El destino ha querido que sea Esquivias quien haya dado el pistoletazo de salida a la temporada de rejones en el año del covid. Tres jóvenes rejoneadores se han calzado sus vestidos para dejarnos un sabor agridulce, pero de esperanza en el futuro. Un encierro de Prieto de la Cal, impecables de lámina, de mucho trapío y variedad en el juego, pero todos han tenido oportunidades.

Rocío Arrogante se ha llevado un susto de salida que casi le cuesta caro. Eso ha hecho que sacara el pundonor y coraje, para ir poco a poco metiendo el toro en el canasto. Una tarea que ha ido dominando con ritmo y alegría. Lo más destacado ha sido cuando se ha puesto a torear al pitón contrario. Desafortunadamente la espada ha sido un lastre. Una oreja.

José María Martín ha estado cumbre en su segundo, un toro que no fue fácil, pero al que supo coger el aire de primeras.  Es un joven rejoneador que tiene mucha proyección  y ha dejado un buen sabor de boca, poniendo toda su torería y doma en cada detalle de la lidia. Siempre muy atento a los terrenos del toro. La suerte suprema le ha jugado una mala pasada, sino estaríamos hablando de un triunfo grande. Una oreja.

Sergio Pérez ha dominado la situación y se ha mostrado muy variado con sus caballos. Intento diferentes suerte, y quiso torear de costado al hilo del estribo. Al quiebro dejó ver su madurez encima del caballo y supo dosificar el toro. Tiene ganas y actitud. Se esperan grandes cosas de cara a un futuro no muy lejano. La espada fue mal ejecutada y le privó de un triunfo mayor.