no era tonto, sabía muy bien la política que tenía que administrar y, si en aquellos años, González hubiese empleado los métodos de ahora mismo, la guerra civil hubiera vuelto en el acto, como volverá en estos momentos y, sin duda, no tardará mucho. Que González fue un estadista de altísimo nivel es un hecho constatado; y que ese mismo hombre, tantos años después, se rasgue las vestiduras al ver lo que hacen estos personajes de ahora mismo que, para mayor inri, dicen ser del partido socialista, hasta el mismo Felipe González se ha declarado en contra de la política barriobajera que estos nefastos personajes nos administran.

Digámosle a la juventud actual que el PSOE de la actualidad es la negación al completo de aquel partido que nos gobernó durante tantísimos años y del que todos nos sentíamos orgullosos, hasta que le salieron algunas “ranas” a González que, de forma inevitable le hicieron perder las elecciones. Pero nadie desdeñará su magna labor al frente del Estado que, amén de muchos valores, siempre respetó la figura de su majestad El Rey, entabló relaciones con los mejores mandatarios mundiales y, como se demostró, puso a España en un lugar de privilegio ante el mundo.

Nosotros, los taurinos, con González jamás nos sentimos cuestionados porque aquel líder sabía de respeto; era consciente de que gobernaba para todo el pueblo español y no podía hacer discriminaciones que, ciertamente, nunca la hubo. En aquellos años dorados éramos libres como el viento porque así debe ser la política, un ejercicio de libertad al más alto nivel; con sus obligaciones y retribuciones, pero siempre desde la libertad. Jamás nadie cuestionó los toros en su mandato, no como ahora que estas gentuzas mueven hilos para que desaparezca dicha fiesta y, desde el otro extremo, le dan más valor a un perro que a un ser humano, asuntos que en la época de Felipe González nadie cuestionó.

Resulta muy triste para todas las personas que vivimos aquella época esplendorosa puesto que, la comparamos con lo que ahora vivimos y nos mata la desolación. Estos sociatas apestosos se han cargado las nobles siglas del PSOE, han dividido por completo al pueblo español, inundan el país con su odio exacerbado hacia todo lo que huela a España, hacen leyes para proteger a los delincuentes, anulan el castellano como lengua de España, pactan con terroristas, separatistas; gentuzas de un nivel asqueroso y, para colmo, dicen pertenecer al glorioso partido que creara Pablo Iglesias, que nada tiene que ver con el descerebrado que ha pactado con el traidor de Sánchez para seguir hundiendo a España. Paco Vázquez, de la vieja gloria del PSOE se rasga las vestiduras al comprobar las acciones criminales de estos tipos; Vázquez y muchos dirigentes de la época de González que, ni por asomo llegaron a pensar todo lo que estamos viviendo.

Y, ¿saben una cosa? Esto no tiene arreglo. Pero no lo tiene porque millones de españoles, adoctrinados para el odio, hasta prefieren vivir en la miseria porque estos tipos les han dicho que ese es el camino para la libertad. Desgraciadamente, cuando un pueblo quiere comer mierda hay que dejarlo y, la prueba de lo que digo son la suma de todos los votos malditos que nos han llevado ahora a esta situación irreversible en todos los órdenes.