Se han lidiado toros de La Ventana del Puerto, El Vellosino, El Puerto y demás variantes de la casa. Toros típicos en una tarde de figuras en las que como suele suceder, el aburrimiento es la norma. Mientras ayer teníamos el corazón en un puño, hoy nuestra alma se ha serenado ante las figuras que, aunque de forma aparente tienen un toro con peligro para lidiar, ese riesgo no se palpa  nunca, de ahí el desencanto en los tendidos. Ya se sabe, corrida de expectación, corrida de decepción.

Manzanares está para irse aunque él diga lo contrario. Su primero era noble hasta decir basta, incluso con las fuerzas justas para que el de Alicante hiciera el esfuerzo que, en realidad, tampoco era tal. Pero el torero se ha pasado la faena tirando líneas, dibujando algún que otro pase estimable pero nada que calara en los tendidos. Una pena porque toro más tontorrón que el que  le tocó, dudo que salga otro en la feria. Estocada y palmitas. En su segundo se le ha parado por completo y eso es lo que él quería. Se lo ha quitado de en medio y ahí se acabó la historia.

Emilio de Justo ha tenido un primer enemigo abanto, andarín que sujetarlo costaba un mundo. No tenía malas intenciones como todos sus hermanos pero, corría más que un galgo por la plaza. De Justo lo ha intentado sujetar y, por un momento creíamos que lo había logrado pero, en cada pase salía suelto y no había manera de que se quedara quieto; mejor dicho, que se fijara en la muleta. Lo ha liquidado Emilio y nos hemos quedado con la miel en la boca. En su segundo, aunque escaso de fuerzas y de casta, ha valido mucho para la muleta. De Justo lo ha toreado a placer y ha construido una bella faena que, si no ha tenido mejor eco ha sido por el defecto apuntado del toro de que tenía poca fuerza, por tanto, poco celo aunque pasara una y otra vez por la muleta del extremeño que, insisto, ha creado un obra bella, pero sin el eco de otras ocasiones. Mejores han sido las series con la derecha pero, con la mano de verdad, la zurda, Emilio le ha endilgado pases de muy buena estética. Parecía que estábamos ante una gran faena que, comparado con lo que hemos visto, así ha sido pero, un pinchazo previo a la estocada ha dejado todo en unas palmas recogidas desde el tercio. ¿Y si la faena ha sido tan buena cómo es posible que el diestro no haya dado la vuelta al ruedo como premio? Por lo dicho, porque el toro tenía mucha bondad, pero apenas trasmisión y por bella que sea la faena, si el toro no trasmite y conecta con los tendidos ya puede estar bien el diestro. De Justo ha sido el ejemplo de lo que digo.

Seguro estoy que Roca Rey era el esperado pero, la gente se ha marchado triste porque su ídolo no ha logrado nada. En su primero que tenía bondad franciscana así como pocas fuerzas, Roca ha sacado a relucir su repertorio que, seguro estoy que gusta en todas partes pero, en Madrid, durante su faena se escuchaban palabras de repudio contra su toreo desclasado y sin alma. Lo ha reventado a mantazos por todos los lados y, cuando ha matado de pinchazo y estocada la división de opiniones se escuchaba en la plaza de Manuel Becerra. En su segundo, otro tanto de lo mismo, en esta ocasión el toro se le ha parado antes, lo ha matado de una estocada y Madrid ha dejado de sufrir ante este torero aunque, no es menos cierto que les queda otra tarde de calvario con el torero más taquillero de la actualidad; bueno, tampoco exageremos que, en esta temporada ha actuado en plazas con apenas tres cuartos de aforo. ¡Qué listo es Roberto Domínguez! Lo digo porque ha comprendido que eso del arte es un cuento chino, lo que en realidad aporta dinero es lo heterodoxo de un torero como Roca Rey que, sabedor de los toros a los que se enfrenta tiene claro que es muy difícil que un toro le coja, de ahí la exposición de su toreo. Otro gallo cantaría si se enfrentara a toros encastados, así sí que correría peligro su vida. Pero las figuras lo tienen todo atado y bien atado.

Claro, se acuerda uno del día anterior y de los toros que se lidiaron y, cuando se hace la comparación llega el desencanto. Y es que, por muchos toreros que haya en la plaza, si no aparece el toro con casta y con peligro, todo queda parodiado como ha sucedido en el día de hoy.

Fotos de Andrew Moore.