1982: José Cubero «Yiyo» confirma la alternativa de manos de José María Manzanares. Emilio Muñoz hace las veces de testigo, y los toros fueron de Félix Cameno.
1986: Histórica competencia en quites entre Julio Robles y Ortega Cano. Delantales, gaoneras echando la pata adelante, verónicas, chicuelinas… Todo fue una sinfonía capotera de ensueño que la afición no ha podido olvidar. Pero no solamente la cosa quedó en el capote, también ambos toreros, quienes se midieron mano a mano por caía de José María Manzanares del cartel, dejaron para el recuerdo faenas de muleta extraordinarias. Abandonaron ambos la plaza a pie entre grandes ovaciones, no haciéndolo de otra manera por culpa de la espada, que fue lo único que les falló aquella tarde.
1992: El novillero Manolo Sánchez abre la puerta grande tras cortarle las dos orejas al 5º novillo, de la ganadería de Victoriano del Río. Luis Manuel Lozano y óscar Higares también actuaron aquella tarde.
1996: Enrique Ponce cuaja una gran faena al toro “Lironcito”, un imponente torazo de la ganadería de Valdefresno, privándose de un triunfo rotundo por fallar con la espada. Así vio Joaquín Vidal la faena de Ponce: “Se echó Ponce la muleta a la izquierda y vino el alarde de valentía para aguantar las primeras embestidas inciertas, de técnica bien aprendida para llevarla hasta donde era menester, de poderío para acabar embarcando con hondura y templanza. Una teoría de ayudados coronó aquellas tandas emocionantes y no hacía falta más: el toreo estaba hecho, el toro dominado, el público enardecido, el triunfo ganado a ley”.
1997: José Tomás firma una verdadera antología del toreo al natural ante un toro de Alcurrucén, 3º de aquella corrida, por la que le fueron concedidas dos orejas y la consiguiente salida en hombros. Fue la primera que conseguiría en Madrid.
2009: Gravísima cornada la sufrida por Israel Lancho mientras ejecutaba la suerte suprema. El toro, 6º de una mansa y encastada corrida de Palha lidiada aquella tarde, le penetró el pitón en el pecho y zarandeó al hombre cual pelele durante unos angustiosos segundos. En la enfermería, las milagrosas manos de los doctores salvaron al hombre y también al torero, que justamente un año después volvería a torear en esta misma plaza.
2012: La casta de Baltasar Ibán deleita en aquella tarde con una corrida de toros con ese sello propio de esta ganadería y que la hace tan afamada entre los aficionados. Destacaron por encima del resto los toros corridos en lugar 2º y 3º, de nombre “Pistolero” y “Camarito”, respectivamente. Los tres toreros encargados de lidiarla, véase el mexicano Fermín Espínola, Serafín Marín y Rubén Pinar, nunca se acoplaron a tan exigente corrida de toros.
Por Luis Cordón