La corrida de Alcurrucén ha sido un fracaso en toda regla puesto que el denominador común ha sido la falta de fuerzas de los toros; blandos, descastados, tontorrones y todos los adjetivos que queramos añadirle, eso sí, tan del gusto de  las figuras que se han justificado sin el menor riesgo aparente, salvo Tomás Rufo que se ha dejado ir un toro de escándalo, el tercero, un bravo animal que como se decía antaño llevaba colgados en sus pitones un par de cortijos. Sin duda alguna, lo mejor de Rufo han sido los tres pares de banderillas que ha puesto Fernando Sánchez, sin duda, el triunfador de la tarde. Corrida para olvidar pero que, con toda seguridad, a Tomás Rufo le costará mucho olvidar y no precisamente por el triunfo conseguido.

Había expectación por ver a Morante pero, nuestro gozo en un pozo. Bueno, en realidad él sabía a qué tipo de toros se enfrentaba, lo cual quiere decir que no ha debido de tener mucha sorpresa con el lote que le ha tocado. Su primero se quedó muerto en la muleta y no tenía un pase; no porque tuviera peligro sino porque se quedó estático como un pilar de granito. Puñalada de Morante y a  por el segundo que, con un poquito más de brío el de la Puebla le ha sacado algún que otro muletazo aceptable pero, en su conjunto, un fiasco en toda regla. Lo ha matado como ha podido y, mañana será otro día.

El Juli ha tenido un lote calcado un toro sobre el otro. Su primero era bonancible y sin el menor atisbo de maldad, pero tenía las fuerzas muy justas. Julián ha estado tesonero pero aquello no tenía entidad alguna si de concepto respecto al arte hablamos. Silencio para el madrileño que, con cara de pocos amigos se trabajaba el papel de víctima. En su segundo otro tanto de lo mismo, Un animal bondadoso que le ha permitido darle mil pases pero sin el menor calado en el tendido. Resulta que, si el toro no emociona ni trasmite nada, por muy tesonero que esté el torero aquello no tiene calado y eso le ha ocurrido a este hombre que, lleno de voluntad ha querido justificarse. Lo ha matado a la última y, ahí acabó todo. Eso sí, los comentaristas de la «televisión» fueron tan insensatos que, hasta dijeron que, de haber acertado con la espada, El Juli hubiera cortado una oreja en cada toro. ¿Cómo se puede decir semejante baladronada? Y alguno de ellos defiende las corridas toristas de San Agustín de Guadalix. Que lea el que sepa.

Pese a que la corrida ha sido un bodrio total, el tercero de la tarde es de esos animales que salvan al ganadero y, en esta ocasión así ha sido. El toro soñado por cualquier torero pero, le ha caído en desdicha a Tomás Rufo que veía cómo discurría la faena y no había comunicación con nadie. El diestro toledano lo ha intentado de todos modos, ha estado trabajador pero vulgar por completo ante un animal que tenía solo un defecto, que era bravísimo, de esos que piden un torero delante pero que, para infelicidad del chico, no ha podido ser. Voluntad, toda; toreo, nulo. Claro que, cuando suceden estos fracasos sordos, los empresarios le pasan factura al diestro, algo así le pasó a David Mora en Las Ventas en aquel 2018 puesto que, un toro bravo le retiró. Pero no será el caso de Rufo que, con mentores más que influyentes le pasearán por todas las ferias de España y Francia como hicieron el pasado año. En su segundo enemigo, un calco del resto de la corrida, Rufo ha querido estar valentón, incluso la gente en un momento determinado le chillaba para que matara el bicorne, pero él no se daba por enterado. Faena vulgar ante un toro anodino. Claro que, el daño ya estaba hecho, ver cómo ovacionaban a su primero, el tercero de la tarde mientras los aficionados de Madrid, tan respetuosos ellos, guardaban un silencio sepulcral a Rufo.

Corrida de expectación, atraco sin parangón. Si, porque todo el mundo esperaba que la corrida ayudara pero, sospecho que más de uno no quería que los toros embistieran. De no haber salido el tercer toro aludido, todo hubiera quedado perfecto, se le echan las culpas a los toros y todos contentos. Lo peor es que ha salido un toro bravo y no sabían como esconderlo, lo digo respecto a los comentaristas porque nadie se ha atrevido a decir que Rufo ha cantado la gallina.

Las imágenes de Andrew Moore certifican el hecho de la corrida en Madrid.