Tras conocer a ambos personajes, tanto a Curro Díaz como a Joxin Iriarte, y saber de la ruptura profesional que han tenido en estos días, uno queda un tanto desquiciado en el alma. No sé las razones ni las preguntaré, pero si debo de confesar que me ha dolido puesto que, la pareja que ambos formaron se tradujo en una concadenación de éxitos en los cuatro años que ha durado la relación profesional entre ambos.

Como dije en el titular, nada es eterno; si se rompen miles de matrimonios a diario, que se rompa una relación profesional tampoco tiene más importancia, por mucha que tenga. Me enteré de la noticia por los medios de comunicación pero, como quiera que soy capaz de entender que cada cual tendrá sus razones, en casos como el citado, el silencio de mi parte es la máxima que me pide mi corazón.

El señor Iriarte, como sabemos, artífice desde hace muchos años en la organización de la feria de Azpeitia, es un hombre respetado dentro del taurinismo, algo nada sencillo cuando como se sabe, los buitres carroñeros aparecen por todas las esquinas y, de Curro Díaz, ¿qué decir? Lo que todo el mundo sabe, que es un gran torero, un artista consumado que, como tal, ha demostrado tener más valor que todos los artistas del mundo juntos puesto que, sabedores de los toros que suele lidiar, para ello hay que tener mucho valor y, si cabe, más allá del valor, hacer el toreo, crear arte.

Repito que, nadie puede leer el alma de los demás y, cuando todos creíamos que ambos personajes tenían una relación idílica, la realidad nos ha demostrado todo lo contario, de ahí la ruptura que se ha producido. Si soy sincero, lo lamento por ambos hombres puesto que, cada uno en su lugar pienso que hicieron una labor importantísima.

¿Qué pasó? Esa es la pregunta que nos llevaremos a la tumba. ¿Falto quizás ese triunfo grande y rotundo para que el bueno de Joxin Iriarte tuviera más fuerza de cara a los empresarios? Puede que sí. ¿Acaso el arte y la torería de Curro Díaz no eran argumentos más que suficientes para que Iriarte pudiera sumar contratos sin el menor problema? Al parecer, la torería de Curro Díaz, su arte inmaculado no ha sido suficiente para que las empresas le dieran el honor que se merece.

Como fuere, démosles tiempos a dichos señores, al apoderado y al torero. Seguro que, Iriarte, seguirá organizando la feria ejemplar de Azpeitia y, por su parte, Curro Díaz, seguro que cambiará de aires y, como desde aquí le deseamos, bajo el efluvio del arte, el que siempre le ha definido ante la mayoría de sus compañeros de profesión.

Mi respeto para ambos que, juntos y por separado, tantos momentos gratos nos han dado a los aficionados a los toros. El uno como apoderado y empresario y, el otro, como torero y artista. Aunque nos duela, el mundo no se acaba por esta ruptura, pero no es menos cierto que la misma ha sido dolorosa.

Valga la fotografía del capote de paseo de Curro Díaz para ilustrar las líneas que hemos narrado.

Pla Ventura.