Corridas como la celebrada esta tarde en Mont de Marsán son las que hacen afición, nada que ver con la ignominiosa parodia de las figuras en que, frente a burros inofensivos se ponen bonitos. Lo que digo es que como el día y la noche; nada que ver porque, como me ha contado un testigo presencial ayer en Jerez, Juan Pedro volvió a insultar a los aficionados con una corrida sin toros, nada nuevo para mí, en que las figuras se pusieron hermosos. Eso sí, le dieron la vuelta al ruedo a uno de los animalitos lidiados; en Jerez deben ser todos bobos. Hay que tener poca vergüenza para humillar así a los ignorantes que pagan una fortuna por ver semejante esperpento. Y luego se preguntan porque los aficionados no van a las plazas.

Hoy, don Luis Uranga ha llevado a la plaza francesa una auténtica corrida de toros para que, tres héroes nos mostraran la grandeza que puede tener este espectáculo cuando es de verdad, Corrida triunfal apoteósica si hablamos de toros que, casi todos han tomado tres varas arrancándose desde el platillo de la plaza y empujando con codicia en los montados. Un espectáculo al más alto nivel. Sonreía el señor Uranga, no podía ser de otro modo porque en su fuero interno sabe que él lidia toros de verdad y si las figuras no los quieren será porque son toreros de cartón; claro que, igual en ese arranque que le ha dado a Morante por matar toros encastados, -eso es lo que dice y nos viene amenazando a los aficionados-  quizás se los quite de las manos, Tranquilo, don Luis, que no caerá esa breva. No se puede pedir más a una corrida de toros, pero lo cierto y verdad es que si al año se lidiaran y televisaran una docena de corridas como la de hoy, el toreo se pondría de nuevo en su lugar y los artistas tendrían que jugarse la vida, cosa que no hacen porque ante toros moribundos y descastados, con oficio basta y sobra para matarlos.

Es un placer, un gusto, una delicia ver torear a López Chaves, torero cabal donde los haya al que habían arrinconado y tiene más mérito que siete figuras juntas. Reapareció hace un par de años con una Cuadri en Madrid y demostró que puede con todo y con cualquier clase de toro que tenga enfrente. En su primero, el único toro tonto de la corrida, salía abanto ya de capote y, así ha muerto, abanto y sin querer la muleta del diestro. Y lo triste de la cuestión es que tenia bondad pero, el toro no ha querido. Lo ha matado de una estocada que, como ha sucedido, es lo que le ha faltado en su segundo para cortar dos orejas con mucha fuerza. El toro era mucho más alto que él, con casta, pitones para dar y tomar; todo un tío con toda la barba. El salmantino ha estado inmenso con pasajes de su inenarrable torería, todo ello jugándose la vida en cada muletazo hasta que, en un descuido ha tenido una dramática cogida de la que ha salido ileso; Dios estaba muy cerquita, no se entiende de otro modo. Describir tanta grandeza resulta casi imposible porque, para nuestra desdicha, se acuerda uno de las parodias que nos someten a diario y, al ver tan magno espectáculo piensa uno que la tauromaquia puede seguir siendo posible gracias a estos héroes que, para colmo, como es el caso de López Chaves, sabe torear como los ángeles. La plaza, pese su fallo con el estoque se le ha entregado para aclamarle en una vuelta el ruedo memorable.

Mentar a Alberto Lamelas es hablar de un torero cabal y auténtico al que, cualquier elogio que le hagamos será ridículo dada la grandeza que atesora como torero. En sus manos han caído dos toros muy buenos a los que el diestro ha entendido a la perfección. Lo de menos -siendo importantísimo-es que se jugara la vida a portagayola en sus dos sus enemigos; lo grande de este hombre es la verdad y sinceridad con las que nos ha obsequiado toda la tarde en que, en cada secuencia de sus pases veíamos que se jugaba la vida, lo que no vemos en ningún espectáculo de las figuras. Alberto es la heroicidad embadurnada de torería. Resulta difícil discernir con qué toro ha estado mejor; me quedo con los dos porque, insisto, nos ha hecho vibrar como hacía muchísimo tiempo que no lo hacíamos. ¡Qué bella es la fiesta cuando es de verdad! Una oreja en cada toro ha puesto el colofón para el diestro que, previamente había sufrido una cogida de espanto porque, este tipo de toros cogen y hieren a los toreros, nada que ver con la burrería de Juan Pedro y sus correligionarios. Cuando vemos a toreros como López Chaves y Alberto Lamelas sin contratos es cuando adivinamos la podredumbre de la fiesta. Pese a todo, aunque se muera de hambre Alberto Lamelas, él como los aficionados, sabemos que se trata de un torero auténtico, cabal, de los pocos que le dan categoría verídica a este espectáculo lacerado y mutilado por los mandones de la fiesta.

Gómez del Pilar ha pechado con el peor lote pero, cuidado, el chico no ha dejado nada por hacer y se ha jugado la vida con una verdad inusitada. Lo ha intentado como un auténtico torero que lo es, pero no ha podido ser porque los toros no se lo han permitido. Por supuesto, nada que objetarle a un hombre como Noé que va con el corazón por de fuera vendiendo su verdad sin mácula ni trampa alguna.

Celebramos con desmedido gozo el triunfo de los toreros y, de forma muy especial, el de don Luis Uranga que, con la corrida lidiada se ha cubierto de gloria mientras que, muchos de sus compañeros, a diario se cubren de mierda.

Pla Ventura